Peaky Blinders no solo es una serie sobre una familia de mafiosos de Birmingham, sino que también es una tira que se destaca por amalgamar la ficción con hechos históricos reales, lo cual enriquece y hace más interesante la trama, sobre todo para aquellas personas amantes de la historia.
En temporadas anteriores, el escritor Steven Knight ha tocado etapas y hechos sociales de Europa como la Revolución Obrera y la Guerra Bolchevique, mientras que la más reciente entrega de su creación dio comienzo en el año 1929, con las consecuencias de la quiebra de Wall Street reventando los ahorros e inversiones de la familia de Birmingham.
Con este panorama como el eje narrativo de la quinta temporada, Knight decidió incorporar como villano al político Oswald Mosley, interpretado por Sam Claflin (mejor conocido por su actuación en Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides o su desempeño como Finnick Odair en la franquicia de The Hunger Games) y conocido por ser una de las figuras más oscuras de la política británica del siglo XX.
Aunque quizás el personaje pudo no haber generado ninguna inquietud en mucho de los amantes de esta producción de la BBC, otros tantos comenzaron a preguntarse quién fue Mosley en la vida real y por qué se lo retrató de esa manera en Peaky Blinders.
Nacido en el área londinense de Mayfair el 16 de noviembre de 1896, Mosley fue un joven carismático y arrogante, al que los periódicos de la época lo describieron como el “orador literario más fino de los Comunes”, y había heredado el título de sir por ser sexto baronet.
Veterano de la Primera Guerra Mundial, fue elegido como parlamentario por primera vez a los 21 años en 1918, por los conservadores, y en la época en la que transcurre la quinta entrega de Peaky Blinders, hacía ya tres años que había ganado su escaño en la Cámara de los Comunes por la circunscripción de Smethwick, esta vez como laborista.
“En los años 20 era una figura de moda”, le comentó Stephen Dorril, biógrafo de Mosley, a la BBC. “Lo invitaron a muchas fiestas. Conocía a Churchill, conocía a todos los políticos. Un mujeriego masivo: era muy alto en ese momento, aunque tenía una cojera. Vivía la vida al máximo.”
“Después del colapso de 1929, se convirtió en ministro del Gobierno encargado de encontrar la forma para resolver el desempleo, pero sus propuestas fueron rechazadas. Mosley no pudo aceptar esto. Era increíblemente egoísta. Creía que era el hombre adecuado. Creía que tenía la solución”, agregó el historiador.
Sería diputado hasta 1931, cuando fundó el Partido Nuevo, que terminaría evolucionando hacia la Unión Británica de Fascistas (BUF), agrupación cuyo perfil intentó elevar a fuerzas de mítines callejeros y marchas a través de distintos barrios de Londres. Sus simpatizantes vestían y se comportaban al estilo de los camisas negras de Mussolini, y también utilizaban métodos cada vez más violentos que les hicieron perder algunos apoyos de diarios importantes londinenses en los primeros momentos de su nacimiento.
“Logró un éxito limitado, por un tiempo. En un momento, la BUF tuvo 50.000 miembros. El propietario del Daily Mail, el vizconde Rothermere, escribió un artículo en 1934 titulado ‘¡Hurra por las camisas negras!’ La BUF también consiguió un puñado de concejales elegidos.”
En 1936, los fascistas de Mosley fueron frenados en seco por los vecinos del este de Londres por donde pretendían desfilar, una zona mayoritariamente judía y de católicos irlandeses, y con el estallido de la Segunda Guerra Mundial perdió cualquier fuerza que hubiera conseguido.
“Mosley intentó organizar una marcha a través de un área judía del este de Londres, lo que resultó en la famosa ‘Batalla de Cable Street’, en la que la gente local y los antifascistas bloquearon el camino de los camisas negras.”
Este encuentro comenzó a producir la caída del partido fascista. También el estallido de la Segunda Guerra Mundial hizo que perdiese cualquier fuerza que hubiera conseguido. “La mayoría de los británicos pensaban en la Segunda Guerra Mundial como una guerra contra el fascismo”, explica el historiador, que añade “La Ley de Orden Público de 1936 incluyó la prohibición de los uniformes políticos”, como una causa más de la caída del partido de Mosley.
Oswald Mosley formaba parte de los políticos y los aristócratas británicos que querían aceptar la oferta de paz de Hitler y llegar a un acuerdo con él. En 1940, finalmente, el gobierno consideró que Mosley era demasiado peligroso para la seguridad nacional y lo arrestó, prohibiendo su movimiento.
“Después de la guerra intentó revivir a su partido, que pronto cambió su nombre al Movimiento de la Unión, con poco éxito, y abandonó el país en 1951. Ocho años después, a raíz de los disturbios raciales en Notting Hill, se presentó a las elecciones en Kensington North en una plataforma contra la inmigración, pero no logró abrirse paso. Después de fallar nuevamente en las elecciones generales de 1966, también en un distrito electoral de Londres, se retiró a Francia”, explicó Dorril.
Padre de cinco hijos con dos mujeres diferentes, Oswald Mosley murió el 3 de diciembre de 1980 en Orsay, a las afueras de París, Francia. Su cuerpo fue incinerado en una ceremonia celebrada en el cementerio Père Lachaise y sus cenizas fueron esparcidas en el estanque de la ciudad.