El día dos del Lollapalooza Chile mostró una variedad de estilos mucho más amplio que el primero y caras jóvenes que cimentaron sus proyectos frente a multitudes. Indudablemente uno de los protagonistas de la jornada fue el aeropuerto de Argentina. Algunas complicaciones para pasar los equipos en la capital trasandina obligó a cambiar horarios, modificar la estructura de los shows y hasta reprogramar para el domingo el show de Spoon.
Los shows que se vieron afectados por esta situación fueron el de Anderson .Paak que se adelantó, Las Pelotas que fue mudado al horario en el que debería tocar Spoon, Royal Blood y Zara Larsson debieron tocar sets más cortos. Uno de los casos más particulares fue el de Oh Wonder, que debieron realizar un acústico con dos integrantes de la banda menos y redujeron su presentación a un set de 20 minutos.
El inicio del festival no corrió con ninguna modificación ya que fue una jornada soleada y las bandas encargadas de abrir no sufrieron complicaciones. El primer síntoma de una tarde compleja en la logística fue el cartel que anunciaba que Las Pelotas se movía para las 16:15.
El cambio de horario benefició a los argentinos que pudieron tocar dos horas más tardes, presentándose ante un público mayor. Las Pelotas tuvo un primera media hora de show desplegando las canciones más tranquilas de su repertorio. Pisaron el acelerador en la recta final después de tocar “Será”, hit que los hizo conocidos en Chile. El hecho de tocar en otro horario les dió más tiempo para “Shine” y “El ojo blindado” que se encontraban fuera del repertorio.
El primer show masivo de la jornada fue de la joven chilena radicada en México Mon Laferte. La cantante fue recibida como una estrella a la que se le transmitió en vivo su llegada al escenario. Arrancó apostando fuerte con “Antes de ti” y “Amor completo”, que fue cantada casi por completo por el público.
Laferte mostró una gran producción en el armado de su show con lámparas antiguas y elementos de época en el decorado. Ella estaba vestida de vestido de flamenco rojo y un gran flor en la oreja. Sus músicos lo hicieron con traje marrón, tiradores negros y moño rojo. “Teníamos un show bien lindo con pantallas pero no nos dejaron usarla, hay que tratar igual a los artistas chilenos”, se quejó porque se reservó el uso de las pantallas para los Red Hot Chili Peppers. La cantante demostró ser profeta en su propia tierra. Emocionó hasta las lágrimas a un público que cantó con toda su garganta sus boleros. Recorrió el escenario de punta a punta, bailó e hizo cantar a sus fans que le devolvieron el amor con flores y banderas que tiraron al escenario.
Otro de los shows que marcó el espíritu joven de la segunda jornada fue el del estadounidense Anderson .Paak & The Free Nationals. Dueño de un carisma inigualable, el rapero saludo al público con un “Hola weones”. A partir de allí encadenó una canción tras otra para poner a bailar a los presentes. Pese a que había un grueso del público que conocía el trabajo del artista, muchos curiosos se fueron acercando a medida que pasaba el show.
Anderson .Paak contagió su sonrisa durante las trece canciones de su set, divirtiendo a la gente desde la batería o mientras corría por el escenario. En su primer show en Chile, el rapero se metió al público en el bolsillo para dejar asegurado su regreso a la brevedad.
Después del excelente show de Paak fue el turno de Chance The Rapper que no pudo llenar los zapatos de su predecesor. Entró más de 20 minutos tarde y abandonó el escenario unos minutos durante el show. El poco tiempo que el músico brindó a su público fue explosivo. El artista demostró tener un gran manejo de las masas, haciéndolas participar del espectáculo para crear los climas acordes según la canción lo requiera.
El turno siguiente fue uno de los cuellos de botella creados por el caos de los vuelos. Durante la hora y media del show de Imagine Dragons se pudo escuchar en otro escenario a Royal Blood y Zara Larsson. La banda de Las Vegas demostró que tienen la presencia escénica que hace falta para jugar en las grandes ligas. No sorprendería que la próxima presentación del grupo en el continente sea encabezando un festival o en estadios. El cantante Dan Reynolds sonríe, baila y dramatiza en cada canción. Le habla al público con mensajes del estilo: “sentimos su amor, nos llevamos su energía con nosotros”. El artista supo mantener un diálogo musical con su público. La versión cantada a media entre la gente y Reynolds de “It’s Time” fue una clara muestra de esto.
El cierre del festival presentó un gran interrogante para el público sobre a dónde ir: Red Hot Chili Peppers, Camila Cabello o Hardwell. Este último fue el que se llevó la porción de público menor, mientras que la cantante cubana se quedó con la efervescencia adolescente.
Los Red Hot Chili Peppers fueron los adultos responsables de la jornada entre tanta cara nueva. Presentaron el show conocido por los fans y que gusta: jams entre canciones, hits intercalados por canciones menos conocidas y un despliegue de energía total por parte de los cuatro músicos en escena.
En el otro escenario la debutante Camila Cabello desplegó un show imponente desde lo visual. La cantante cubana es un curioso caso de estrella pop que en esta gira por Sudamérica está realizando sus primeros shows frente al público pese a tener múltiples presentaciones en medio y un disco que explota en todas las plataformas. La veinteñera bailó, cantó y cautivó al público que se acercó a escucharla. Interetó casi completo Camila, su disco debut, y obviamente cerró su show con el hit “Havana” para la explosión de sus fans.
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Foto principal: Red Hot Chili Peppers, por Matías Casal.