Un año más cubrimos en Benicàssim uno de los festivales de más solera de la Península. La vigésimo primera edición comenzó el jueves 16 de julio con una jornada más corta en cuanto a nombres, con únicamente dos escenarios en funcionamiento, dejando el mediano de ellos sin actividad.
El reclamo del jueves era una de las bandas más en forma del panorama indie internacional, Florence + The Machine. Los londinense eran uno de los platos fuerte de la edición a pesar de que no acaban de ganar en España el nombre que ya tienen en Reino Unido y fuera de sus fronteras.
Los primeros reclamos para ir calentando motores hasta el show de Florence fueron, L.A., que congregó un buen número de españoles en la explanada principal; y Crystal Fighters, que hicieron caer las primeras gotas de sudor sobre las rojas pieles de los británicos.
Destacar que este año el diferencial entre ingleses y gente de la tierra se ha acortado, algo que favorece la subsistencia del festival.
L.A. presentaba nuevo álbum, From the City To the Ocean Side y en los cuarenta minutos de los que dispuso ofreció canciones tanto de éste disco como de trabajos previos. Quizá algo falto de energía y con el volumen algo más apagado de lo esperable, Luis A. Segura estuvo acompañado durante el show de Lourdes Hernández (Russian Red).
Rave tropical con Crystal Fighters
Entrada la noche, llegó el primer momento fiestero en el recinto beniciense. Una hora de baile sin complejos en la que los londinenses dieron buena cuenta de los grandes éxitos de sus dos trabajos de estudio, Star of Love y Cold Rave.
Con un florido decorado copando el escenario, el quinteto fue soltando una a una sus perlas destinadas a la inhibición general, algo que agradecieron los miles de asistentes deseosos de fiesta.
El sonido de la banda no es el mejor, y quizá la técnica pudiera ser mejorable, pero esos son aspectos por lo que no vamos a juzgar a CF mientras consigan, con hits como “Love Natural“, “I Love London” o “Follow” transmitir sus alegres sensaciones.
Florance + The Machine: voz y presencia
Deslumbrados dejó Florance Welch a los asistentes que poblaban el escenario Las Palmas. La escena principal este año hace un guiño a la principal playa de la costa beniciense; dejando atrás otras denominaciones, ya fueran años atrás como escenario Verde, guiado por el patrocinio de una conocida marca de cerveza, o escenario Maravillas, en alusión a la sala de conciertos donde se engendró el evento.
Al tema.
Welch dejó a todos boquiabiertos con su despliegue vocal, más destacable si cabe por las continuas carreras, piruetas y giros sobre sí misma. Entrada la una de la madrugada, y con un fondo dorado pero sin estridencias que ayudaba a resaltar la figura de la cantante, Florance y su máquina sonora hacían acto de presencia ante más de veinte mil personas.
La pelirroja se hizo acompañar sobre las tablas de una pequeña orquesta compuesta de dos grupos femeninos de coristas, dos secciones de viento, también compuestos por mujeres, un arpista y una sección de percusión.
Todos ellos se acomodaban perfectamente a la voz de la inglesa, que fue encandilando a aquellos que no la tenían del todo ubicada, a pesar de haber encabezado el pasado festival de Glastombury, semanas atrás.
La apertura del concierto correspondió a “What the Water Gave Me“, y tras ella fueron entra lanzándose composiciones en las que se buscaba exponer al máximo la excelsa voz de la compositora como “Shake It Out“, a otros grandes éxitos más animosos que llamaban al baile pop como en “Rabbit Heart (Rise It Up)” o “What Kind Of Man“.
Del recital rescatar dos momentos especiales, uno cuando Florance tuvo un detalle con el colectivo LGTBIQ al pedir una bandera arcoiris previamente a la interpretación de “Spectrum“, himno gay de su disco Ceremonials. El otro cuando hizo subir a una adolescente de entre las primeras filas del púbico, que portaba un colorido cartel pediendo un abrazo a la cantante.
El broche final lo puso el hit que es “Dog Days Are Over“. Momento clímax en el que del primero de los grandes conciertos del Festival Internacional de Benicàssim 2015.
Corto pero intenso jueves digno de una prometedora edición.