El ciclo de bandas emergentes que pisa más fuerte en Buenos Aires presentó su segunda edición del año, seguramente la de estilos y matices más variados en mucho tiempo. El incesante calor no acobardó a un puñado de fanáticos y curiosos a acercarse a Niceto Club para disfrutar del frescor juvenil de tres bandas que, juntando a todos sus integrantes, no superan el promedio de edad de ¡22 años!
Abriendo la noche el turno fue de Guli; el proyecto de Agustin Bucich se presenta desde el año pasado como formato banda, y a pesar de no abandonar del todo el estilo “soft indie”, fueron virando en el vivo al trap y al funk sus canciones ya grabadas y las que están por salir. Así, el público disperso en el salón se fue congregando frente al escenario; al ritmo de amigables teclados y alegres melodías, la masa acabó por soltarse al fin y para la mitad de la presentación no había alma que no bailara. Sin prisa pero sin pausa, Guli va haciéndose su lugar en la escena indie porteña; a estar atentos al nuevo material.
DJ Viva hacía mover a los cuerpos y sus ropas vintage cuándo de repente un par de jóvenes suben al escenario y colocan una cinta de peligro entre amplificadores, micrófonos y el público. Unos pares que ignoraban las performance de la banda, llegaron a pensar que la cinta y los conos de seguridad vial traerían consigo una de esas malas noticias que enfrían cualquier plan. Cinco minutos más tarde Mansibal irrumpía el escenario con graciosos chalecos salvavidas, acrobáticos saltos y escandalosos riffs. Luego de un electrizante y parejo comienzo, el lesionado pero nunca estático cantante Franklin (bota ortopédica en pierna izquierda) tuvo su momento destacado con una batería de inmaculados gritos, mechados con armónica blusera y trompeta épica. Durante los temas fuertes de la banda (“Wonder”, “Pistachio” y “Salchicha”, oda a la zeppeliana “When the Levee Breaks”) el poder y la potencia setentosa de la banda se complementaron perfectamente con una puesta en escena divertida, en la que una pelota playera y un muñeco de coyote fueron revoleados por el público al ritmo del virtuosísimo guitarrista Fonso. Mansibal se encuentra en proceso de nuevos lanzamientos. Para esperarlos es altamente recomendable escuchar las perlitas de Huechulafquen Tapes en Bandcamp o cualquier cosa que haga solista el gran Fonso, como su disco Some Plays.
No importa que la mitad de ellos estén (semi) vivos; los espiritus de Sandro, Chano, Susana, Elvis, Luis Majul, Luis Miguel, los Bee Gees y hasta el de Jocelyn Brown rondaron el escenario y la pista del Club. Agitando pies, rompiendo caderas y volando pelucas, transformaron la noche en una velada retro – bizarra que poco dista de cualquier “asalto” o salida a “La city” de tíos y padres +40. La invocación de semejantes personajes estuvo a cargo de la banda retro por excelencia. Desde el nombre hasta la ropa y looks de sus integrantes, los Gativideo proponen una puesta en escena divertidísima e imperdible. A diferencia de sus (por ahora pocas) canciones subidas a la red en las que predomina un sonido chill que se acerca al lo fi mcdemarquense, el vivo de la banda se torna una fiesta disco con ribetes funky y pop, mucho pop.
A las pocas canciones de inicado el recital, la voz crooner dargeliana, más hermosos agudos y prolijas teclas (sumados a la presencia y el bigote) dejaron la impresión de que Renzo Montalbano es una inminente estrella. A su lado el picante Ignacio Fischman comenzó a bardear (con sentido crítico y mucha acidez) al mainstream; e irónicamente, desde su guitarra funky, surgió una versión pop de un clásico ricotero. La fiesta llegó a su auge cuando el virtuoso Juan Pablo Fenu (bajo) llama a los Mansibal al escenario, reflejando la camaradería de un circuito indie que no para de formar amigxs. Por supuesto que aparecieron dando sus acrobáticos saltos, pateando pelota, coyote, y máscara de Susana y Chano de por medio completaron la escena con el tinte de bizarría que faltaba. En esa materia la banda se destaca en sus letras: Luis Miguel es confundido con Luis Majul por una chica de vestido azúl, Bruce Wilis es perfectamente descripto y una tal Karen, super nombrada.
Si la idea era viajar al pasado, tomar un pantallazo general de la escena actual o simplemente salir a bailar algo no tan convencional, la noche del pasado Indiefuertes cumplió con creces.
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Foto principal: Gativideo, por Natalia Vidal.