El multifacético DJ y productor inglés Will Holland, mejor conocido como Quantic, se presentó el viernes 15 de marzo en el Teatro Margarita Xirgú. En el marco de su gira por Latinoamérica, Quantic liberó su set al rededor de la 1 de la madrugada ante un Xirgú lleno y expectante.
La noche abrió a todo ritmo con el mexicano Alhaja Champion. Sus sonidos rozaron el noise oscuro, y por momentos su reggaetón parecía incendiarlo todo. El fuego satánico de letras bizarras (escuchar “El heladito”, por ejemplo) sacudió las caderas de los ansiosos cuerpos presentes. La pista se llenaba y el mexicano se fue entre cálidos aplausos.
El turno de un viejo conocido llegó con el set de Pedro Canale, la cabeza de Chancha Vía Circuito. Canale es un maestro a la hora de hipnotizar públicos en cualquier latitud del globo, y su espectacular ritual de luces dejó en trance a todo el teatro. Sus ritmos ancestrales, andinos y selváticos son una insignia inconfundible y a través de su folktrónica o electrónicandina (las nomenclaturas jamás importaron menos) Chancha sumergió al público en un vaivén sensual, lento y lisérgico, aplacando el fuego mexicano con la frescura de los Andes.
Presentado por el mismo Canale, Quantic subió al escenario y enseguida puso manos en la consola. El ex Ondatrópica se despachó con un set no corto pero intenso. Los espíritus de las glorias de la música colombiana (Fruko, Aníbal Velasquez, Michi Sarmiento y contando) revivieron y gozaron en las manos de un inglés que los admira y retoma siempre. Quantic hizo una suerte de trabajo arqueológico cuando vivió seis años en Cali y se empapó de la calidez colombiana propia de la gente, la comida, la selva y las playas, pero sobre todo de los discos. Además de DJ y productor, Will Holland es un exhaustivo estudioso y después de horas y horas de investigación musical renació como un nuevo artista. Al Xirgú llevó su mejor repertorio e hizo quebrar caderas con “La plata”, temblar hombros en “Sol clap” y soltar carcajadas de placer en su homónima “Descarga cuántica”.
Caracterizan a Quantic el latin groove, el soul y el funk además de los ritmos tropicales, pero su eclecticismo no termina ahí. Entre baile y baile el artista demostró por qué es uno de los mejores de la escena y sacó a relucir una electrónica pura y pegadiza, propia de cualquier escenario europeo y distante del ritmo latino que acababa de sonar. Así fue como el paisaje de la noche quedó compuesto y descompuesto por mosaicos sonoros que hicieron bailar al público hasta el cansancio.
De yapa, la noche cerró con otro viejo conocido: Villa Diamante dejó de ser un cuco en la vida de la electrónica y sus noventosos y dosmileros remixes remataron una noche sin precedentes en el mítico San Telmo.
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Foto principal: Pablo Mekler.