En su show durante el segundo día del Lollapalooza Argentina, Phoenix no tuvo sorpresas. Lejos de ser algo negativo, fue una confirmación del nivel que maneja el conjunto francés y que ya habían mostrado unos días antes en su sideshow en el Complejo C Art Media. Con un despliegue monstruoso, un sonido limpio pero abrumador y la inconfundible voz de Thomas Mars, el cuarteto de Versalles brilló con una presentación incendiaria, que además sirvió como un pantallazo de su catálogo para aquellos afortunados que estuvieran escuchándolos por primera vez.
¿Qué mejor forma de introducirse que con un hit fuerte y al medio? “Lisztomania” fue la canción escogida por Phoenix para abrir su segunda presentación en el festival (participaron de la primera edición en 2014) y así continuar un compendio de éxitos para contentar tanto a los fanáticos más acérrimos como a los curiosos que se acercaron al escenario de Flow ante semejante despliegue de luminaria y sonido. El resto fue una versión compacta del show que dieron en el recinto de Chacarita.
Estéticamente, el show fue de menos a más. Partiendo de una luz tenue que apenas iluminaba a los músicos, el escenario se fue esclareciendo con el paso de canciones como “Entertainment”, “Lasso”, “Too Young” y “Girlfriend”. La ovación llegó con “Ti Amo”; el riff principal de la canción fue coreado por la audiencia para amalgamarse al unísono o con la guitarra portentosa de Christian Mazzalai, un desquiciado que se hizo cargo del contexto y dejó una parte de sí arriba del escenario con talento, furia y pasión.
La relación de los franceses con la Argentina viene desde hace más de quince años con su primera presentación en el país en 2010. Hay cierto calor en el público argentino que despierta la mejor parte de Phoenix y entusiasma al grupo a niveles superlativos. Se ve y se nota, sus shows en otros países no son iguales. Acá la cosa es seria y la encaran de esa forma: con actitud, seriedad y profesionalismo. “Armistice” marcó la mitad del set y todavía restaba lo mejor.
“Vamos a hacer una de las primeras canciones que escribimos, así que ya tuvieron 24 años para aprender la letra”, dijo Mars para dar comienzo a “If I Ever Feel Better” y “Funky Squaredance”. Luego, llegaron “Tonight”, “Rome”, “Trying to Be Cool” y “Drakkar Noir”, al mismo tiempo que el contacto con el público se dio cara a cara. Mars bajó del escenario para saludar y, literalmente, nadar entre la multitud que lo sostuvo entre sus manos mientras lo transportaban por la tangente del escenario. Una prueba de que Phoenix podrá ser muchas cosas musicalmente, pero su actitud es intrínsecamente rockera.
En la recta final de su show, los franceses apuntaron a lo emocional con “Artefact”, “1901” -festejada por toda la audiencia- y el cierre a cargo de “Identical”. En una hora que pasó más rápido de lo que cualquiera pudiera haberse percatado, Phoenix deslumbró con una presentación potente y efectiva. Los íconos del indie rock celebraron junto al público argentino sus años de trayectoria, pero también el vínculo entrañable que durante todos estos años forjaron con los fanáticos a la llama de canciones poderosas y trascendentes.
Y así como la influencia del french touch electrónico les dio el valor diferencial en sus comienzos, también lo hizo en el vivo. Con la mente en la pista de baile y el corazón en el indie, Phoenix hizo de su show una continuación con más nervio guitarrero de lo que horas antes había hecho Jungle en el mismo escenario. Para “Trying to Be Cool”, uno de los mayores hits del grupo, Mars se calzó unos binoculares y miró hacia el horizonte del predio, como si necesitara chequear que nadie dejara de mover los pies. Misión cumplida y a seguir.