La idea de un spin-off no es nueva ni innovadora, sin embargo sufre de cierto prejuicio que muchas veces condena a ficciones que sí funcionan. Es por esto que, si miramos críticamente el enorme recorrido televisivo, podemos admitir que el éxito o fracaso de aquella nueva producción nada tiene que ver con su origen.
Pero, ¿cuáles son los beneficios que un spin-off trae? ¿Por qué las cadenas deciden avanzar con este tipo de ideas? La respuesta es sorprendentemente simple: facilidades a la hora de comunicar. Desde contar con una base de fanáticos que ya son fieles a la marca, el interés y búsqueda existente sobre un género o temática así como el ahorro en el tiempo narrativo, el cual ya no van a dedicar a explicar o desarrollar ciertos elementos de contexto o presentación de personajes.
Sin embargo, más allá de los beneficios, un spin-off también tiene una gran dificultad que se trata de lograr superar la barrera de la comparación constante y permitir (o alcanzar) despegarse por completo de lo que es y fue su serie madre. Es en este sentido que, dentro del universo zombie, es asombroso notar que nos enfrentamos a un caso por demás particular: difundida como spin-off de The Walking Dead, Fear The Walking Dead toma de la primera a su personaje fantástico pero, en realidad, trae una propuesta completamente diferente. Generando así que su mayor desafío sea difundir y demostrar que sus búsquedas son completamente diferentes a la serie protagonizada por Andrew Lincoln.
En la batalla, ¿quién debería ganar?
Con el estreno de sus últimas temporadas, todos los fanáticos de The Walking Dead podemos admitir que la calidad de la serie (en su narrativa, storytelling, construcción de personajes y hasta planteo de sus conflictos) no solo ha decaído sino también se ha dado el gusto de perder oportunidades increíbles. Es en este contexto que Fear The Walking Dead empezó a crecer, tener mayor presencia y, con mucha habilidad, reinventarse para utilizar elementos ya conocidos en su propio beneficio. Pero ¿en donde reside su poder?
Tramas más intensas. Uno de los comentarios más frecuentes es que The Walking Dead estira sus conflictos más de lo que es realmente necesario. La granja, la cárcel, el enfrentamiento con el Gobernador (David Morrissey) o el conflicto con Negan (Jeffrey Dean Morgan) son extendidos hasta el insoportable y llegan al punto de tener capítulos enteros en donde no se cuenta absolutamente nada. Sin embargo esta no es la situación con su spin-off que, si bien le costó una temporada arrancar, desde el momento en que lo hizo no dejó de avanzar y mostrar cierta evolución en su trama: cambios de escenarios, recambio de personajes y cambio de sus roles. Alcanzando una verdadera verosimilitud sobre la situación de apocalipsis en donde, sin duda, nadie, nunca está realmente a salvo.
Nunca dejamos de ver el elemento zombie. Aunque es cierto que en el cómic de Robert Kirkman, en algún momento el elemento sobrenatural se plantea como algo secundario y contextual, en las series todavía no se terminó de explicar y explorar su naturaleza. ¿Por qué se mueven en grupos? ¿Qué es lo que los motiva? ¿Por qué reaccionan con los sonidos fuertes? ¿Hay una cura? ¿Cuál es su origen? En este sentido Fear The Walking Dead todavía muestra algunas secuencias impactantes alrededor de los zombies: de persecusión y escape, acorralamiento y poca previsibilidad. El zombie no se muestra como una figura domesticada sino que todavía lo vemos como una criatura misteriosa, aleatoria y totalmente sorpresiva, logrando que no se pierda la adrenalina y acción que uno espera ver en este tipo de ficciones.
La multiplicidad de líneas narrativas. Uno de los puntos que es más interesante de Fear The Walking Dead es el hecho de que no le teme a la separación del grupo y, en sus tres temporadas, vimos cómo se fueron conformando distintas formaciones y permitiendo dinámicas completamente diferentes. Logrando que, con esta situación como contexto, las propias relaciones de los personajes se vayan modificando y el conocimiento sobre sus historias previas logren también otros espacios. En contraposición, en The Walking Dead el grupo alcanzó semejante estabilidad que es realmente difícil verlos separados o incomunicados, generando cierta permanencia que es poco creíble en su contexto.
No se trata de solo un villano. En lo personal creo que una de las principales fallas de The Walking Dead es la mala traducción que han hecho en el traspaso del cómic a la pantalla televisiva. Con un texto excelente en el cual basarse, han desaprovechado tantas oportunidades como fue posible. En este contexto la idea de villano es una de las peores trabajadas y, admitámoslo, el Negan de Jeffrey Dean Morgan no tiene nada que ver con aquel que conocimos en las páginas de papel. En Fear The Walking Dead, al no contar con ningún tipo de referencia, la construcción sobre la maldad tiene más espacio para la creatividad de los guionistas y se permiten crear distintos focos de conflicto.
Tiene que haber sacrificios. Al contar con un número mayor de temporadas, en este momento The Walking Dead disfruta de un grupo de sobrevivientes más o menos estable en el cual, realmente, no ha perdido a ninguno de los favoritos. Es decir, en la instancia en que decide despedir a alguno de sus personajes principales, nos encontramos con un largo pedido por parte de los fanáticos de que por favor eliminen esa narrativa. Con algo más de frescura y poco predicabilidad, Fear The Walking Dead no ha dudado en eliminar de la pantalla a cuanto personaje necesiten para poder dar sus golpes de impacto. Pero lo que es aún mejor es que estas bajas no se dan sólo de la mano de villanos o zombies, sino que también han sabido multiplicar diferentes causas.
El crossover que no salva a nadie
Mientras que en Argentina el crossover se emite en dos canales diferentes (The Walking Dead a las 22.30 h en FOX Premium y Fear The Walking Dead en AMC Latinoamérica), este próximo domingo las dos ficciones que prometieron nunca cruzarse, lo hacen. Lo cierto es que este “episodio doble” sigue funcionando muy bien de manera independiente y no se trata de una historia que particularmente ayude a ninguna de las dos ficciones. De hecho hasta podemos admitir que se trata de una propuesta poco jugada ya que la relación surge desde un personaje que en The Walking Dead no terminó de ser aceptado.
Como episodios, si son fanáticos de la serie, son dos buenos capítulos que sí proponen una construcción estética y cinematográfica algo más desafiante de aquello que veníamos viendo. Ya sea como despedida (season finale de The Walking Dead) o como bienvenida (season premiere de Fear The Walking Dead), este maratón es sin dudas un muy buen plan para el domingo.