Una soga con medias, camisas, bóxers y ropa vieja tendida, atraviesa el escenario y cruza el telón de punta a punta. Como si fuese la escenografía de una producción teatral, la ambientación elegida por Nafta para iniciar la presentación en vivo de su álbum homónimo da cuenta de sus características: narrativas marginales, lunfardismos barriales y una especial afinidad por lo cotidiano. Son pasadas las 22 h cuando el protagonista de la película que produjo la banda sale a escena, descuelga las prendas tendidas y abre el telón para develar la puesta en escena minimalista pero efectiva. Tres veladores y un cartel luminoso con el nombre de la banda en el centro iluminan a lxs músicxs.
Al igual que en el álbum, “Vos no” es la elegida para dar comienzo a la noche, y su “Todo, todo, todo lo que toco lo rompo” es el primer estribillo en el cual un muy cálido público comienza a acompañar a la banda y darle vida a un Niceto Club repleto. Con esa estética semi-trash y barrial que tan bien le sienta y tan auténtica se ve, Magamo, líder de la banda, advierte “No esperen nada de nosotros,” y continúa el show con “Ya es tarde”, “El enrosque” y “La carta”. Las letras llenas de reproches (“Yo no quiero quedarme esperando milagros, ¿sabés?”), amenazas (“Tuve que huir, me quise matar, quise matarte”) y promesas (“Hoy por vos doy todo y mucho más”) reflejan una crudeza y una sensibilidad que el cantante se las apropia y exterioriza de forma impecable.
En “La carta” las coristas de la banda comienzan a adueñarse de la noche, y con esas magníficas voces construyen el pilar sobre el que se sostiene el vivo de Nafta. A partir de la construcción de armonías que se pasean por el r&b, góspel y soul, se genera un clima espiritual que hace pensar más en una iglesia afroamericana en el sur de Estados Unidos que en un bar en Palermo. Nafta propone una reivindicación de los mejores elementos de la música negra estadounidense, atravesada y contada con modismos bien porteños e interpretada por un grupo de virtuosxs y sensibles músicxs. “Menos mal”, “La espera” y “Unos días” son instancias del show en los que cada integrante de la banda logra lucirse individual y colectivamente.
Habiendo ganado una amplia comunidad de seguidores que corean sus canciones con euforia e invitan a aquellos pocos que los desconocen a unirse al festejo, Nafta logra generar un clima especial en su show. “Sin un peso” y su necesaria advertencia de “Lo que cobres no te lo delires” consigue una conexión casi litúrgica con el público que completaba el coro: “No te lo delires/¡No seas gil!”, y la romántica y perfecta “Vení mirá” cierra el recital con el tecladista emulando los sonidos de un órgano Hammond que evoca a una misa en el más barrial de los templos, dejando más que satisfechxs a lxs extasiadxs asistentes.
Agradeciendo en todo momento, dedicando el show a la abuela del baterista, presentando a cada unx de lxs integrantes y evidenciando un talento y una humildad digna de destacar, Nafta dio un show que los coloca como una nueva banda a seguir, la combustión que necesitaba la escena porteña fue hecha.
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Foto principal: Juli Maccarino.