Tras su vuelta el año pasado en el cierre del Ciudad Emergente, la banda había anticipado algunos de los temas de su nuevo disco que finalmente presentó este viernes ante una multitud que llenó el Teatro Vorterix en el barrio porteño de Colegiales.
“Que bueno volver a ver tantas caras conocidas” decía Elle Iluminatti (Ricky Rúa) con su rostro pegado al vallado que separaba al público del escenario, promediando el show. Los Brujos volvieron a presentar un disco luego de 20 años, en un Teatro Vórterix colmado. Se trata de Pong!, placa que sucede al ya mítico Guerra de Nervios, que marcó la separación del grupo a mediados de los noventa.
El telón se corrió apenas iniciadas las nueve de la noche. No hubo bandas soporte ni demasiada introducción, no había lugar para otras expectativas. Los gritos estallaron ante los primeros riffs de “Pong!”, tema que da nombre al disco, y continuaron con “Buen humor”, de la misma placa y “Yo caí por tu amor” del álbum Fin de Semana Salvaje (1991). Los integrantes dejaron atrás los trajes mutantes y ropavejeros para lucir un atuendo que media entre lo oscuro y alienígena, y un sombrero puntiagudo que hace recordar a los personajes del film Los Coneheads.
En el show no faltaron los clásicos más celebrados por la vieja camada de fanáticos, el frenético “Sasquatch”, y “Vudú”, cantada a coro con un público que ya se había desinhibido de ese primer momento contemplativo. El clima hipnótico de los temas se apoyaba en el sonido sónico de la guitarra sin caja de Gabriel Guerrisi y el dúo de voces de Ricky Rúa y Alejandro Alaci que corrían y se revolcaban por el piso del escenario.
En el público convergían adultos de más de 30 que volvían a revivir los temas de su juventud junto a sus pequeños hijos disfrazados de brujos, y jóvenes, con remeras de Massacre o El Otro Yo, que parecen haber heredado el espíritu que tiempo atrás se veía en los recitales de Cemento o el Parakultural.
El cierre dio comienzo con su canción más popular, vestidos con un impermeable blanco interpretaron “Kanishka”, en honor al rey de la dinastía Kushán en el siglo II. El pogo se multiplicó con “Aguaviva” y sus estrofas que vibraban entre el público más joven: “Golpes a poner el cuerpo, nada yo no soy carnada, bajo todo es más intenso, cero todo fondo es suelo”.
“Gracias por haber vuelto”, se escuchó entre el público una vez que terminó “Piso liso” del disco San Cipriano (1993). El corolario lo marcó “Beat hit”, el corte del último disco, recuperado de unos ensayos en 1998, que estuvo sonando durante todo el año. Los Brujos volvieron y están renovados, pero su magia es la misma que desperdigaban en los noventa y que los hizo leyenda.