La banda marplatense cumplió diez años y lo celebró en la quinta edición de Noches de Morbo, ciclo curado por ellos mismos. La locación fue el ya mítico Club Cultural Matienzo, aquel centro cultural que empezó como una casa medio oculta en la calle Matienzo de Colegiales y es hoy un colosal espacio artístico ubicado justo en la división entre Almagro y Palermo Viejo. El formato fue en fecha doble: en horario matiné, una función apta para todo público en la cual interpretaron su álbum Boa (2014) de forma íntegra; en horario trasnoche, más de fiesta y para mayores de edad, set extendido de Morbo y Mambo y el DJ amigo Gastón Garat pasando vinilos. También musicalizó una parte de la jornada el baterista de Morbo, Matu Aguilar.
La primera jornada abrió a cargo de Sistemas Inestables, conjunto instrumental chileno. Una puesta en escena peculiar, con los integrantes del trío enfrentados a sí mismos, siendo así que uno de ellos daba la espalda al público. Con algo de demora, quizás por la llegada tardía de la gente, quizás porque la noche así lo pedía, quizás porque había que esperar a las amigas y los amigos que venían del show que Guli y Bandalos Chinos daban en Vorterix, el arranque de Boa no iniciaba hasta bien pasadas las once.
El condimento, además de tocar de manera íntegra semejante obra, era que se sumaban en percusión Fer Barrey (Los Espíritus) y en trompeta Fermín Echeveste, ambos miembros originales durante la grabación del álbum en cuestión. La primera mitad del show fue como se esperaba, tocando Boa en orden; luego de una pequeña pausa, Manu Aguilar (bajo) se dirigió al público de manera entusiasta: “Bueno, estamos tocando esto de pe a pa, con los viejos integrantes, una gran parte de Morbo y Mambo” y la gente le devolvió el gesto emotivo cantando el feliz cumpleaños a la banda. Como respuesta, el músico tuvo la intervención clave de “pedir que nos acerquemos un poquito más”; de esta manera, se venció la timidez de la gente y todo mundo avanzó tres metros. La segunda mitad tuvo algunas inversiones en el orden de los temas y, terminada la placa, se tocaron seis temas más de yapa, casi todos del primer disco homónimo, del año 2011.
En el interludio, la pequeña multitud del primer show se unió a quienes bebían cerveza afuera esperando por el segundo. En el patio de Matienzo podía verse a varios músicos de la escena local, entre quienes destacamos a Maxi Prietto (líder de Los Espíritus), que tuvo la amabilidad de compartir unas palabras con quien les escribe:
“La primera vez que escuché Morbo y Mambo fue hace como seis años, en Plasma, en una de esas fiestas que duran hasta el amanecer. Fue de los primeros acercamientos al afrobeat en mi vida. Manu (Aguilar, el bajista) me había acercado un disco de Morbo, pero donde más flasheé fue cuando los ví en vivo; la buena onda y la gente bailando, mucha psicodelia había por ahí (risas). Yo creo que influyeron mucho en lo que después fue Los Espíritus, que por entonces se estaba gestando”.
La segunda entrega batió récords, la sala estaba realmente muy llena. La banda tocó su último disco, Muta (2017) entero, logrando el famoso trance por el cual son característicos. O bien tu cuerpo empieza a bailar de manera espontánea los afrobeats, tirando pasos mágicos como los del trompetista Andrés Ravioli, o bien estando quieto, tu mente se expande y sobrevuela el cosmos guiado por los psicodélicos vientos y frenéticos platillos. Luego del mencionado estreno, hicieron una pequeña pausa y volvieron de forma serena con “Camille”, su hitazo del EP Noches de Morbo Vol. 1. Lo que ocurriría en momentos posteriores amerita ser contado desde adentro.
Estoy en el Club Cultural Matienzo viendo a Morbo y Mambo. Como en cada concierto de estos seres intergalácticos, estoy bailando al punto de que mi cabeza gotea sudor; por alguna razón, una lluvia de pensamientos acribillan mi cabeza: recuerdo declaraciones de artistas internacionales hablando sobre el desenfrenado público argentino, rememoro una entrevista a Whitney en la que contaban que sus colegas músicos les decían “el tour sudamericano es lo mejor que les va a pasar en la vida”, pienso en performances artísticas como Fuerza Bruta y termino recreando las lecciones de literatura de la secundaria, en particular un concepto nacido en el teatro, el de “romper con la cuarta pared”. Pienso que vine a trabajar, estoy cubriendo el evento y, como cada vez que eso ocurre, tengo el celular lleno de anotaciones sobre cada detalle (no siempre tan) relevante. Pienso también que soy uno más del público, uno de los tantos actores partícipes de este encuentro. Por último pienso que tengo que hacerlo, tengo que ejecutar esa (ni siquiera tan) loca idea. Entonces me adelanto determinado, con dicha imagen fija en mi mente. Acabo en primera fila, bailando a unos cuantos centímetros de los Morbo y aguardando el momento adecuado. Tras algunas canciones de melodías algo más lentas y reflexivas, la banda —casi siempre instrumental— ejecuta un cover de “Mañana en el Abasto” de Sumo que Maxi (guitarra y trombón) se encarga de cantar. Lo tomo como una buena señal, ya que tengo el fetiche de fantasear, en cada show al que asisto, que habrá un cover de Sumo (se sorprenderían de saber que me lo cumplió incluso el venezolano-estadounidense Devendra Banhart).
Cuando los beats vuelven de la lisergia aletargada al ritmo fiestero entiendo que es el momento que tanto esperaba, me calzo, todavía apagados, los guantes luminosos que me regalaron en el Personal Fest y le explico a Andrés la secuencia. El trompetista se copa y, cuando el tema explota, chocamos puños y las luces de mi guante se encienden. Otro golpe de puño enciende el guante que delegué en mi colega. Así estamos, Bele y yo bailando en primera fila, riéndonos con los músicos risueños y moviéndonos con las manos luminosas en alto. La temperatura sigue en aumento por el calor del flash de algún delirado que filma la secuencia detrás nuestro; los pasos se intensifican y la noche de morbo culmina en el clímax de las alegrías y melodías. La banda agradece y se despide muy celebrada, nosotrxs nos vamos contentxs porque rompimos la cuarta pared y fuimos parte del show de un conjunto que merece lo mejor de su público.
Hasta la próxima edición de Noches de Morbo.
Foto principal: Belén De Corazones