Días atrás llegó a Netflix el reality show Buying London, un programa que muestra la vida y el trabajo de un grupo de agentes inmobiliarios que se dedican a comprar y vender propiedades de lujo en la capital inglesa.
Esta serie está inspirada en el hit de la televisión estadounidense Selling Sunset y muestra la vida de lujo que llevan estos agentes de bienes raíces. Además, el público llega a ver cómo hacen sus negocios, de qué manera se relacionan con los clientes y cómo son las suntuosas propiedades por dentro.
Para quienes gusten del lujo y la frivolidad, Buying London es un reality show imperdible, pero lo cierto es que no ha recibido las mejores críticas. Desde The Guardian publicaron un artículo lapidario en el que lo describen como “probablemente el programa de TV más odiable que se haya hecho”:
“Odio que base toda su tensión dramática en enfrentar a las mujeres entre ellas. Odio cómo hace que Notting Hill, la película de Richard Curtis, se vea como un documental jugado sobre las calles peligrosas de Londres. Odio su tono de ‘Inglaterra para tontos’, que obviamente apunta a un mercado internacional. Odio su reverencia hacia los millonarios y hacia el mal gusto”.
Hay una frase que dice que “no existe la mala publicidad, sino simplemente la publicidad”. Por eso, Netflix utilizó las palabras de The Guardian como parte de sus piezas promocionales para redes. La plataforma tomó la frase “probablemente el programa de TV más odiable que se haya hecho” y lo utilizó de manera irónica.
Además, desde el servicio de streaming publicaron el puntaje de cero estrellas que le otorgó el consagrado medio. De esta manera, buscaron atraer a su público desde el sensacionalismo y el morbo más que desde la calidad de su serie.