El pasado 7 de septiembre llegó a Netflix la serie Diario de un gigoló, una producción de Telemundo creada por el argentino Sebastián Ortega. La ficción es una coproducción entre México y Argentina de la mano de Underground Contenidos, cuenta con 10 episodios en su primera temporada y se presenta como una efectiva combinación entre thriller, drama y romance, incluso con algunos toques de melodrama.
“La vida de un gigoló comienza a desmoronarse cuando se involucra en los asuntos familiares de una clienta y viola la regla fundamental de su trabajo: no enamorarse“, anuncia la sinopsis oficial de la serie que cuenta con las actuaciones de Jesús Castro, Victoria White, Fabiola Campomanes, Francisco Denis, Begoña Narváez, Eugenia Tobal, Alosian Vivancos, Adriana Barraza e Ignacio Gadano.
La serie nos cuenta cómo el protagonista accede a relacionarse con la hija de una clienta, aceptando el encargo solo por dinero, pero luego el sentimiento hacia la joven es más fuerte y debe pagar un precio muy alto, mientras carga con el imperdonable secreto.
Si bien el cine y la televisión suelen ofrecernos historias de mujeres desarrollando este trabajo, Diario de un gigoló cambia esa perspectiva y mientras nos relata una trama bastante telenovelesca, también tiene un planteo progresista y actual en torno al trabajo sexual, con una óptica reivindicadora y naturalizadora.
El protagonista plantea que su ejercicio del trabajo sexual implica que sea “un trabajo como cualquier otro” y asume que “al final del día todos nos hemos vendido por algo”. De todos modos, la serie también cae en el cliché de que los trabajadores sexuales no deberían enamorarse, ya que esto imposibilitaría que puedan seguir ejerciendo la prostitución. Así, la trama de la serie justamente se centra en que la debilidad de este hombre que parece haber construido un imperio es justamente el amor.
