Bryan Cranston es fundamentalmente conocido por ser la cara de Walter White, o Heisenberg, depende lo que esté haciendo. Su papel dual en Breaking Bad le otorgó la fama y el reconocimiento mundial por mostrar, junto al planteo del creador Vince Gilligan, la evolución de un personaje complejo y muy humano.
Uno de los puntos más interesantes de la interpretación de Cranston es el poder para lograr un moderno Dr. Jekyll y Mr. Hyde en el mundo de las drogas, la docencia, el hogar y el narcotráfico. El personaje que cada vez se acercaba más al “mal” logró penetrar en las audiencias y causó empatía e incluso comprensión. Esto no es solo obra del guion sino justamente de la interpretación. Pero, ¿cómo fue que Cranston consiguió el papel que haría la diferencia en su carrera?
Breaking Bad no fue el único proyecto televisivo exitoso del que Bryan Cranston fue protagonista: en el año 2000 interpretó al padre de familia en la serie cómica Malcolm In The Middle. Si bien este proyecto le otorgó popularidad, su acercamiento a Gilligan fue gracias a la exitosa serie X-Files.
Cranston fue invitado para una pequeña participación en “Drive“, episodio de la sexta temporada de la serie sci-fi. El capítulo estaba dirigido por Gilligan, quien quedó sorprendido por cómo Cranston logró ponerse en la piel de un villano y aún así llegar al público con empatía.
La mezcla de héroe y villano que Cranston logró en ese episodio sería la condición que lo llevaría al papel más interesante de su carrera y que luego desarrolló en profundidad con su propio sello.