Si algo ha quedado claro estos últimos años es que la única forma de crear y mantener vigente la escena independiente es a través de la autogestión y el esfuerzo colectivo. Es una realidad que supone muchas dificultades, pero a su vez le otorga un tinte épico a cada logro alcanzado por los artistas que emergen de aquel panorama.
El SuperFestin DIY vendría a ser entonces una celebración de la lucha que conlleva el hacer parte del under, encontrar un lugar para lo poco convencional. Se había planeado el encuentro de más de 40 propuestas musicales provenientes de distintas partes del país y de Uruguay incluso. Tampoco se trataba de honrar al rock nacional, sino de juntar en un mismo eventos bandas que comparten cierta afinidad sonora y conceptual, dignas herederas del legado de Sonic Youth y Daniel Johnston, entre tantos otros.
Día 1
El Viernes 27 fue un día particularmente lluvioso y húmedo. El lugar donde se llevaría al cabo el festival era una especie de casa quinta bastante amplia y rodeada de vegetación y algunos animales del campo, ubicada a poco más de 100 metros de la playa. Al interior del lugar se había dispuesto de tres escenarios ubicados en distintos ambientes: Uno para bandas en el salón más amplio, en el cual también hubo lugar para puestos de venta de discos, fanzines y libros, otro para solistas en una especie de living con algunas mesas, y otro para proyectos más experimentales en el primer piso.
A pesar del clima, poco a poco fueron concurriendo los primeros asistentes y la apertura del evento, pasado el mediodía, estuvo a cargo del surf pop marplatense de Lizar y el hipnótico folk de Natalia Ponso, así como del sonido espacial/onírico de Entidad Animada. Más tarde llegarían bandas como La Suma de Todos los Tiempos con su noise pop denso y contundente, El Picnic de Un Millón de Años -bautizados así en honor al cuento de Ray Bradbury-, los explosivos acordes de Los Lanzallamas, el sonidos beat ensoñador de Principiantes y el rock pop contagioso de los platenses Los Subterráneos.
La jornada seguiría con el pop nostálgico de Antolín que era acompañado de manera casi ideal por la suave llovizna que se veía caer a través de las ventanas. Después animaría el ambiente Amor Elefante con sus melodías enérgicas y bailables, y más tarde sería el turno de artistas más psicodélicos como Diego Paietta que incluía flautas e instrumentos ancestrales dentro de la instrumentación de su banda.
Uno de los momentos más agitados de aquella tarde aconteció al rededor de las 8 PM con el show de The Hojas Secas, de lejos el más rockero y potente de la jornada y que dio lugar al primer pogo de la noche durante sus últimas canciones, en las cuales el vocalista de la banda ocasionalmente compartió el micrófono con algunos de los asistentes.
Al rato el solista Sebastián Salvador presentaría en otro de los salones canciones de su más reciente álbum “El árbol secreto”, al tiempo que comenzaba Bestia Bebé a tomarse el escenario principal y contagiar al público con ese sentimiento de camaradería que los caracteriza. La banda interpretó temas acerca de historias barriales de lucha y amor por lo cotidiano, e invitó a un amigo a cantar sobre la tarima “Patrullas del Terror”, en uno de los instantes más memorables del festival. Posteriormente, en aquel mismo escenario tocaría Temporada de Tormentas con su riffs envolventes y poderosos que recuerdan un poco a The Mars Volta, brindando un espectáculo oscuro y fascinante.
Aquel día llegaría a su fin con la esperada presentación de Las Ligas Menores, el post-rock proveniente de Neuquén y La Plata de La Gran Pérdida de Energía, y el dream pop de Leticia Solari que presentaría canciones de su proyecto solista, y a quienes muchos no conocíamos de nombre, pero que fue parte de Mellonta Tauta, la mítica agrupación cercana al shoegaze que surgió en Mar Del Plata hace dos décadas, casi a la vez My Bloody Valentine, cuyo álbum “Sun Fell” publicado en 1994, dicho sea de paso, vale la pena revisar.
Día 2
Las brisas del mar hicieron su parte arrastrando en dirección al océano la mayoría de nubes cargas de lluvia y el sábado 28 fue un día soleado y despejado, definitivamente mucho más favorecedor para el evento.
La apertura de aquella segunda jornada estuvo a cargo de la banda proveniente de la vecina ciudad de La Plata: Limbo Junior que inauguró el escenario principal y del dúo marplatense Dos de Corazones que hizo lo suyo en el salón para solistas, mientras que en otro de los salones tuvo lugar la presentación de Buscapolos, propuesta de Isaac Astier protagonizada por la experimentación. También se presentaron Gastón Massienzo con su folk melódico y Lobito con su lisérgico e introspectivo sonido en el escenario ubicado en la planta baja, mientras que Félix interpretaba sus nostálgicas canciones en el primer piso de Casa Del Mar.
Los Días presentaron sus electrónicas canciones, perfectas para el verano, antes de que los Koyi Kabutto amenizaran el escenario más grande al rededor de las cuatro de la tarde con su rock relajado. Luego se abrió paso la banda uruguaya Julen y La Gente Sola con sus sinceras estrofas acerca de frustración adolescente muy a lo Belle & Sebastian, y que aprovechó la ocasión para tocar canciones que harán parte de su próxima producción. Sucedería a Julen en la tarima Javi Punga, uno de los músicos con más trayectoria en la escena bonaerense que recorrió temas de su prolífica discografía y consiguió empezar a agitar al público asistente. Luego se presentarían en diferentes espacios del lugar proyectos como Blancoscuro, que presentaba su tercer álbum titulado “Entropía”, Hernán Explorador con su música bastante estelar y conectada con la naturaleza, y el electropop bailable y ultra energético de Indigencia VIP, banda tandilense que sería una de las mejores sorpresas de la tarde. Así mismo, se tomó uno de los escenarios Lunar, con su poética propuesta de folk rock local y después, en la tarima principal se presentó la consagrada banda porteña Valle de Muñecas que interpretó canciones antiguas, así como algunas de su nuevo disco “El Final de las Primaveras”.
Ya bien entrada la noche, llegó el momento del apasionado performance de y los acordes lisérgicos de Verde y Los Caballos a Marte, banda que logra por instantes evocar la poesía espacial de propuestas como Explosions In The Sky y que primordialmente tocó canciones de su disco “Gracias por el viaje”. Uno de los climax de la jornada ocurriría a los pocos minutos de la presentación de los Verde, con los 107 Faunos que desataron euforia y ovación con viejas y nuevas canciones al ritmo de las cuales se formó de forma espontánea un amistoso pogo. También es de destacar, en todo caso, la presentación de Ovvol, el enigmático proyecto en solitario de Javier Sisti, de los Faunos que tuvo lugar en otro de los ambientes de Casa Del Mar.
El cierre de la segunda jornada, y del festival, se acercaba con la presentación del bucólico folk de Manuel Embalse, y la emotiva presentación de la banda mendocina radicada en Buenos Aires, Mi Amigo Invencible, con su intensidad melancólica y que hizo sonar piezas de su disco lanzado hace poco, titulado “La Danza de los Principiantes”.
Finalmente, se tomaron el escenario Los Estambres, banda-experimento conformada por miembros del sello Pistilo Records con un sonido post rock bastante etéreo, mientras que Bosques, proyecto porteño de folk-rock introspectivo despidió el evento en el escenario del primer piso al ritmo de sus magnéticas canciones que son como mantras.