La Revolución Rusa sucedió. El 9 de julio fue la toma de Niceto porque Los Rusos Hijos de Puta sonaron con sus armas mejor que nunca. La comunidad rusa vibró arriba y abajo del escenario. Flor Mazzone dejando su alma en la batería, Santi Mazzanti –en bermudas y exhibiendo su torso esbelto– en un bajo arrollador, Julián Desbats –vestido en shortcitos como si estuviera en su casa– comandando la banda y Luludot Viento, la Rusa, prendida fuego, tomando cerveza, arengando, tocando teclados, besando a quien deseara, toda pintada – como el resto de la banda: unos Kiss del subdesarrollo.
El público ruso se enciende y todos son unos hijos de puta: los cuerpos son pasados de mano en mano hasta llegar al escenario, el pogo ruso abunda, Julián pide cigarrillos, desde el público se los arrojan, fuma. Lulu señala a una chica y le dice que le gusta su remera, entonces la rusa del público se queda en corpiño y le ofrenda su remera a la rusa que canta. Los invitados se suceden: Lucy Patané, Sasha Satya, Lisandro Carvallo, Miss Bolivia, Mauro Duek, Maxi Martina, Shaman Herrera.
Julián Desbats habla y no dice eso de sin ustedes ahí nosotros acá no estaríamos sino: “somos todos uno”. La artística visual es impecable, erótica, muy hija de puta de tan caliente. El cierre con “Carmelo”, la Rusa arrojándose al público, y después un final a toda revolución con “Los pibe”, “La federal” y “Halloween” con un payaso siniestro peleando con el público a los manotazos. La revolución no terminó, esta es la revolución rusa de unos hijos de puta que te enamoran.