Lo nuevo, lo viejo, lo de siempre
Una vez más hubo Personal Fest en la Argentina. En su duodécima edición —desde el 2004 de forma ininterrumpida, con la única excepción del año 2010— el lema marketinero de “una fest para la story” no opacó lo importante de la jornada: los artistas. El día sábado convocó 29 conjuntos y trajo aparejadas nueve horas de música. Al entrar, uno chocaba con una suerte de corral donde Fuerza Bruta realizaba cada ciertas horas una mini-demostración de su show que combina música de fiesta, acrobacias, agua y escenografía voladora. Llegando a los escenarios, se escuchaban algunas quejas, puesto que los horarios impresos en los flyers eran incorrectos, había que chequear la aplicación, y más de uno se perdió quince minutos de la banda que quería ver por este inconveniente.
A mover el culo
Con el sol todavía alto, Klub reversionaba clásicos de Los Auténticos Decadentes, siempre con una mezcla entre reggae y música bailable. Mala Rodríguez, la rapera hispana, hacía su aparición vestida de rojo junto a dos bailarinas encapuchadas de negro. La música la manejaba su DJ desde la computadora. Con pocos fanáticos pero muchos curiosos expectantes, el show tuvo flow, perreo y palmas; papelitos volaron por los aires y a los cercanos a la valla les tocó mojarse producto de los disparos acuosos de las pistolas de juguete de la crew on stage. Terminado el show de media hora aparecía el primer plato fuerte nacional, IKV: el dúo pop apostaba al carisma de sus integrantes y charlaba reiteradas veces con el público, luciendo sus outfits con mucha elegancia. Lo que empezó algo tímido terminó con la gente bailando contenta. Momento extraño cuando los cantantes alegaron que había olor a rabas y Emmanuel Horvilleur se volteó para culpar a Turf, quienes aparentemente les hacían caras desde los camarines. Dante Spinetta anunció que iba a ser su último show en Buenos Aires por mucho tiempo y pidió en consecuencia que agitáramos —la banda se separa, nuevamente, para que los músicos sigan sus carreras solistas; a destacar, ambos proyectos se presentan en la próxima edición del Lollapalooza—. El momento cúlmine fue, sin dudas, cuando entonaron el hit “A mover el culo”. Cumplieron con lo justo para un festival, aunque fue un poco quedado para ser el último toque de semejante banda.
Cuatro personalidades
Si algo necesitaba el festival para arrancar la noche que recién iniciaba era pogo. Para las 20hs, Turf tuvo su chance con una gran afluencia de gente. Un Levinton muy lúcido se paseó por el escenario instando a la gente a moverse y cantar más fuerte. En la noche que tanto le gusta (en la última edición del Lollapalooza se quejó risueñamente de estar tocando con el sol de frente) pudo sacar su mejor faceta rockstar sin por eso perder una prolijidad que no se le ve tan seguido. Si bien tocaron temas del último material, en el setlist abundaron los hits de los ‘90. En perfecta sintonía burlona con el lema del festival, Joaquín conversó con Siri, la voz de los dispositivos de Apple. Ella le dijo que le aburrían los temas nuevos, que toquen los viejos y, tras éxitos como “Pasos al costado” y “Cuatro personalidades”, le pidió uno más lento porque “se me fríen las antenas”, dando paso a “Magia Blanca”. El final metió quinta y un viaje en el tiempo: “Yo no me quiero casar ¿Y usted?” despegó los pies del suelo mientras se proyectaba el videoclip oficial, con los integrantes muy jóvenes bailando el rock y moviendo los codos cual Mick Jagger. Dejaron que el público cante a capella y una jovencita vestida de novia cruzó el escenario corriendo al cantante, quien se escabulló detrás del escenario y volvió al minuto para arrojar el ramo de flores que ella llevaba. Risas, aplausos y vítores son el resumen del choque generacional que logró el grupo.
A la distancia, en el escenario indoor, sobre la pista de hockey sobre patines, Mexrrissey estrenaba su propuesta, reversionando temas de Morrissey traducidos al español y con ritmo latino. Los pinches de México arrancaron la velada con el mensaje “Si les gusta Morrissey buenísimo, y si no la van a pasar fatal por una hora” y de ahí no pararon.
I don’t wanna wait
Con ansiedad y aromas florales en el aire, el primer headliner fue el conjunto estadounidense de dub-reggae Soldiers of Jah Army, mejor conocidos por su acrónimo SOJA. La banda gusta de nuestro país, lo dice la historia: Gran Rex en el 2010, Pinamar 2012, Summer Break Festival 2013, Personal Fest 2014, con sideshow en Niceto Club, y tocó el año pasado en el Microestadio Malvinas Argentinas, tras la cancelación de su show a fines del 2015 por la muerte de un familiar de la banda en plena gira. Apenas entraron su cantante, Jacob, saludó a quienes recuerda como “uno de los mejores públicos del mundo” —el día anterior, desde Liniers, Billie, cantante de Green Day, se cansaba de halagar a nuestra gente—. Será cuestión de creer, o morir blasfemando demagogia como se han cansado de repetir algunos. Si bien acaban de editar Poetry in Motion (2017), en el show repasaron canciones de toda su carrera, desde “Rasta Courage” hasta “She Still Loves Me”, pasando por supuesto por hitazos como “Be Aware”, donde canta el carismático bajista Bobby, haciendo bailar a sus rastas de lado a lado. Trevor Young (guitarra) habló en casi perfecto español para explicar que iban a grabar en ese preciso momento el videoclip de su tema nuevo, “Tried My Best”. Hay que admitir que la voz de Jacob estuvo algo rara y en la banda se notaban algunas señales de agotamiento por la última gira (aunque siempre que no están grabando están de gira por algún lado). El show además pecó de corto (ocho temas menos que en Brasil hace diez días), especialmente para un público que los ha visto tanto —los horarios de la grilla salieron solo una semana antes, decepcionando seguramente a varios fans de la banda—. Otra de las deudas fue la posibilidad de que, habiéndose presentado dos horas antes, Mala Rodríguez subiera a cantar el tema que hicieron juntos en el disco más maduro del grupo, Amid The Noise And Hate (2014), como ya ocurriera en Barcelona, allá por el 2014. Así y todo, nos sacamos las ganas de bailar con ellos y cerraron como todo el año con el increíble “I Don’t Wanna Wait” seguido de “I Believe”, para que el público se rompiera en palmas de agradecimiento.
Mientras tanto, en la isla donde se erguía la carpa bautizada Domo, Poncho protagonizaba una fiesta violácea, cerrando con la seguidilla “Girls and Boys” de Blur y su fundamental “The Love You Got”.
Sitting, Waiting, Wishing
Apenas terminado SOJA, gritos en su mayoría femeninos vaticinaban una banda peculiar: Paramore. Desconocida o desmerecida por unos cuantos que aprovecharon a comer o sentarse, los estadounidenses liderados por Hayley Williams estallaron al público más multitudinario del día uno. Mucha distorsión y una frontwoman que se cansó de interactuar con su gente dieron en el clavo. La cantante propuso un brindis por los diez años de su segundo álbum, Riot! y más tarde subió a un fan de peluca rubia y maquillaje plateado idéntico al de ella. Este joven, que curiosamente era de Brasil, cantó a la perfección y meneó con osadía ¡parecía armado! Mandó saludos y se fue brincando detrás de escena.
El cierre de la noche estuvo a cargo de Jack Johnson: como en su casa, de ojotas, el hawaiano tocó canciones de todos sus discos acompañado de constantes “gracias” y “los quiero mucho” un tanto balbuceados y, en inglés esta vez: “Es bueno volver, gracias por venir gente”. Como es habitual, antes de ciertos temas contaba historias personales, como cuando uno de sus niños tiró la guitarra de su casa, lo que produjo la rotura de la clavija de la sexta cuerda, quedando ésta en una afinación más grave; por la pereza de arreglarla, afinó el resto de las cuerdas de manera acorde y así la tuvo un año, lapso en el cual compuso varias canciones que fueron grabadas con ese tuning. La otra destacable fue la historia de “I Got You”. Cuenta que el día anterior al cumpleaños de su esposa, a quien menciona cada vez que puede, se dio cuenta que no tenía ningún regalo y le compuso esta canción. Para la misma pidió que quienes supieran, lo ayudaran silbando la intro. Luego de irse con la banda, el público emprendió la retirada pero Jack volvió en solitario para tocar “Do You Remember?” (ínfima historia en el preámbulo de esta versión), cantando “over twenty four years have gone by” en lugar de los diez años que rezaba el tema cuando lo compuso, y ganándose aplausos de los más atentos. Para unos cuantos, este fue el sonido que musicalizó la salida, emprendiendo el regreso en vísperas de más, mucho más, que traería el día dos y su line-up más explosivo.
Foto principal: Paramore, por Matías Altbach.