La eterna rivalidad entre DC y Marvel no solo se desarrolla en el mundo de los cómics y el cine sino que, desde hace algún tiempo, también lo vemos suceder en la pantalla chica. En este sentido, cada editorial con sus particulares ha conquistado universos diferentes: mientras que DC decidió dedicarse a ficciones más familiares, con presupuestos más bajos y que, aunque cuentan con enormes grupos de fanáticos, se acercan mucho más al guilty pleasure que las series de culto. Por su lado, Marvel aprovechó las conexiones de Disney y se asoció con múltiples canales para desarrollar distintos tipos de producto: desde ABC (con su fallida Inhumans) hasta hulu (Runaways) para llegar a Freeform (Cloak & Dagger) y Netflix (con el universo de The Defenders). De todas ellas es esta última unión la que le trajo mayores éxitos pero también, con sus últimas entregas, las críticas más voraces.
Hace tan sólo unos días la plataforma de streaming estrenó la segunda temporada de Jessica Jones, una de las ficciones que mejor aceptación había tenido y que además prometía romper con las racha de mala recepción que el universo había logrado entre los fanáticos. Con avances que prometían muchísimo, lo cierto es que nos encontramos con una temporada que dejó muchísimo que desear y nos hace preguntarnos cuándo es el momento indicado para decir adiós a una fórmula que dejó de funcionar.
¿Cuál es la historia detrás?
Presentándose como continuación de la primera temporada de Jessica Jones, esta segunda entrega encuentra a la investigadora privada de Alias (Krysten Ritter) en la búsqueda de reconstruir su vida y alcanzar aquella normalidad que siente que nunca tuvo. En este recorrido Trish (Rachael Taylor), su mejor amiga y compañera, la va a incentivar a buscar el origen de sus superpoderes y encontrar a los culpables, lo cual generará que Jessica realice un recorrido personal sobre su identidad e historia familiar.
Definiéndose como una historia que contendría más diálogos que escenas de acción, la showrunner Melissa Rosenberg la definió diciendo que “Si la primera temporada ocurría en su cabeza, en esta ocasión ocurrirá en su corazón.
Mejor no vuelvas
Aunque no está al nivel bajo de Iron Fist o The Defenders, esta nueva narrativa no logra cumplir las expectativas que todos teníamos, así como tampoco homenajear las ganas que generaban volver a ver a Krysten Ritter en un rol que le queda muy bien. Son varios los puntos en donde falla y que generan que se trate de un estreno olvidable, pero te recomendamos que si no viste la serie ¡no sigas leyendo!
La primera gran falencia es que esta entrega no tiene un villano fuerte y claro. Por el contrario, cualquier antagonista se postula como algo temporal que luego es transformado y resignificado a medida que la historia avanza. Esta situación es aún peor cuando tenés un antecedente tan fuerte como David Tennant, quien había realizado un trabajo excepcional recreando a Kilgrave. Verdaderamente era necesario construir otro personaje que estuviese a su nivel. Pero con esto también fallaron ya que más allá que lograron hacer sumarlo a la historia, esta participación se trató de una participación inofensiva y de autoreconocimiento que no logró impregnar la historia en lo absoluto.
Tener un sólo un buen personaje protagónico no resulta suficiente para sostener toda una temporada; sobre todo cuando nos damos cuenta que los secundarios demuestran que no suman al hilo principal. Entre todos los hilos narrativos en que la temporada buscó ramificarse, realmente el trabajo que se hizo alrededor de Trish no solo fue pobre sino que además terminó resultando verdaderamente agotador. Es claro que la idea de “la mejor amiga que desea los superpoderes que no tiene” es un foco poco innovador pero aún así podría funcionar; sin embargo lo que se logró en Jessica Jones es desperdiciar la verdadera historia de Hellcat.
Aunque la gran revelación sobre la identidad de Alisa (Janet McTeer) y el origen de los superpoderes de Jessica fueron momentos de gran impacto, los mismos quedaron deslucidos y hasta perdieron verdadera importancia dentro de la fotografía final. En este sentido la temporada tiene graves errores de estructura narrativa y de la organización de la historia que podrían ser consecuencia de no tener un villano y, por ende, un verdadero conflicto principal que deben resolver. La sensación que termina generando es que, esta temporada, tiene demasiados episodios botella que no aportan nada al desarrollo de la historia ni al progreso de los personajes.
Aunque no todas son malas noticias alrededor de Jessica Jones, podemos destacar que Krysten Ritter hace un gran trabajo dando vida a la superheroína y que, las trece directoras elegidas como responsable de los diferentes episodios, también lograron un gran trabajo en la construcción visual de la historia. Con tomas y una definición estética interesante, Jessica Jones sigue siendo una de las ficciones de la dupla “Marvel+Netflix” más cuidadas y lindas de mirar.