Los potterheads son un fandom enorme que atraviesa todo el mundo, sin importar edad, género o religión. La Magic Meeting, encuentro anual que se realiza en Buenos Aires desde el 2012, es sin dudas una prueba de eso. Hay algunos que conocen este evento por primera vez, y otros que lo transitan desde la primera edición. Durante los días anteriores, los fans comparten historias en Instagram etiquetando a la cuenta oficial, mientras le dan los últimos toques a su disfraz de cosplay o releen los libros para prepararse para las trivias de preguntas y respuestas. La cita fue en el Colegio San José en el barrio de Once, el 27 y 28 de julio. Siempre se realiza el fin de semana más cercano al aniversario de Harry y de la misma J. K. Rowling. La entrada de este año, que salió $250 cada día, era de color violeta y tenía al Autobús Noctámbulo como protagonista, dado que se celebraron los 20 años de la publicación del tercer libro el 8 de julio. Como siempre, venía acompañada de un cromo con uno de los personajes del universo.
El colegio fundado en el 1800 tiene un Gran Salón con un teatro que imita al Gran Comedor de Hogwarts, y es lo primero que se ve al entrar. Y luego cuenta con un gran patio al aire libre, rodeado por galerías techadas, pasillos que cada año se llenan de miles de potterheads. Los hay vestidos modestamente, como Fabián Gómez (22) y sus amigos, que solo llevan una bufanda de su casa: “Somos de Ravenclaw, vinimos de civiles hoy.” Y están aquellos a quienes cuesta diferenciar del personaje: el guardabosques Hagrid o la profesora de Herbología Pomona Sprout que se pasea sosteniendo una mandrágora. En el medio, muchos grises: desde un Deadpool con una bufanda de Hufflepuff, hasta una chica con orejas de elfa que parece salida del universo Tolkien.
A lo largo del fin de semana, todos compiten por la Copa de las Casas. En el Gran Salón suele haber una pantalla que lleva la cuenta. Los puntos se reúnen participando de las distintas actividades: los concursos, los partidos de Quidditch, las distintas trivias o desafíos, e incluso los exámenes T.I.M.O.s para los que se sienten más similares al personaje de Hermione Granger. Este año también estaba la posibilidad de sumarlos con la app Wizards Unite, que fue estrenada en junio. Quienes no pertenecen todavía a ninguna casa pueden someterse al Sombrero Seleccionador, quién le revelará su destino: Gryffindor, Ravenclaw, Hufflepuff o Slytherin. Las cuatro tienen sus respectivas salas comunes desparramadas por el colegio, a la cual no puede acceder ningún alumno de otra casa o perderá puntos. La color verde esmeralda es la única que se encuentra en planta baja, dado que en el universo de Harry Potter se ubica en las mazmorras. Está al lado de la Sala Multipropósitos, donde se puede jugar al Tutti Frutti o al Ajedrez Mágico.
Los alumnos pueden participar de diferentes clases mágicas, que simulan las que hay en el castillo de Hogwarts y están preparadas por los profesores con mucho amor y dedicación. Todos ellos, este año eran diez, saben estar disfrazados y personificados al mejor estilo mágico. Cecilia Cantero (34), recomienda especialmente asistir a la de Criaturas Mágicas: “El profesor la hace todos los años y siempre trae cosas distintas. Un año trajo un mueble gigante con puertitas y de ellas salían las criaturas, moviéndose como marionetas. También tenía un dragón gigante que se movía, se lo subió al hombro y los nenes le daban de comer.”
Este año hubo algunas particularidades, como la regla de que para poder comprar en ciertos stands había que cambiar previamente el dinero muggle (los pesos argentinos) por el mágico, específicamente galeones. Y por eso había un Banco de Gringotts en la entrada. Los galeones servían para las bodas mágicas, stand que siempre está repleto de gente, o para comprar Butterbeer y merchandising oficial del evento. Además, se realizó un Torneo de las casas de Quidditch Muggle, deporte adaptado de la saga, donde a los jugadores se les pedía para participar la donación de un alimento no perecedero. La cancha estaba apostada en la mitad del patio del colegio. Siempre hubo un árbitro presente para verificar un juego justo y Gryffindor contó hasta con una hinchada alegre y efusiva. En los pasillos generalmente se pueden encontrar todo tipo de merchandising potterhead y de mundos cercanos, escenarios que recrean escenas de las películas para sacarse fotos, y también se puede comprar comida, incluso vegana. Débora Larrea (24) estaba haciendo fila en uno de los horarios más concurridos, pero esperaba tranquila, llevando a su hijo Benjamín, de cuatro meses, en un portabebés pegado a su cuerpo. El niño dormía desde que entró al colegio. “Es de Gryffindor, como la madre,” aclara con una sonrisa.
El concurso de Cosplay es un clásico de la Magic. El domingo pasó por el escenario una pequeña Hermione de cinco años que se ganó los suspiros de todos, un Peeves con risa guasona y los gemelos Weasley personificados por dos mellizas de 26. “Nos sentimos un poco raras porque estamos vestidas de Gryffindor pero somos Hufflepuff de alma y corazón,” confesaron Agustina y Amanda Celia. Otro grupo conformado por el trío de oro, Malfoy y Luna, recibió la “Mención Violenta”. Ellos recrearon la escena de El Prisionero de Azkaban donde Hermione le pega a Malfoy en la cara, pero con una particularidad: a mano limpia y sin ningún efecto. Al público le gustó tanto que tuvieron que repetirla nuevamente en cámara lenta. Seguro que el papá de Draco se enterará de esto.
La Magic Meeting también tiene su costado solidario. Todos los años, el guardarropas está atendido por una ONG a favor de los derechos de los animales, y este año fue el turno de FUNDANH, que se encarga de transitar y poner en adopción a perritos. Todo lo recaudado en el stand fue para la fundación. Los alimentos no perecederos recaudados por Quidditch Fancon estaban dirigidos a Casa Trans, lugar de contención y protección a la comunidad que además brinda talleres y un sistema de salud.
Este año, el premio a la Sala Común Mejor Decorada fue para Hufflepuff, la tercera vez que los tejones se llevan el premio. Empezaron a prepararla en mayo, aunque confiesan que en otras ediciones lo hacían desde enero. María Sol Mayo explicó: “Esta vez intentamos tomárnoslo con más calma. Reciclamos muchas cosas de otros años e hicimos cosas nuevas. Las bibliotecas son algo que nos identifica.” El premio más esperado, la Copa de las Casas, fue para las serpientes de Slytherin, que sumaron más de 7.400 puntos. Es el primer año que la ganan y no podían más de la emoción. Incluso las demás casas estaban contentas por ellos. “Gracias a todos por venir, aguante Harry Potter, loco. Son el mejor fandom,” cerró una de las conductoras del evento mientras transmitía el recuento en vivo.