Tribus de Europa (Tribes of Europa) transcurre en el año 2074, aunque bien podría tratarse del siglo XV d.C. Entre los tipos de futuros que se pueden mostrar en la pantalla, como un porvenir de autos voladores y robots que hacen todas las tareas que los humanos ya no queremos hacer, la realidad que nos muestra la serie alemana es más bien apocalíptica: un mundo devastado que ha vuelto a sus épocas primitivas en donde los derechos humanos retroceden con la reaparición de la esclavitud, la caza como forma de sobrevivir, y viejas telas rotas como abrigo.
“Somos las voces del bosque, la sangre de la tierra y el aliento del viento”, murmura como una especie de mantra Jakob (Benjamin Sadler), líder de los Origines. Esta tribu, de la cual pertenecen los protagonistas, posee un espíritu de familia. Viven en una aldea libre de tecnología, rodeada de paz y armonía con la naturaleza. Al comienzo de la serie, apenas aparece Liv (Henriette Confurius) con su ballesta y pelo castaño, despierta un pequeño déjà vu con Katniss Everdeen en Los juegos del hambre (2012), además de otras influencias que la serie comparte con la película. Ella parece ser la líder del grupo compuesto por sus dos hermanos varones y ella. A Kiano (Emilio Sakraya) no le hace mucha gracia la preferencia que su padre siente por Liv. El hermano menor es Elja (David Ali Rashed), un personaje que busca pistas y respuestas y se mete en problemas a causa de su curiosidad.
El nudo de la historia inicia cuando distintas tribus emprenden la búsqueda de un piloto que estrelló su avión en el bosque. El problema es que no todos tienen el mismo objetivo: algunos quieren salvarlo y protegerlo; otros todo lo contrario. De a poco se dan a conocer otras tribus, como los Cuervos, quienes no tienen mucha diferencia con otras bestias salvajes que pueden saltar y atacar en el medio del bosque. Encontrar a uno de ellos podría significar que estás viviendo tus últimos segundos de vida.
Varvara (Melika Foroutan), Lord de los Cuervos, deja muy en claro su filosofía: “No hay piedad para los débiles”. Cualquier fanático de la serie Los 100 (The 100, 2014) notará el gran parecido entre los Cuervos y la comandante Lexa, caracterizada por la pintura negra en la zona de los ojos y su espíritu de venganza y frialdad.
Algunos personajes requieren una valentía atípica que implica no mirar hacia atrás. En Tribus de Europa, el valiente es quien se anima a huir, y no quien se queda. La lealtad a la propia tribu puede flaquear en momentos extremos y hasta el ser más querido puede terminar convertido en miembro de otra tribu que consideraba su enemiga.
Otro concepto que trata la serie de Philip Koch de forma magistral es la esclavitud. Por un lado se la representa de manera tradicional, con trabajos forzosos y prisiones; pero también existe otra esclavitud donde, a pesar de recibir comida, un lugar cómodo para dormir y no tener cadenas, los personajes han perdido su libertad de todas maneras.
La ficción alemana también logra un gran dinamismo al entremezclar las historias de Liv, Kiano y Elja. Gracias a la separación de sus caminos, es posible viajar con ellos y saber lo que pasa en el bosque, en la sede militar de los Crimson y dentro de la fortaleza impenetrable de Brahtok.
Si este es el futuro de nuestro mundo, suena aterrador. Pero una cosa es segura: seis episodios difícilmente serán suficientes para satisfacer la curiosidad por estas extrañas y diversas tribus.
Tribus de Europa está disponible en Netflix.