Uno de los sideshows del Lollapalooza 2019 más esperados era el del trío de pop Years & Years, liderado por el carismático Olly Alexander, que se ha convertido en uno de los referentes más importantes para la comunidad gay. Con dos discos bajo el brazo, los jóvenes ingleses llegaron al país con la excusa de presentar su último material Palo Santo.
“Sanctify”, primer single de este segundo álbum, fue el encargado de abrir el show de más de una hora. Muy puntuales desde un comienzo, la banda demostró por qué han sido tan exitosos en estos últimos tres años. La personalidad de Olly resaltaba en el escenario con el espíritu liberador que lo caracteriza, contagiando a todos los presentes con su energía. El grupo sonó muy prolijo y sus coristas a lo largo de la noche elevaron el show a otro nivel, como cuando hicieron una versión de “No Tears Left to Cry” de Ariana Grande y de “Like a Prayer” de Madonna, en el medio de un break para que Olly se cambiara de vestuario.
Hubo espacio para sus hits más grandes como “Shine”, “You’re Over Me” y “Desire”, en donde el público se mostró más eufórico, y momentos más íntimos con baladas como la reconocida “Eyes Shut”, hit de su primer disco Communion.
La energía de Olly en el escenario y el entendimiento que tiene con el resto de la banda hicieron de la noche una experiencia hipnótica. El show se puso más picante cuando Olly se sacó la remera para provocar el grito de todo su público, y logró seducir a los presentes con canciones como “Worship” y “Rendezvous”.
Fue un show prolijo en donde la personalidad del cantante hizo distinguir al grupo de lo que sería un concierto de pop estándar. Su alma de líder hace pensar que no existiría Years & Years sin él, es un personaje irreemplazable que desde chico estudió a la perfección lo que es ser un artista pop. En el escenario y en sus canciones pueden notarse clara influencia de artistas como Rihanna, Beyoncé o Britney Spears, pero sin nunca perder su esencia, ese algo que lo vuelve único.
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Foto principal: Mica Garate.