El viernes 14 de julio había hecho un poco menos de frío que el resto de la semana, por lo que una campera liviana era suficiente para salir cómodo y relajado. Se realizaba la tercera edición del Festival Buena Vibra, al que esta vez se sumarían: Perras On The Beach, Bándalos Chinos, Morbo y Mambo, y Las Sombras. Las cuatro grandes exponentes de su género y caras de la nueva ola del indie nacional, bandas que se han ganado indudablemente llenar las salas que empiezan, cada vez más, a llenarse de jóvenes y adultos que prefieren un recital a un boliche. El Festival Buena Vibra fue ese espacio que mezcló la gran calidad de música contemporánea y el toque de vida nocturna porteña necesario para que este evento termine de consolidarse y empiece a crear más expectativa por la cuarta edición. El Buena Vibra ya en calidad, logística y méritos tiene suficiente para ser un evento para estar esperándolo.
No es solo un concierto con un line up lleno. Separemos en dos su nombre: “festival”, aparte de la gran selección de bandas que pueden caracterizarlo por si, el Buena Vibra cuenta con exposición de fotografía y arte, y está ambientado para sentirse como una fiesta indie más, donde se puede tanto tomar cerveza como jugar ping-pong y metegol entre los shows. “Buena vibra” se siente desde que uno llega, viendo a los músicos conversar con los fans, tomarse una cerveza o llegar corriendo a saludar a sus amigos. Las personas que están acá entienden este formato de concierto como uno más casual, en el que las barreras de músico/fan están un poco abajo y todos podemos interactuar con todos. El patio de la Ciudad Cultural Konex es una mezcla de personajes, historias y gente que encuentra un gran ambiente de camaradería, sin prejuicios y con su propia esencia, un pequeño ecosistema social con sus propios códigos, costumbres y maneras de intercambiar con la gente.
Pasada la medianoche empieza a entrar la gente para recibir a Las Sombras, banda de surf-blues-rock-psicodélico, para ponerle algún nombre y que se entienda. “Rock con actitud”’ fue lo que pasaba por mi cabeza mientras los escuchaba, desde la voz atrevida que repetía “Anoche, anoche soñé contigo” sobre esos riffs hondos, con una batería marchante, que incitaba tanto al baile como a solo tenderse y caer en la atmósfera tensa que creaban los músicos de La Pampa. Las Sombras pisa bastante fuerte, se encarga de tomar todo el control del escenario y de que su talento tenga el toque de osadía y sea tan imponente como desafiante. “Vos y yo” tiene todos los elementos paraser el tema que más sirva para entender a lo que viene Las Sombras, cuál es su propuesta y adónde podrían llevar su música. En mí ganaron alguien que les va a seguir la pista después de este show, que al terminar dejaba a todos con las ganas de ver a Morbo y Mambo llegar al nivel en el que los rockeros habían puesto oficialmente la vara del Buen Vibra.
Era evidente cómo se diferencian Morbo y Mambo de Las Sombras: desde que empezaron a tocar los músicos de Mar del Plata, el ambiente cambió de rock, a fiesta. Nos sumergimos inmediatamente en la propuesta bailable-psicodélica de Morbo, que se fue poniendo cada vez más y más oscura. Primero, los vientos de la banda calientan motores y hacen entrar en onda a todos, ya casi a los 10 minutos del show estamos en el rabbit whole, completamente rendidos al inevitable movimiento consecuencia de canciones como “Nigeria“, “Cara de combi” y muchas otras que se sincronizaron perfectamente y fueron tomando un degradado cada vez más sombrío y digital, al final llegando ya al furor de cualquier fiesta electrónica o más. Morbo y Mambo es cien por ciento fiesta, baile y descontrol. Cualquier oportunidad de verlos garantiza no menos que un espectáculo que crea una dimensión propia, en el que se puede tanto agitar la cabeza como bailar de a dos. Se despedían anunciando una fecha el 27 de julio en el Matienzo, recomendada por completo.
En el nuevo break que había, esperábamos a Bándalos Chinos, que han venido dando de que hablar ya hace tiempo. Con otra fecha anunciada para el sábado 22 en Niceto, y habiendo llenado el mismo con Juan Ingaramo hace un mes, son una de las bandas que hoy en día tiene su fanbase característica: “la chinada” siempre se hace presente cuando tocan los porteños y esta no fue la excepción. Bándalos Chinos fue un gran acierto a este line up, dándole su toque de feeling contemporáneo, con momentos para cantar y bailar y otros para perderse. En la segunda canción, “Isla“, ya estaba claro que se venía una presentación cargada de hits. Desde los de siempre hasta unos temas nuevos donde (otro tremendo golazo de la noche) invitaron al gran Pablo Vidal, de El Kuelgue a que se les una en dos temas. Los dos ya los habían tocado en el Niceto anterior y de entrada son de esos temas que uno va a esperar con muchas ganas a tener una versión oficial. Pablo Vidal le agregó algo de nostalgia y un poco más de alma, complementando perfectamente a la banda. La voz de Goyo Degano es de esas reconocibles inmediatamente y que encontraron un gran espacio y función en su banda, ahí con la de Adrían Dárgelos o Santiago Motorizado, de esas voces. Entre tema y tema, los Bándalos conquistaban a la audiencia y ponían en su punto casi mas alto a la noche, dejándole toda la cancha a Perras On The Beach para que “funda todo”. “Verano“, “Dije tu nombre“, “Nunca estuve acá” y otras fueron parte del setlist de la penúltima banda del festival, que este año sigue y sigue conquistando y dando los pasos correctos para codearse con los grandes, desde lanzando música sólida hasta haber generado un seguimiento propio que los banca en todas.
En el preambulo de la última banda, los mendocinos Perras On The Beach, el ambiente ya estaba mas rock’n roll. Las cervezas y tanta fiesta eventualmente hacían efecto en la gente, por lo que cuando salieron al escenario Simón Poxyran y sus secuaces en todo, la emoción era incontenible. Se lo pude comentar al bajista, Bruno, estos muchachos no solo hacen buena música, pero le dan voz a una generación, le dan identidad a gente que no tuvo referentes locales por mucho tiempo y su música es casi un manifesto sobre ser joven y hacer música con tus amigos sin que importe nada más. Canciones como “Mis amigos“, “Capital” o “Ramona” permiten ver adentro de la cabeza de los músicos de Perras y nos dejan ver con qué realidades viven y como rechazan la cotidianidad, el caretaje y la monotonía. Y por eso es que pudimos ver un show que incluyó crowd surfing, invitados, una divertidísima batalla de rap y mucho agite. “Climax, climax” pedía Simón incitando al pogo. No faltó la emotiva “Puchos“, con coreo del público y pogo incluido, tampoco “Australia” y demás temas que le dieron forma al último concierto de la noche, uno que resumía bastante todo lo que sucedía en el Festival Buena Vibra un viernes que hizo menos frío que otros.
En esta tercera edición, el festival dejó que, por cómo se ha ejecutado y por su concepto, lo tiene todo para ser un festival de alcance nacional, que podría empezar a ser uno de los mas importantes del indie local, donde podríamos decir que vienen las bandas a consagrarse, porque tocar en el Buena Vibra es compartir escenario con las mejores bandas de este país. La cuarta edición pueden esperarla con mucha anticipación, porque por sus antecedentes y por cómo se proyecta, pinta para ser una fiesta prometedora por mucho tiempo. Sus organizadores lograron cambiar el formato de concierto, dándole un aire mucho más relajado y de integración, creando de verdad una experiencia única para sus asistentes.
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Foto principal: Perras on the Beach, por Dana Ogar