Además de destacarse en el básquetbol, el seis veces campeón de la NBA Kareem Abdul-Jabbar gustaba de practicar artes marciales y, ¿qué mejor que aprender sobre ellas que con su amigo y mentor Bruce Lee?
A comienzos de los 70, el astro del séptimo arte empezó a enseñarle al histórico del deporte ráfaga y, en paralelo, ambos fueron desarrollando una gran relación que los llevó a ser íntimos amigos. Tal es así que hoy en día Abdul-Jabbar cree saber qué hubiera opinado Lee sobre Cobra Kai, la serie secuela de Karate Kid.
En una columna que escribió para The Hollywood Reporter, el deportista nacido bajo el nombre de Lewis Alcindor aseguró que la tira de Netflix “intenta equilibrar el combate con la conciencia [y] en su mayor parte tiene éxito”, por lo que “Bruce habría estado muy encantado con las partes en las que lo hace y un poco decepcionado en las partes en las que no”.
“A Bruce le hubiera encantado esta reinvención porque vio las artes marciales no solo como una forma de defenderse de los enemigos, sino como una forma de defenderse de los propios impulsos autodestructivos”, afirmó la leyenda de los Milwakee Bucks y de los Lakers de Los Ángeles.
“Las artes marciales curan porque ayudan a identificar sus problemas y adaptarse para resolverlos. El arco del personaje de Johnny durante las tres temporadas es de alguien que cree en las brutales enseñanzas de su malvado sensei, John Kreese (Martin Kove) – ‘golpea primero, golpea fuerte, sin piedad’ – sobre una filosofía más evolucionada de Bruce Lee de dureza con compasión. Es importante ganar, pero más importante luchar por algo que valga la pena”.
Más adelante en su escrito, Abdul-Jabbar comentó: “En el fondo, los conflictos del show surgen de la batalla entre las filosofías del dojo Miyagi y el dojo Cobra Kai, con el primero enseñando el camino del agua, adaptándose suavemente a las fuerzas que te destruirían para derrotarlos, en contra del método de miedo del segundo, usando el martillo para golpear al enemigo hasta someterlo”.
Y continuó: “Es la espiritualidad de los monjes que usan el karate para su superación personal frente a la mundanalidad de los matones que lo usan para obtener ganancias materiales. En general, la historia se mantiene fiel a este ideal, aunque los chicos Miyagi a menudo aparecen para mostrar algunas escenas de acción increíbles. Bruce, que tenía una extensa biblioteca de libros de filosofía, agradecería el intento de enseñar estos valores a una audiencia joven. A él, que también apreciaba el humor y era bastante bromista, le hubiera encantado que el programa no se tomara a sí mismo demasiado en serio. De hecho, es mucho más divertido que las películas”.
Sin embargo, el nacido en Nueva York mencionó que su fallecido compatriota no hubiera gustado de algunos aspectos de la producción creada por Josh Heald, Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg: “Donde Bruce podría haber objetado es en la representación de los movimientos reales de artes marciales. Debido a que es un show familiar, los golpes, patadas y combinaciones a menudo parecen diseñados para ser menos agresivos. Las escenas de lucha son generalmente lentas e incómodas, y carecen del ingenio emocionante que combina velocidad, gracia y un borde de peligro. Quizás el programa crea que así es, de manera realista, cómo pelearían los niños de esa edad con ese nivel de entrenamiento, pero es lo mismo cuando muestran a practicantes más experimentados, incluido Daniel [LaRusso, interpretado por Ralph Macchio]”.
“Las considerables fortalezas de la serie superan con creces estos pequeños defectos. Me gusta pensar que a Bruce y a mí nos hubiera encantado sentarnos juntos en un sofá disfrutando de la encantadora Cobra Kai, mientras él me dominaba con su gran melena y me recordaba las veces que me pateaba el trasero cuando era su alumno”, concluyó.