Gracias a su rol protagónico en Game of Thrones, Emilia Clarke se ha consolidado como una de las actrices más admiradas de la pantalla chica, no solo por su talento sino por su carismática personalidad y por la franqueza con la que suele hablar ante la prensa de algunas situaciones dolorosas de su vida.
Hace poco, la artista de 35 años habló sobre las severas consecuencias de los dos aneurismas que sufrió en 2011 y 2013. Durante su paso por el programa Sunday Morning de BBC One, la nacida en Londres explicó que ha perdido bastantes partes de su masa encefálica a causa de tales incidentes:
“Con la cantidad de mi cerebro que ya no se puede utilizar es notable que pueda hablar, a veces articuladamente, y vivir mi vida con total normalidad sin absolutamente ninguna repercusión. Pertenezco a la muy, muy, muy pequeña minoría de personas que pueden sobrevivir a eso”.
La primera de esas situaciones de salud la vivió luego de rodar la primera temporada de Game of Thrones. Por entonces, Emilia tuvo un derrame cerebral y una hemorragia subaracnoidea. En razón de ello, debió ser sometida a una cirugía cerebral y semanas más tarde no recordaba su nombre debido a una grave afasia.
Por entonces, la estrella británica llegó a sentirse desesperada. En un ensayo que publicó en 2019 en The New Yorker, ella escribió: “Le pedí al personal médico que me dejara morir. Mi carrera, todo mi sueño de lo que sería mi vida, se enfocaba en el lenguaje, en la comunicación. Sin eso, estaba perdida”.
Por fortuna, aquella situación fue temporal y la actriz recobró sus facultades de comunicación y ha podido llevar una vida relativamente normal pese a todo. Hoy ella se encuentra tan agradecida con la vida que ha creado una fundación llamada SameYou. El objetivo de ese proyecto es recaudar dinero para las personas que están lidiando con lesiones cerebrales y accidentes cerebrovasculares.
Hace unos meses, Clarke habló sobre el recordado error en la temporada final.