El silencio prima en el auditorio mientras Stuart Braithwaite afina su guitarra y prueba pedales antes de empezar la próxima canción de Mogwai. Alguien tose en la platea alta del Gran Rex y se escucha hasta en el escenario. Afuera, con un sonido constante, llueve a cántaros. Dominic Aitchison hace sonar una cuerda de su bajo y queda a la espera de sus compañeros para continuar. En eso está el grupo escocés cuando una música muy distinta a la suya empieza a tomar fuerzas: unos acordes cumbieros se escuchan suavemente en todo el teatro. ¿Son el ringtone de un celular? ¿Alguien que gusta de Mogwai pondría ese sonido en su teléfono? Al ritmo tropical se le suma una voz femenina y un pequeño zumbido de interferencia. Barry Burns mira a sus compañeros y todos se ríen. Una canción se coló en uno de los amplificadores de la banda y la cumbia que se mezcla con el post rock de Mogwai es una interferencia radial.
La reconocida banda de Glasgow llegó por tercera vez a nuestro país el jueves 10 de mayo. Luego de su debut argentino en La Trastienda en el 2012 y en el festival Music Wins en el 2014, el grupo -mayormente- instrumental tocó en el teatro Gran Rex para presentar su último disco, Every Country’s Sun (2017). Con esta tercera visita, Mogwai ya hizo cartón lleno de estilos de escenarios. La primera vez fue en un ambiente más íntimo, de sonido envolvente y con la cercanía de la gente que podía ver los pedales responsables de lograr que los temas, sin letras, parezcan cantadas. La segunda fue en un escenario más grande, con efectos lumínicos intensos y la posibilidad de que la música se perdiera en una noche al aire libre. La elección, entonces, de que este show fuera en un teatro, le permitió a los fanáticos escuchar al grupo en un tercer contexto por más de interesante: un lugar preparado acústicamente para romperle los tímpanos y con la comodidad de butacas para relajarse y viajar por el espacio con sus sonidos intergalácticos.
El setlist estuvo organizado en torno al nuevo disco con temas como “Crossing the Road Material“, “Coolverine” y “Party in the Dark“, uno de las pocas canciones a las que le pusieron voz esa noche. Luego hubo un picoteo por su discografía, como “Friend of the Night” y “We’re No Here” de Mr Beast (2006) y el gran hit “I’m Jim Morrison, I’m Dead” del álbum del águila, The Hawk Is Howling (2008). El show fue corto e intenso y para cuando la banda estaba llegando a los bises parecía que solo habían pasado unos minutos de su comienzo. Al terminar y despedirse con “We’re No Here” las luces se encendieron pero los oídos quedaron zumbando un rato largo. Tanto que la tormenta potente y ruidosa de afuera parecía no tener sonido.
*
Foto principal: Julieta Briola.