Peppa Pig es uno de los mayores éxitos de televisión infantil de los últimos años. Sus creadores son los británicos Neville Astley y Mark Baker. Ambos han confesado en diversas entrevistas que realmente las cosas no fueron muy fáciles al comienzo de sus carreras, pues escasamente podían mantenerse con su labor en el rubro de la animación. No obstante, el proyecto de la cerdita cambiaría su panorama en 2004, año en el que el Canal 5 de Inglaterra se interesó por Peppa y emitió su primer episodio.
En general, los episodios del show muestran las aventuras cotidianas de una chanchita en edad pre-escolar. Sin embargo, varios de sus episodios han generado polémicas. Por ejemplo, de acuerdo con La Nación, algunos de ellos mostraban niños manejando bicicletas y autos sin usar elementos como cascos o cinturones de seguridad. Tras la llegada de las primeras quejas, tales escenas fueron editadas para agregarles esos elementos.
Años más tarde, el show aterrizó en otros países y causó nuevas controversias: Una mujer italiana llamada Gabriela Capra (apellido que significa “cabra” en italiano) demandó a la serie por 125 mil dólares. En su reclamo Gabriela alegaba que la existencia de una amiga de Peppa bautizada con su mismo nombre y apellido le ocasionaba sufrir burlas por parte de sus conocidos. Asimismo, en la televisión de Australia prohibieron en capítulo titulado “La señora patas flacas”, pues la cadena local ABC lo calificó como “no apto para su transmisión.” La razón de ello es que en su escenas, Papá Cerdito le explica a sus hijos que no deben lastimar a las arañas porque son animales inofensivos. Aquella enseñanza contrasta fuertemente con la realidad australiana, pues allí hay un elevado índice de muertes humanas por picaduras de insectos silvestres.
En 2015, la ficción en cuestión llegó a las pantallas chinas por medio del canal CCTV. La popularidad de la cerdita alcanzó a ser tan elevada que acumuló treinta mil millones de reproducciones en el sitio de esa cadena. Los padres preocuparon al ver a sus hijos pequeños gritando “oink”, o incluso saltando en el barro como ese personaje rosado. Empezaron entonces a denominarla como un personaje “shehuiren”, término que se usa para señalar a quienes atentan contra las buenas costumbres del país. Esa estigmatización de Peppa solo ocasionó que los adolescentes chinos convirtieran a la cerdita en un ícono de su rebeldía. Empezaron entonces a usar tatuajes temporales que mostraban a la chanchita sosteniendo armas de fuego y escandalizaron así aún más a los adultos. Al poco tiempo, el gobierno chino borró más de treinta mil videos de la serie que estaban disponibles en internet para ponerle fin a su popularidad.
Hace unos meses, también reportamos una polémica suscitada en un episodio de Peppa en el que se vincula algunas frases de un diálogo con negocios de tráfico de drogas.