El domingo 3 de noviembre se vivió una nueva edición del Festival Fardo, un evento que propone escapar del ruido de la ciudad para encontrarse con la música en vivo en un ambiente distendido. En el predio ubicado en Pilar, se ofrecía un único escenario rodeado de árboles y puestos de comidas y bebidas, sin corralito o un patio cervecero delimitado. De igual forma, una carpa con un juego de realidad virtual de Fernet Branca resultaba una excelente opción para divertirse durante los lapsos entre los shows de cada artista.
La encargada de abrir la tarde fue Karina Vismara junto a su banda, que impregnaron la atmósfera de sus melodías campestres. La cantante folk interpretó canciones de su disco Casa del viento y aprovechó para adelantar algunas de las que formarán parte de Selva, su próximo disco. A los clásicos de su repertorio como “Qué fácil es hablar”, se sumaron composiciones inéditas como “Persona”, un tema más cercano al rock que habla de huir de la rutina e irse a un lugar “donde los pájaros cantan con el corazón.”
Luego llegó el turno de Las Sombras, banda pampeana que empezó su puesta en escena con la rudeza de “El rocanrol del idiota”. Su sonido agreste combina a la perfección la estética rural del predio. Los rockeros aprovecharon para interpretar un tema nuevo titulado “El club de los noctámbulos”, una especie de balada blusera que sonó al mismo compás que el viento suave de la tarde. Sus guitarras volvieron a rugir con furia en “Espejismo” y “Anoche”, cerrando el show más rocanrolero de la jornada.
Más adelante, Las Ligas Menores se apoderaron de la tarima para interpretar “Peces en el mar” y “El baile de Elvis”. Al dirigirse al público, la cantante Anabella Cartolano celebró el buen clima e invitó a los presentes a levantarse del pasto para bailar con “Europa” y “Accidente”. Siguiendo el ejemplo de sus predecesores, la agrupación también aprovechó para presentar en vivo una canción nueva llamada “Piedra del águila” antes de finalizar su set con su éxito indie “A 1200 km”.
Por su parte, Bandalos Chinos apostó por iniciar su presentación bien arriba con “Vámonos de viaje”, la canción más insigne de su repertorio. Acto seguido, el fróntman Goyo Degano invitó a todos a celebrar con el sonido alegre y sintetizado de “El verano”. Mientras sus acordes sonaban, Goyo improvisaba coreografías con la complicidad de la audiencia que lo alentaba en medio de risas y gritos. La banda se dedicó a tocar principalmente canciones de su más reciente disco, BACH. A la fantasía pop de su propuesta se sumó por un rato el saxofón de Pablo Vidal de El Kuelgue en calidad de invitado. “Demasiado” marcó el momento nostálgico mientras en el cielo se tenía el atardecer y antes del final retomaron el baile con “Isla”.
Cerca de las 20:30 h, Juana Molina inició su set con “Cosoco” y “Cara de espejo”, canciones mántricas que invitaban al trance en medio de los humos y juegos de luces. A la mitad de su interpretación de “Paraguaya”, el tema mutó para dar paso a “Paraguaya punk” y generar un pogo amistoso. Algo similar ocurriría con “Un día”, tema que luego devino en “Un día punk”. Más tarde, los loops de “Eras” incitaron al público a una danza hipnótica. Fiel a su espontaneidad y a su sentido del humor, Juana también se animó a bailar con su guitarrista y tecladista Odín Schwartz. Más que un recital, lo suyo fue un ritual musical de luna creciente.
Para el momento en el que El Kuelgue se subió al escenario ya eran casi las 23 h y el predio estaba colmado. La banda liderada por Julián Kartun dio comienzo a su presentación en medio del vitoreo y la euforia de los presentes. En su set incluyeron éxitos como “En avenidas” y “Bossa & People”, y tal como habían prometido en su entrevista con Indie Hoy, sorprendieron a sus seguidores con canciones nuevas que formarán parte de Fierrín Lado B como “Chiste”, tema con el que Julián hizo gala de su arrolladora presencia escénica y su habilidad para rapear. El ánimo festivo de su presentación se tradujo en los coros de cientos de personas que entonaban sus estrofas con ahínco. Sin dudas, un cierre colmado de energía, ideal para una jornada de comunión entre amigos, arte y naturaleza.
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Foto principal: Giuliana Mastrangelo.