Cita Wikipedia en la definición musical de Garage: “grupos compuestos por jóvenes amateurs, con una escasísima preparación musical, que solían reunirse «para tocar y ensayar en el garaje de sus casas». La música de estas bandas era, por lo general, mucho menos elaborada que los originales en los que se inspiraban”. El miércoles 13 el Festi Leopardo organizado por la banda Montaña Eléctrica en El Emergente bar partió en pedazos la definición de wiki; los Night Beats cerraron una noche impresionante y eterna, precedidos por nueve de las mejorers bandas locales que nada tienen de menos elaboradas pero sí mucho de esencia garagera por excelencia.
La grilla era más que prometedora pero también flotaban en el húmedo y pesado aire de Almagro algunas dudas de cuánto o cómo podía influenciar el trágico fallecimiento de Marcel Willou (Nuvemleopardo para siempre) en la psiquis colectiva de tantas bandas amigas del cantante, congregadas para homenajearlo. La respuesta a esas dudas fue avasallantemente contestada. El misticismo de Los Siberianos y Christian Van Lacke con Come Flor, el festivo ambiente logrado por Las Ceremonias y Las Flores de Sinaloa, la lisérgia de Los ácidos y el empuje explosivo de Las Sombras, Ayermaniana y Knei devinieron en una previa sin precedentes en las que lágrimas y palabras emotivas fueron trocadas rápidamente por riffs violentos y melodías celestiales. Nicolás Lippoli (Knei, Las Sombras) anuncia el último tema antes de que suban los de Seattle, recordando que Knei era la banda favorita de su amigo Marcel y se despacha con “Rock de una mujer al borde de un ataque de nervios“, quizás la más relizada obra “garagera” de la última época.
El DJ, que a esa altura de la manija alcohólica y acalorada de los presentes es un remador de primera, termina al fin su trabajo. Los Night Beats aparecen lookeados como si el calor no los afectara, con unos trajes impecables de estilo texano, ¿es acaso Jakob Bowden el bajista mejor vestido de la historia? Arrancan con canciones de su última y más cruda producción Who Sold My Generation (otra vez, no así la menos elaborada) pero enseguida alternan con canciones de los otros dos primeros álbumes (Sonic Bloom y Night Beats) ambos llevados más por el lado psicobeatle. Siempre la crítica social presente en las letras gritadas como reclamos por Danny “Lee Blackwell” (guitarra) el bajo bien grave y la batería del gran James Traeger sacudiendo cuerpos que a esa hora se hallaban en un trance hipnótico del que solo se sale con la última melodía de la última canción.
Así pasaron dos horas vibrantes y más de siete de un festival que además de ser de los mejores del año, dejó en claro que El Emergente es El Garage de Buenos Aires; dejó en claro que las bandas locales pueden transformar cualquier cosa en impecables sonidos que van más allá de cualquier tipo de emoción y que claro, las distancias con músicos de afuera son cada vez más cortas.
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Foto principal: Night Beats, por Dana Ogar.