El viernes 19 de julio recibió una nueva jornada del Sónar de Día en el recinto de Fira Montjuïc, que venía calurosa y repleta de propuestas. Una de las más llamativas fue la segunda que se pudo ver en SónarHall, la cantante Holly Herndon y su espectáculo “PROTO”. Acompañada por el artista, investigador y profesor Mat Dryhurst, ambos fueron protagonistas también en Sónar+D, impartiendo la ponencia “Las Voces de la IA,” el mismo jueves, y aportando una de las proyecciones que se pudieron ver en el Sonar360º bajo el nombre de “Chain Opera.” La actuación de la norteamericana en el Sónar de Día reflejó cómo la tecnología puede formar parte esencial de la música. Rodeada de vocalistas que parecían sacados de un mundo onírico, y con unas visuales que trasladaban a parajes fantásticos, Herndon convenció, y su voz modulada hizo el resto. Las canciones que la artista había estrenado en su disco PROTO (4VD, 2019) ya auguraban un directo muy vistoso.
Poco antes, Bruce Brubaker y Max Cooper presentaban en SónarComplex su show “Glassforms”, en una ocasión irrepetible de ver juntos a un pianista clásico y una figura del techno. También en el Complex, la artista siria afincada en Estados Unicos, K Á R Y Y N convencía con su mágico show. Cambiando radicalmente de tercio, uno de los artistas que convenía no perderse era Masego. SonarVillage acogió el show de este virtuoso que con su fusión del R&B, el neo soul y el funk, generó un ambiente festivo. Y la fiesta la retomó a continuación el mago DJ Krush con su set de hora y media en el que hizo bailar a los asistentes como solo él sabe hacerlo. El maestro del hip hop es ya un veterano y su buen hacer es más que palpable; bastaba con acercarse y observar de cerca cómo se desenvuelve a los platos.
Especialmente intenso fue también el show de SebastiAn en SónarHall, reventando la oscura estancia. El productor parisino y abanderado del synth-pop de los 80 puso patas arriba el recinto. A esas alturas ya todo podía pasar, y si no que se lo preguntan a los que vieron el show de Virgen María, que no es otra que María Forqué (hija de la actriz Verónica Forqué). Su directo fue de todo menos aburrido, con una excéntrica performance a base de trallazos y extraña vestimenta.
El sábado el Sónar de Día tenía todavía muy buenas sorpresas para ofrecer. De las primeras horas nos quedamos con el show de Territoire en el SónarHall. La banda española liderada por el francés Olivier Arson presentó Alix (Humo, 2018), un álbum que contó con la producción de Oscar Mulero. Contundentes, oscuros y poderosos. Otra de las sorpresas de la tarde fue la actuación de la norteamericana vox en SónarDôme. Enfundada en un pomposo traje rojo, ofreció un interesante show de tan solo media hora, tiempo suficiente para constatar que tiene mucho que decir. Tras su paso por la Red Bull Music Academy de Berlín y su primer tour europeo el año pasado, al fin hemos podido verla en Sónar. FKJ también tuvo su lugar para desplegar su set de instrumentos en SónarVillage. Vincent Fenton, el alma del proyecto, vino armado con varias guitarras, bajo, saxo, piano. Una experiencia similar para los sentidos fue el set del productor Nicolá Cruz, quien desplegó su arsenal ante un SonarHall repleto, a pesar de actuar a las cuatro y cuarto de la tarde.
De vuelta en el SónarDôme, volvíamos a sumergirnos en el espectro Red Bull con dos buenas píldoras musicales: Yakamoto Kotzuga y Perel. El nombre real del primero es Giacomo Mazzucato, italiano a pesar de que su nombre pueda despistar. La segunda es la alemana Annegret Fiedler, y su LP debut, Hermetica (DFA, 2018), ha cosechado muy buenas críticas. Tirando de ritmos synth-pop marcados y bailables, y letras en alemán, Perel se comió el escenario.
Otra que está en la cresta de la ola de los nuevos iconos es Bad Gyal. La reina del dancehall y sus bailarinas coparon la atención de los valientes que aguantaban el calor sofocante frente al SónarVillage. La española se encuentra en su mejor momento y no desaprovechó la ocasión de jalearse bien delante de un ventilador mientras cantaba sus himnos millenial. Por su parte, Cecilio G decidió entrar de forma llamativa, a caballo. Y ante la mirada atónita de los asistentes, se dirigió al escenario SónarXS para ofrecer su actuación. Sin embargo, los más sibaritas del festival encaminaron sus destinos para terminar la jornada diurna entre el SónarDôme, con Theo Parrish, que ofreció una sesión de tres horas; y el SónarVillage, y con el broche de oro del omnipresente Erol Alkan.
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Foto principal: Bruce Brubaker y Max Cooper, por Leafhopper.