Para muchos, la conexión con algo divino (o al menos con alguna clase de verdad que valida nuestro estar en el mundo) siempre ha sido la razón del arte, y el único impulso incuestionable del sentir imaginativo. Y es difícil…
Para muchos, la conexión con algo divino (o al menos con alguna clase de verdad que valida nuestro estar en el mundo) siempre ha sido la razón del arte, y el único impulso incuestionable del sentir imaginativo. Y es difícil…