Uno puede expresarse de diversas maneras buscando hacerse entender o extrapolar lo que uno siente de tal manera que el otro pueda sentir lo más parecido al sentimiento que percibimos y que por cierta cuestión queremos darlo a conocer. La pregunta sería: ¿Qué es lo que quiero decir? ¿Qué es lo que quiero hacer que el otro perciba mediante sus sentidos? Para luego inmediatamente preguntarnos la razón de nuestros hechos. ¿Por qué nos interesa tanto esforzarnos para dar a conocer eso que consideramos importante?
La música es un lenguaje más. Todo depende de la capacidad de abstracción que tengas de sus signos y cómo uses las frecuencias sonoras para la transmisión de la idea. Mono, banda japonesa que nos ha visitado este 4 de septiembre, tienen la capacidad de dar forma a las sensaciones, de darle cuerpo a los sentimientos. El éxtasis de la alegría se hizo presente ese viernes en Niceto Club, para luego manisfestarse, como quien muda de ropa, en el decrescendo de la melancolía. Las imágenes generan acción y un poco más de una hora de hipnotismo sonoro, entre tragos, humos y juego de luces.
Mono es una banda oriunda del Japón, que actualmente se encuentra activa. Están inmersos en un largo tour mostrando sus dos nuevas creaciones del 2014, The Last Dawn y Rays Of Darkness, discos que han salido a la par. Además de mostrarlos, aparecen en sus repertorios canciones de sus discos más representativos, Hymn To The Immortal Wind del 2009, Walking Cloud And Deep Red Sky, Flag Fluttered And The Sun Shined del 2004. El tour los llevó recientemente por Suramérica tocando en el Teatro Nescafé de las Artes, en Santiago de Chile, y en Brasil en el Overload Music Festival realizado en San Pablo. La gira también los llevará por toda Europa y Asia. Según el itinerario que puede verse en su página web oficial, recorrerán ciudades del mundo hasta fines de noviembre, siendo estas últimas fechas en su Japón natal.
El show tuvo de banda soporte a Bhutan, trío neuquino que preparó nuestros oídos para lo que sería el plato fuerte, onírico, majestuosamente articulado de la banda que lidera Takaakira Goto.
Ya en el escenario y con el telón abierto, se acomodaron silenciosamente. Goto y Yoda en sus respectivas guitarras, sentados en pequeños y cómodos asientos, teniendo ojos únicamente para sus instrumentos. Quizás esta sea su manera de buscar la concentración: escuchar ese silencio antes de la tormenta eléctrica que pensaban tímidamente provocar. Tamaki Kunishi, la bajista, tecladista y en ocasiones percusionista, se acomodó en su bajo, con su largo cabello que se movía junto a su cabeza gacha, inmuta en sí misma y con un vestido negro ajustado y corto. Y es que la mirada varía dependiendo de donde vengas. Ser el centro de atención de un mar de gente ruidosamente empática, debe ser llamativo para el entendimiento de quien vive en donde se interpreta diferente. Luego Yasunori Takada, baterista y percusionista del grupo, termina de conformar el plantel, comenzando un extraño e inspirador paseo por la trayectoria de una banda que data sus orígenes en 1999.
Manteniendo el mismo set list que lo ejecutado en tierras chilenas, Mono comienza con “Recoil, ignite“, primer track de Rays Of Darkness. Poco a poco, “Death In Reverse” aparece alcanzando uno de los momentos de mayor tensión en aquel colmado Niceto Club. Luego “Kanata” (joyita sentida de The Last Dawn) nos interioriza a las teclas de Tamaki siendo el inicio de una acalorada travesía que le sigue “Pure As Snow” y “Halcyon (Beautiful Days)“. Ya casi con la mitad del repertorio en nuestros recuerdos, “Where We Begin” con un Takada sacado, azotando la batería con una violencia perfectamente a tiempo, da paso a los últimos dos temas del disco Hymn To The Immortal Wind: “Ashes In The Snow” y “Everlasting Light“.
Uno puede expresarse de diversas maneras. Sin embargo, uno tiene que tener muy en claro lo importante que es la concentración del silencio a la hora de comunicar la belleza del sonido de la vida. Y Mono, con su música, hace gala de ese don.