Este domingo 21 y los días previos a el, los Bándalos Chinos le dieron un giro a la manera de realizar conciertos tanto en logística como en comunicación: lo que pudo ser una fecha más, llena, en Niceto de los Chinos, se transformó en una intensa jornada musical, organizada de manera perfecta, que sirvió para exponer a las bandas que atraviesan todo el país.
Lo primero que se supo fue a través de un Instagram Live, una semana antes, que los Bándalos estarían acompañados de algunas bandas en el primer Festichino. A mitad de semana, en otro en vivo y a la medianoche, revelaron el extenso y ambicioso cartel de bandas con quienes compartirían la noche: Luca Bocci, Telescopios, Las cosas que pasan, La otra cara de la nada, Gativideo, Tito y Zanahoria. Esta lista daba espacio a bandas de todo el país para sumarse a la velada, eso sí, con un determinado tiempo cada una. Otro acierto del Festichino fue el deseo de las bandas de respetar todos los horarios, no pisarse entre sí e ir a verse tocar entre ellos, constantemente agradeciendo a los Bándalos y a su manager, Kevin (la mente detrás de todos esos Instagram Lives), por la oportunidad.
El Festichino se llevó acabo en ambos lados de Niceto, A y B, alternando cada banda con los Bándalos cerrando el lado A. Esto creaba una serie de peregrinación entre los dos escenarios, en la que lo que más se escuchaban eran halagos para quien sea que acababa de tocar, sea Luca Bocci en su set electrónico en solitario o Telescopios tocando algún tema nuevo. La noche la abrió pasadas las siete y media Zanahoria, que musicalizaba el preámbulo de una noche cargada de emociones, empaquetadas en poco tiempo y recitales casi que para llevar. Después de 30 minutos dieron paso a La otra cara de la nada, en el lado B, que tenía casi el mismo tiempo y lo aprovechó para calentar a sus fans, y conseguir algunos nuevos para el lanzamiento de su disco, Sobre Premios y Tormentas, el 8 de septiembre en La Peña Itapua. Seguido y casi que instantáneamente, del otro lado empezaba Gativideo, donde ya se veía un poco mas de gente en la sala y la energía que siempre transmiten se empezaba a contagiar y las primeras evidencias de baile eran vistas.
Desde el lado B, mientras cruzaba después de Gativideo, se escuchaban los primeros acordes de Luca Bocci y la emoción crecía. El exponente del indie mendocino acaba de presentar su disco solista con un sold out y lo que representa hoy en día empieza a tener un peso mas serio: “es el próximo flaco”, lo describía alguien en esos en vivo en Instagram de loa Bándalos Chinos. Sin su banda, que había vuelto a Mendoza, pero con su guitarra y una computadora, Luca dio un set eléctrico bailable que coloreaba con sus acordes y su voz, con el que la “fiesta” como tal daba inicio oficialmente. “Che, tenemos que ir a Louta” decía una chica atrás mío. Mientras Bocci se despedía del público, se alistaban los cordobeses Telescopios, que trajeron un set psicodélico con solos largos, teclados abrumadores que llenaron el lado A de un público que se perdía en la música que sonaba. Cada cambio de escenario era un mundo diferente, en el que lo único reprochable es que cada set no haya durado mas, pero sirvió como recordatorio de la cantidad de bandas de primer nivel que se expanden por Argentina. La autogestión y colaboración que pudieron dejar en evidencia los Chinos con su propio festival es para tomar como ejemplo sobre cómo se hace escena.
El Lado B estaba apunto de estar lo mas agitado que se lo vería en toda la noche: los mendocinos de Las cosas que pasan pisaron muy fuerte y su set generó todo el pogo posible en el reducido espacio del lado B. Las canciones que acomodaron en el corto tiempo que tuvieron fueron demasiado grandes para lo compacto de la situación y a mí personalmente me dieron ganas de un concierto en solitario del trío que después del cachetazo de música que acababa de dar, invitaba a ver a Bándalos Chinos. En el medio tuvimos una media hora, necesaria para asimilar todo lo que acabábamos de ver y recuperar todas las energías posible.
Una vez en escenario, los dueños de la noche repasaron sus hits, interpretaron un nuevo tema e invitaron a Pablo Vidal para su (ya clásica) intervención de dos nuevos temas, que como siempre cautiva a la audiencia con su manejo de los vientos. Bándalos Chinos se sintió mas fiestero que nunca, sabiendo que estaban siendo el motor detrás de un nuevo formato de presentación de la escena musical indie. El público, que en estos meses ha sido constante en las presentaciones de los Chinos, disfrutó como si fuera la primera vez que los veía y por lo que se alcanzaba a rescatar entre lo que comentaba, conocía bastante sobre la movida que viene detrás de todo, que aprecia las iniciativas como el Festichino y que por su recurrencia poco a poco a los recitales de las nuevas bandas, prueba que éstas empiezan a tener más cabida entre el público cada vez más mixto. Después del deleite de Bándalos Chinos, cerraba la noche Tito, que presentaba a los mendocinos de Las cosas que pasan rotando instrumentos y con una consola de DJ en vivo, tocando los últimos temas de la velada, mientras todos comentaban sobre lo que había sido la noche.
Poco a poco la gente terminaba de salir y si bien era temprano para un domingo pre feriado, la misión fue cumplida. Fue una ejecución perfecta de lo que espero crezca como ciclo y vitrina del indie nacional que a estas alturas, casi semanalmente se consagra en las diferentes salas de todo el país.
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Foto principal: Bándalos Chinos, por Natalia Vidal.