En el universo de la música, y puntualmente en el del rock and roll, pocas voces tienen tanto peso como la de Mick Jagger. Como líder de The Rolling Stones, el cantautor no solo fue testigo privilegiado de la transformación del cuarto arte desde los años 60, sino también uno de los responsables de moldearlo. Su carrera junto a Keith Richards y compañía lo colocó frente a diversas oleadas de nuevos artistas y movimientos culturales: desde la invasión británica en la década de los 60 hasta la psicodelia, pasando por otros nacientes géneros como el punk, el glam y el new wave.
Ya en los años 80, con los Stones más que consagrados, bandas como Spandau Ballet y Duran Duran dominaron las listas y se convirtieron en íconos de la estética de la época, en parte gracias a que sus videoclips llenaban la pantalla de MTV, mientras que su estilo parecía marcar el futuro de la música pop. A pesar del éxito de estos grupos, no todos quedaron impresionados con ellos. Entre los más escépticos estuvo Jagger, quien no dudó en bajarle el pulgar a buena parte de aquella generación.
En una declaración tan frontal como dura, Jagger disparó contra el conjunto londinense comandado por Tony Hadley y aseguró: “No me gusta Spandau Ballet. No los considero nada nuevo. Quiero decir, eso ya existía hace años. No me dicen nada nuevo”. Por otro lado, en lo que respecta a Duran Duran, el frontman comentó: “No creo que sean buenos, pero creo que Duran Duran ha hecho un par de buenos discos”.