Del 10 al 13 de julio, Madrid volvió a recibir al megafestival Mad Cool. Por sus seis escenarios ubicados en el predio de Iberdrola Music desfilaron artistas de la talla de Dua Lipa, Sum 41, Pearl Jam, Måneskin, The Killers y muchos más.
La línea musical del festival se mantuvo alejada del trap y el reggaetón, la excepción fue el show de Rels B la primera noche. Dentro de este gran paraguas de estilos hubo para todos los gustos: punk rock melódico, grunge, pop en todas sus formas, blues, britpop y mucho más.
Un headliner por década
Este año se vio una apuesta a una renovación generacional en los headliners del cartel, sin perder su costado más clásico. Cada noche estuvo encabezada por artista de una década distinta: los 90 por Pearl Jam, los 2000 por The Killers, Dua Lipa por la del 2010 y finalmente Måneskin por la actual. Fueron cuatro shows a la altura de lo que se espera en esos horarios, cada uno aportando lo suyo desde un lugar muy distinto.
Dua Lipa, la estrella pop del momento, brindó un show espectacular en todos los sentidos. La artista angloalbanesa es dueña de un magnetismo y talento vocal que garantizan una gran presentación, en la que desencadenó una canción tras otra, con una sola interrupción para saludar al público en un español bastante prolijo.
El cierre de la segunda noche estuvo a cargo de Pearl Jam, un show que no tuvo mucha sorpresa. Los estadounidenses ejecutaron un clásico detrás de otro a la perfección, frente a casi la totalidad del público que había asistido durante esa jornada.
Durante la tercera noche llegó el turno de los italianos Måneskin, quienes manifestaron su emoción por ser cabeza de cartel por primera vez en el país. Su presencia escénica se aleja mucho del preconcepto que transmiten las bandas surgidas de concursos de talento. Durante un poco más de una hora (no utilizaron todo el tiempo disponible) desplegaron toda su sensualidad y virtuosismo. El punto bajo del show fue la repetición de su hit “I Wanna Be Your Slave” para el cierre, que se podrían haber ahorrado cerrando de forma épica con “The Loneliest”.
Los últimos headliners fueron The Killers, la banda de Las Vegas que reafirma en cada show que son la máquina de hits de su época. Durante todo la actuación encadenaron canciones que fueron cantadas a los gritos por todo el público. Si a una gran lista de canciones le sumamos el carisma de Brandon Flowers y una gran banda, obtenemos un espectáculo infalible como el del sábado por la noche.
Entre los 2000 y el trend de TikTok
La coexistencia entre las bandas de trayectoria y las nuevas generaciones también se pudo ver en las capas medias del festival. Los artistas estuvieron distribuidos de forma que los solapes no fueran terribles salvo contadas excepciones.
Los representantes de principios de los 2000 fueron Garbage, Avril Lavigne, Bomba Estéreo, The Kooks, Keane, Bring Me The Horizon, Tom Morello, Janelle Monáe, Sum 41 y los ya mencionados como cabezas de cartel. Por el otro lado tuvimos las nuevas estrellas, las que no se dieron a conocer por MTV sino por TikTok. Entre estos encontramos a Tom Odell (que invitó a la española Aitana al escenario para cantar “Black Friday”) y Arlo Parks.
Sum 41 y su épica despedida
Aunque no fue en el escenario principal, uno de los mejores shows del festival fue el de Sum 41. Los canadienses comandados por Deryck Whibley tuvieron su épica despedida frente a un público masivo.
El show fue 100% autoconsciente de que son una banda de muchos años, tocando para gente que creció con sus canciones y que seguramente está velando una parte de su vida con esta gira despedida. “Hoy vamos a hacer canciones antiguas, otras muy antiguas y otras viejisimas. También tenemos un par del nuevo disco”, gritó al micrófono el cantante al principio del show.
Durante hora y media no se escatimó en recursos para acompañar las canciones: humo, muñecos inflables, serpentinas, papeles y mucho fuego acompañaron los hitazos que se inmortalizaron con MTV.
Un espacio para el talento español
La primera noche tuvo el cierre a cargo del músico mallorquín Rels B, quien captó la atención del ala joven del público que se congregó en gran número para verlo. Estaba planificado que sea el único show en Madrid en el año, lo que le daba una atención especial al estar presentando su nuevo álbum.
Los otros espacios reservados para los artistas locales fueron las dos carpas patrocinadas por la cerveza Mahou, Russian Red en el tercer escenario y los DJ del escenario electrónico. Estas propuestas recibieron más atención por parte del público que en ediciones anteriores, al igual que aumentaron la presencia en la cobertura oficial del evento en sus redes sociales.
Otros momentos destacados
Uno de los momentos que se llevó todos los flashes fue la presentación de Tom Morello junto a hijo Roman en “Soldier In The Army Of Love”. El niño de 13 años salió a escena para tocar la guitarra junto a su padre con la camiseta del joven futbolista español Lamine Yamal, en una demostración de que el futuro llegó en diferentes disciplinas. Otro invitado interesante de este show fue el guitarrista de Måneskin, Thomas Raggi, para un cover de “Kick Out The Jam” de MC5.
En otro registro totalmente distinto, el show de Janelle Monáe tuvo un gran despliegue de bailarines y vestuario. Sin miedo al abrasador calor de las 7 de la tarde, la cantante desplegó todos sus encantos de diva del pop, con tres outfits diferentes durante las primeras tres canciones y con diferentes accesorios durante el resto del show. El pico más alto del show fue su entrada con guitarra en mano para tocar “Make Me Feel”.
Escucharon al público y actuaron
El año pasado se realizó la primera edición del Mad Cool en el predio de Iberdrola Música, dejando atrás muchos años en el IFEMA. El cambio de ubicación trajo aparejados un sin fin de problemas en accesos, distribución de los espacios y el aforo. Una vez finalizada la edición 2023 las redes sociales del festival se llenaron de críticas.
La organización tomó el guante y este año obró en consecuencia. Los baños estuvieron distribuidos de forma más cómoda, los stands de marcas no eran invasivos, no hubo grandes filas para comprar comida y la reducción de aforo hizo que las jornadas sean más transitables.