Una de las series de Netflix que actualmente está en boca de todos es El cartel de los sapos: El origen, un drama criminal colombiano que se basa en el libro El cartel de los sapos de Andrés López López, y se centra en los hermanos Leonardo (Juan Pablo Urrego) y Emanuel Villegas (Sebastián Osorio), quienes dirigen su propio negocio de drogas en la ciudad de Cali.
Al comienzo del show se muestra una advertencia para explicar que la historia y los personajes que los espectadores están a punto de ver son ficticios. Aún así, los Caballeros de Cali era un apodo real utilizado para el verdadero Cartel de Cali, el cual fue fundado por los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela y José Santacruz Londoño en la década de 1970. (Vía Newsweek)
Los Caballeros de Cali cooperaron brevemente con Pablo Escobar y el Cartel de Medellín, pero luego se separaron en la década de 1980 y formaron una junta ejecutiva de cuatro hombres junto a Hélmer “Pacho” Herrera. El Cartel de Cali tenía el control de la ciudad de Nueva York y partes del noreste de Estados Unidos, mientras que el Cartel de Medellín de Escobar tenía una participación en Miami y el sur de Florida, y ambos grupos siguieron siendo rivales acérrimos hasta que este último se disolvió en 1993.
En la década de 1990, el Cartel de Cali se convirtió en una de las operaciones internacionales de tráfico de drogas más poderosas del mundo y, en un momento, controló la gran mayoría del mercado de cocaína en Estados Unidos y Europa, donde tenía varias “células” que operaban, cada una especializada en un sector del tráfico de drogas como la distribución de cocaína y el lavado de dinero. Además, la operación también incluía trabajos para el transporte y almacenamiento de drogas.
A diferencia del Cartel de Medellín, el Cartel de Cali estaba interesado en utilizar un enfoque más empresarial para sus operaciones. Tal es así que Javier Peña, un agente de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) que trabajó en los casos de Escobar y Cartel de Cali, dijo en el podcast The Cipher Brief en 2017 que los Caballeros de Cali eran “más conocedores de los negocios”.
“Lo que notamos fue que el Cartel de Cali había aprendido del Cartel de Medellín a no cometer ese tipo de errores”, explicó. “Por ejemplo, yo llamo al Cartel de Medellín ‘salvaje, salvaje oeste’; el Cartel de Cali era más empresarial. Estaban más organizados, tenían más conocimientos para los negocios”. Por supuesto, el Cartel de Cali no se privaba de utilizar la violencia en caso de que fuera necesario. De hecho, se dice que se ordenó una serie de asesinatos y se embarcó en la limpieza étnica de los “desechables” o “descartables”, incluidas las prostitutas, los homosexuales y las personas sin hogar.
El comienzo del final del Cartel de Cali dio inicio a principios de la década de 1990, cuando Estados Unidos comenzó a presionar al gobierno colombiano para que detuviera al Cartel de Cali. Unos años después, en 1995, varias figuras de alto nivel de la organización fueron arrestadas, incluido el cofundador Santacruz el 4 de julio.
El mismo destino les tocó a los hermanos Rodríguez Orejuela, quienes también fueron capturados y encarcelados por la policía, siendo Gilberto arrestado el 9 de junio y Miguel el 6 de agosto. El hecho fue tan importante que, en ese momento, el jefe de la Policía Nacional, José Serrano, dijo en una entrevista con RCN Radio: “El cartel de Cali murió hoy”.
El 11 de enero de 1996, Santacruz logró escapar del penal La Picota en Bogotá, pero luego fue asesinado por la policía el 5 de marzo. Por su parte, Herrera se entregó a la Policía Nacional de Colombia el 1 de septiembre de 1996, pero murió a manos por un recluso en prisión el 4 de noviembre de 1998.