Primavera Fauna, dos palabras sin una evidente conexión semántica que resuenan en el interior de todo adepto a la música independiente latinoamericano. Desde el principio de esta década, el festival se ha sostenido como una ineludible instancia de goce y regocijo para aquellos seres con un consumo musical apartado de la media. Este año no fue la excepción. Un exquisito line-up con variedad de estímulos y propuestas enmarcó el jolgorio que se vivió en el Espacio Broadway el pasado sábado 14 de Noviembre. Con una impecable producción sonora y visual, efectiva organización, imponente infraestructura y múltiples- enormemente aprovechables- servicios, este intenso 2015 encontró en Santiago de Chile su mejor primavera.
Los locales Folläkzoid fueron los encargados de propiciar la apertura de la jornada. Una ceremonia de iniciación que requería el vigor de la propuesta del trío que oportunamente continúa promocionando su impecable nuevo trabajo: III. La firmeza de sus ejecuciones dejó establecido el estándar desde donde debían erigirse el largo trecho de actos sucesores. Otro infaltable representante de la región sudamericana se encomendó en la inauguración del escenario Movistar. Inky apabulló a los presentes con la sofisticación de sus estímulos, humildemente presentados para el deleite del público tempranero.
Llegando a las 14:30 en el escenario Ray-Ban se empezaba a palpitar el primer plato extra-continental de la tarde. Un pequeño y andrógino ser con coloridos baggy pants y una remera de Garfield se acercó tímidamente al micrófono a indicar: “We’re DIIV, we’re from New York City” y la excitación no encontró límites. Entre los anhelados highlights del imponente Oshin (las infaltables “Past Lives” y “How Long Have You Known”, las contundentes “Druun II” y “Sometime”, la hermosa y refrescante “Follow” y la electrizante “Doused” encargada de cerrar el set) se sucedieron las canciones que formarán parte de la nueva producción de la banda. Entre ellas sobresalieron las ya conocidas “Bent” y “Dopamine” (imposibles de no haber sido sometidas a un incansable repeat desde su publicación) junto a otras dotadas del mismo magnetismo: “Under the Sun”, “Current Double” (?), “Loose Sense” y “Wasted Breath”. El desafío más grande después de atestiguar semejante presentación es aprender a lidiar con la espera de lo que se presume como uno de los más importantes lanzamientos del futuro próximo.
El inescapable sol encontró el tinte veraniego que necesitaba en las manos de Miami Horror. Con un entretenido show que incluyó covers de Todd Terje (“Inspector Norse”) y Tame Impala (“Elephant”), los australianos deleitaron al público con los hits de su flamante disco All Posible Futures y las encendidas canciones de su eximio Illumination. La exaltación se volvía omnipresente.
Uno de los shows más prometedores de la tarde tenía como protagonistas a Jack Tatum y a la enorme expectativa detrás de la exteriorización de aquel íntimo y privado sentir que encarna bajo el nombre Wild Nothing. Acompañando por ejemplares músicos (y un ocasionalmente errante tecladista) Tatum pudo dar vida a las conmovedoras piezas que ornamentan su discografía. Cada una de las canciones de aquel sereno Jack era orquestada con maestría, con una placentera pulcritud que no opacaba su fundamental fortaleza expresiva. Así se sucedieron con finura y contundencia piezas como: “Nocturne”, “Confirmation”, “Live in Dreams”, “Shadow”,”Chinatown”, “The Blue Dress”, “Paradise” y la dueña de las más profundas emociones: “Summer Holiday”. Estas fueron acompañadas por otras, impredecibles, posiblemente protagonistas de una nueva producción: “Reichpop”, “Adore”, “Alien”, “Tv Queen” y la encargada de cerrar el set: “To Know You”.
Con el entusiasmo que puede anticipar a una banda con una extensa trayectoria signada por indudables hitos de la cultura popular como “Lovefool”, el escenario Movistar volvió a colmarse de contento. La presentación de The Cardigans era para muchos uno de los platos fuertes de la jornada ya que la banda estaba presentándose en suelo chileno por primera vez. Algo similar a lo enormemente significativo que resultó el primer show de Explosions in the Sky en el país. En el marco del festival, quince años después de su primer disco, los tejanos brindaron una apasionante presentación que repasó los puntos más álgidos de su repertorio.
Mac Demarco se apropió de los últimos momentos de sol de la agitada tarde. Con un setlist que comprendió ante todo canciones de su impecable EP de este año: Another One, el canadiense exaltó a cada uno de los presentes. La humildad, franqueza y despreocupación con la que conecta con su banda y seguidores invitan a la sumisión absoluta. A dejarse ir en aquel mar de hedonismo puro y transmitir el mismo goce que Mac parece emanar de todo lo que hace. Luego de entonar aquellas canciones que ya podrían legitimarse como himnos de su carrera: “Cooking up Something Good”, “Ode to Viceroy”, “The Stars Keep on Calling My Name”,”Freaking Out the Neighborhood” “Salad Days”, y “Chamber of Reflection”, la cita concluyó con “Together” y el infaltable crowd surfing al que Mac se rinde en presentaciones de este tipo.
Con el show de Rhye se disipó una de las principales dudas sobre la disposición horaria del festival. La banda no parecía tener más peso que otros actos como para ocupar un horario tan codiciado como el vespertino y sin embargo, en el momento en el que se dispuso el show todos guardaron sus reservas. Un show de Rhye es esencialmente nocturno. Es la única forma en la que puede contenerse la sensualidad que imponen en aquellas magistrales construcciones. Una caricia al sentir, un insaciable dejo de perfección y detallismo. El minimalismo que caracteriza a las producciones de su disco debut se rinde frente a la requerida complejidad y contundencia de una presentación en vivo. Complementadas con majestuosos arreglos de cuerdas (y con un Milosh que oscilaba entre pianos y percusión), la propuesta del dúo se enalteció significativamente. Así se sucedieron bellas interpretaciones de los icónicos temas de Woman: “The Fall”, “3 Days”, “Last Dance”, “Verse”, “Open”, “Major Minor Love”, “Shed Some Blood” y “Hunger”.
La marcada predominancia de remeras de los Smiths en el Espacio Broadway sostenía a Morrisey como el atractivo más importante de la jornada. En un show previsiblemente politizado (las menciones hacia los recientes ataques terroristas en Francia se hicieron presentes en muchos de los discursos de los artistas), Moz sacó lo mejor de su repertorio para luchar por sus inquebrantables principios. Con una bandera francesa de fondo exclamó “la guerra de la religión o la religión de la guerra están entre nosotros”. Momentos antes había retomado su usual pugna a favor del vegetarianismo a través de un escalofriante video de violencia animal que concluía con un terminante: “¿Cuál es tu excusa ahora? La carne es asesinato”. Cada uno de estos mensajes se volvía ineludible junto a la profundidad de las composiciones que los acompañaban: “I’m Throwing my arms around Paris” en la segunda intervención, y “Meat is Murder” seguido de “The Bullfighter Dies” en la primera. Sin embargo, también existieron momentos de regocijo absoluto, (completamente predecibles teniendo en cuenta que el setlist empezó con “Suedehead” y “This Charming Man”). Con la misma intensidad y fuego interno se entonaron himnos como “How Soon is Now? “, “Every day is Like Sunday”, “First of the Gang to Die”, “You Have Killed Me” o “The Queen is Dead”. Acompañados de las canciones más importantes de la última producción de Moz, World Peace is None of Your Business, como “Istanbul”, la canción que da nombre al disco, “Kiss me Alot” y “Earth is the Loneliest Planet”.
La cita en el Espacio Broadway concluyó con las presentaciones de Empire of the Sun y el dúo Simian Mobile Disco. La sensación de satisfacción generalizada (que se siente más fehacientemente en el agotamiento y dolor corporal) menester de una jornada semejante dejó a los presentes extintos de emociones. Después de tanto sentir el único pensamiento que no se apaga es el que ya comienza a especular con repetir aquella experiencia en un futuro, con el optimismo intacto de que, tal como ha sucedido en estos cinco años, el Primavera Fauna continuará superando su ejemplar apuesta.