A lo largo de sus primeras cuatro temporadas, Vikings no solo se centra en la vida de Ragnar Lothbrok (Travis Fimmel) dentro del campo de batalla, sino que la tira también hace foco en el ámbito privado y amoroso del héroe, a quien se le han conocido diversas esposas y novias durante su paso por la serie.
Una de las parejas de Ragnar fue Yidu (Dianne Doan), una ex criada que apareció por primera vez en la historia en su cuarta entrega, cuando es capturada en Frankia.
Luego de una redada, Yidu fue una de los tantos esclavos que regresaron a Kattegat y después se la separó del resto debido a su apariencia única, ya que era la única persona asiática del grupo.
Aslaug (Alyssa Sutherland), que era la esposa de Ragnar en ese momento, compró a Yidu y se convirtió en esclava de la familia, pero como el guerrero nunca había visto a otra mujer como ella, se interesa profundamente.
Lothbrok formó un vínculo con Yidu y más tarde ésta le confesó que era la hija ilegítima de un emperador chino. Así es como, a lo largo de la cuarta temporada, la mujer se convierte en el personaje que debilita a Ragnar, proporcionándole drogas para aliviar su dolor a las que él se vuelve adicto.
Ambos terminarán convirtiéndose en amantes y Yidu acompañando a Ragnar en sus incursiones, pero terminó matándola ya que ella se negó a darle más drogas. El episodio ocurrió después de una discusión en la que la esclava había amenazado con revelar su secreto sobre un asentamiento demolido en Wessex, por lo que, para mantenerla callada, Lothbrok la ahoga en un ataque de ira.
En una entrevista con Entertainment Weekly, Doan habló sobre el misterio que rodea a su personaje y las motivaciones que la llevaron a su desaparición.
“La relación entre Yidu y Ragnar se vuelve íntima, pero su principal objetivo inicial es la supervivencia”, dijo antes de continuar:
“Todo surge de un pensamiento de: ‘¿Me va a matar o no? ¿Cómo obtengo poder sobre él?’. Cuando se introducen las drogas, la audiencia lo ve como si yo estuviera ayudándolo. Pero al mismo tiempo, existe esa sensación subyacente de control que obtuve sobre el Rey”.
Además, Doan admitió que Yidu siempre supo “que es inevitable que, de alguna manera, [la relación] no va a terminar bien para ella. Entonces, cuando surge esa oportunidad en la que él está tan ido que le niega en su cara que fuera libre una vez más, ella aprovecha esa oportunidad para presionar sus botones y llevarlo al límite. Lo que lo lleva a matarme a mí, Yidu. Esto podría ser ego, pero definitivamente no quería interpretar a la víctima acá. Es casi como si yo tuviera control sobre este final todo el tiempo”.