En cuanto me dijeron “se viene una serie protagonizada y producida por Jim Carrey y dirigida por Michel Gondry” supe que estaba a la expectativa de algo grande. Pero sin embargo no estaba listo para lo que pasó el 9 de septiembre del 2018, día de la primer emisión de Kidding.
Jeff (Jim Carrey) es un padre de familia amoroso, dulce, un poco loco, pero sumamente cariñoso, que sufre la pérdida de uno de sus hijos gemelos en un accidente de tránsito. Su esposa Jill (Judy Greer) termina por dejarlo y su hijo deja de tenerle cualquier tipo de respeto. Entonces poco a poco Jeff va convirtiéndose en un ser oscuro y tenebroso que todos los días sale en la televisión pública como “Mr. Pickles”, el adorable conductor de un programa para niños producido por por su padre Sebastian (Frank Langella) que lo único que quiere es hacer dinero. Este programa tipo Piñón Fijo, tiene cientos de marionetas diferentes que crea y diseña su hermana Deirdre (Catherine Keener) que tampoco está en su mejor momento amoroso porque descubre que su esposo está teniendo una relación paralela con el profesor de piano de su hija. Mientras Jeff intenta amoldarse a una nueva vida sin su hijo, el mejor plan que tiene es aceptar su muerte escribiendo un programa especial para contarle a los niños de Estados Unidos qué es la muerte y cómo lidiar con ella. Esto enciende las alarmas en la producción del programa que intenta detenerlo.
Ahora que más o menos sabemos de qué va la serie, quizás no parezca una historia súper distinta a un drama como puede tener Don Draper o un cambio de personalidad como puede vivir Walter White. Pero Kidding tiene una particularidad: te hace llorar y reír en el mismo capítulo con 5 minutos de distancia, es una montaña rusa de emociones. Toca temas tan profundos y existenciales y los remata con enseñanzas sobre cómo aceptar al amor y dejarlo entrar en tu vida.
La producción de esta serie es una locura, hay planos secuencia de 2 minutos en una sola locación donde la escenografía cambia por completo 7 veces y nunca te das cuenta cómo hicieron para lograrlo. Hay pequeños detalles sobre cómo se ve un almuerzo familiar o el detrás de escenas de un programa de televisión, tan acertadas que da escalofríos. El desarrollo de la historia es tan delicado y progresivo que no te diste cuenta y ya te viste 8 capítulos en un día (el noveno se estrena el 29 de octubre). El hecho de que cada capítulo dure 30 minutos la hace sumamente pasajera y su fantástico arco narrativo siempre hace que una vez que le des play a esta serie no puedas soltarla.
Parece ser que estamos frente a una de las grandes series de la historia, pero viste como son las cosas, después te terminás comiendo un chasco como Lost y tenés que tragarte las palabras. Pero si de algo se puede seguro es que estamos en presencia de uno de los grandes éxitos de este 2018 en el mundo de las series.