Por lo general, los festivales suelen ser de esos días interminables en los que uno se la pasa calcinándose bajo el sol o escondiéndose de la lluvia, sentado por ratos y parado la mayor parte del tiempo, debatiéndose entre ir a comprar algo o quedarse custodiando el lugar cerca del escenario que tanto costó conseguir, rodeado de una atmósfera cargada de ansiedad, mirando el reloj cada dos segundos sintiendo que el tiempo no avanza más.
El Personal Fest 2013, Día 2, que tuvo lugar en el enorme predio de GEBA San Martín el pasado 13 de octubre, sin dudas no fue así. A diferencia de ediciones anteriores, los entretenimientos fueron tantos esta vez que resultó imposible aburrirse durante la espera: Masajistas profesionales, karaoke con disfraces, juegos de todo tipo, cabinas para sacarse fotos divertidas, lonitas para sentarse en el piso, pochoclos y algodón de azúcar, caramelos de miel por doquier, y por supuesto, bandas tocando constantemente en los distintos escenarios, fueron algunas de las cosas que hicieron que el día se pasara volando.
No había llegado a recorrer todo cuando a las 20.05 hs en punto, en plena distracción, comenzaron a sonar los acordes de la inconfundible “In Transit” de Albert Hammond, Jr. en el escenario principal. El guitarrista de The Strokes nos deleitó con canciones de sus dos discos como solista, Yours to Keep y ¿Cómo te llama?, entre ellas “Everyone gets a star”, “Scared” -que suena tan dulce como su voz-, “Hard to live in the city” y “Back to 101”. Además, presentó algunos temas de su último EP, “Carnal cruise”, “Cooker ship”, “Rude Customer” y la tan pegadiza “St. Justice”, cuyo video se estrenó hace poco.
Si bien resultaba evidente que la mayoría de las personas allí presentes no venían exclusivamente por él, se escucharon unas cuantas voces coreando sus temas y alentándolo con el “olé olé olé Albert” que tanto nos caracteriza a los argentinos. El show sonó excelente, por momentos calmado y por otros con un tinte un poco más rockero. La voz suave de Albert- tan diferente a la de Julian Casablancas- sumada a su indiscutible habilidad para tocar la guitarra, no dejaron nada que desear. Se mostró feliz de estar tocando para el público argentino, y nos contó que entiende todo lo que decimos- ya que su mamá es la ex modelo argentina Claudia Fernández- pero que habla poquito español. Se notaron las caras de sorpresa y admiración de muchos de quienes evidentemente no lo habían escuchado nunca.
Se despidió con un cover de “Last caress” de Misfits, después de haber tocado por alrededor de una hora un total de 15 canciones, dejándonos a todos los fanáticos a la espera de que regrese muy pronto junto a The Strokes. Se puede ver el recital completo desde acá:
No pasó más de media hora hasta que comenzó a sonar Jane’s Addiction en el otro escenario. Muchas personas se dispersaron para continuar visitando los distintos stands de entretenimientos, otras se unieron al público de la banda que tocaba en ese momento, mientras que una gran cantidad se quedó en el escenario principal para esperar a que se hicieran las 22.45, horario en que tocaría Muse, el grupo más esperado de la noche. Resulta sorprendente la fama que adquirió el trío inglés en nuestro país en los últimos años. Aquellas dos horas hasta que llegó el momento fueron las más largas de todo el día. Por más de que se podía disfrutar a Jane’s addiction de fondo, la impaciencia se reflejaba en la cara de todos los presentes.
Eran pasadas las 23.00 cuando la música apocalíptica e inconfundible de “Unsustainable”-uno de los hits de su último disco, The 2nd Law– comenzó a sonar, con su respectivo video en pantalla gigante y algunas nubes de humo escondiendo el escenario. Al ritmo del dubstep la banda comenzó a rockear dejándonos a todos más que eufóricos con su entrada triunfal.
Siguieron con otra de las nuevas, “Supremacy”, en la que pudimos apreciar por primera vez los míticos y potentes agudos del frontman, Matt Bellamy, que suenan increíblemente iguales a lo que escuchamos en las versiones de estudio. “Map of the problematique” fue el primer clásico de la noche, en la cual los saltos y los coros del público no faltaron ni un segundo. Continuaron con las bailables y divertidas “Panic Station” –con algunos de los líderes mundiales caricaturizados en videos de fondo- y “Supermassive black hole”, después con potencia tocaron la infaltable “Plug in baby” y más tarde “Resistance”, que de seguro robó más de una lágrima entre los espectadores.
Chris Wolstenholme, el bajista, nos dejó a todos boquiabiertos con su habilidad para tocar la armónica -que terminó arrojando hacia a algún afortunado-, y marcó el inicio de otro de los temas infaltables, “Knights of cydonia”, cargada de ese contenido político-social que tanto caracteriza a la banda y coreada por el público hasta en las partes instrumentales. Dominic Howard no dejó de demostrar su potencia en la batería durante todo el concierto. El famoso cover “Feeling good”- con Matt Bellamy en el piano y el megáfono que suena durante la canción incluido- fue una de las sorpresas de la noche.
Durante “Undisclosed desires” Bellamy bajó del escenario para saludar a los afortunados fans que se encontraban delante de todo, e incluso se fotografió con algunos mientras cantaba tan desconcentrado que apenas se escuchaba su voz, ya que el micrófono estaba un poco bajo y se opacada con los cantos del público y los gritos euforia. En “Liquid State”, otra vez Chris fue protagonista y cantó mientras tocaba el bajo. “Madness”, esa canción tan pegajosa, fue una de las baladas noche, durante la cual Matt lució unos divertidos y futuristas anteojos que también arrojó al público. El famoso tema “Time is running out” fue uno de los highlights de la noche, y comenzó con la intro instrumental de otro de los reconocidos covers que realizó la banda, “House of the rising sun”.
La banda desapareció durante unos minutos y nos dejó mirando el reflexivo video de “Isolated system” en las pantallas, para luego volver con las últimas tres potentes canciones: la política “Uprising”, “Starlight”-un hermoso clásico- y para cerrar, “Survival”, la que los lanzó a la fama durante los Juegos Olímpicos 2012.
Después de rockear durante casi dos horas, el trío inglés se despidió del exaltado y eufórico público argentino, que no dejó de demostrar su alegría y admiración por la banda ni un segundo. Si bien el setlist fue bastante variado, con alrededor de 20 temas, el tiempo se pasó demasiado rápido. Faltaron algunas canciones que hubiese sido espectacular escuchar, como “Hysteria”-que fue pedida a gritos reiteradas veces-, “Stockholm syndrome”, o alguna de su primer CD, Showbiz, entre otras.
Hay que destacar que suenan con una calidad excelente, igual o incluso mejor de lo que escuchamos en los discos de estudio, y el show se vive con tanta intensidad que termina siendo una experiencia inigualable. Después de asistir a su concierto es comprensible por qué la banda ganó tantos seguidores desde su última visita al país en el 2011 junto a U2. Esperemos que los fuertes rumores de que volverán para el Lollapalooza el año que viene sean ciertos.
Si nos quedamos con ganas de más es porque, evidentemente, Muse es una banda que vale la pena ver en vivo. Acá podes revivir su show: