Para un animal nocturno como quien suscribe, llegar al domingo indemne es un acto premeditado que rosa el ayuno de un devoto, quien el sábado por la noche se encierra en su casa a azotarse con un látigo mientras mira Netflix. Pero el esfuerzo bien valía la pena: al otro día tocaban Louta, HUEVO, Indios y Bandalos Chinos en el Data Festival.
En general, el público se disputaba entre la mayoría de edad, los menores confesos y los que adulteraron su DNI para ver si podían acceder al patio cervecero en busca de placer etílico – si nunca infringiste esta ley deberías volver al Ciclo Escolar Básico.
Para cuando Louta subió al escenario cubierto, el número de asistentes ya superaba ampliamente la centena, y los aplausos de bienvenida se multiplicaron con un sample de ovación con el que Louta juega a ser un referente popular. La entrada es épica como todo el show que propone, porque su impronta es la de un líder deshumanizado que se mueve de forma mecánica y cada cara y paso que ejecuta sobre el escenario está fríamente calculado.
Su performance – que está más cerca un performer de poesía que de un cantante – se enfatiza con pasos de comedia y un séquito de bailarines que lo secunda (siempre al compás). Poco importa el playblack esporádico, porque el espectáculo va más allá de un concierto y eso se entiende y se respeta. Algunos de los condimentos especiales que lo distinguen son la lluvia de papelitos del final, el paseo dentro de una bola de nieve gigante (al mejor estilo Wayne Coyne), y los cambios musicales constantes que pueden ir, sin escalas, de la cumbia al trash.
Después, en el escenario al aire libre se presentaron Indios, que centraron su repertorio en las canciones de su último disco, Asfalto, del que tocaron Lucidez, Luz Azul, el track homónimo, entre otros, además de su hits consagratorios como Jullie y Fotografía. También hubo tiempo para tocar su balada inédita en piano y guitarra “Hablarte de amor”. En el caso de Indios, la atención se centra en Joaquin Vitola, que baila como un hijo no reconocido de Jagger y se pasea lento como un seductor de telenovelas.
Luego fue el turno de HUEVO que le puso su cuota de rock al Data Festival con una marea de adolescentes que se abalanzaban contra el escenario y se inmolaban en un pogo descontrolado digno de la aplanadora del rock. Ellos también tienen nuevo disco y repartieron el repertorio entre No Todos Eren Como Ti (2017) y Las Mil Habladurías (2014). Algunos de los momentos más altos fueron clásicos como Yo Le Vi (que empezó coreado desde el público), Gladys, Pasan y Tiembla el gato. Todos temas super power, con bases heavys, ritmos entrecortados y la inconfundible voz de Julián Baglietto (que canta y arenga sin perder el tono).
Por último, el broche de la noche lo puso Bandalos Chinos, que nos sacaron a bailar a todos con sus beats ochentosos y el carisma cautivador de Goyo, que baila cómo un raver y transmite su energía como un auténtico crooner. Sabían que la vara estaba alta después de HUEVO y arremetieron a fuerza de hits con Veccar, Isla (donde todo se pone blanco, haciendo juego con el camisón de Goyo, y lo transforman en una especie de pastor-dance), la intervención de Pablo Vidal con su saxo alto que le aportó matices y solos exquisitos; y un cierre para irse tarareando hasta el hartazgo el estribillo irresistible de Nunca Estuve Acá.
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Foto de portada: Tute Delacroix