#KirbyDots #02
Amadeo es @kingmob84. Es licenciado en historia y doctor en ciencias sociales. Escribe y mantiene el blog El Baile Moderno desde el año 2007. Es editor de la revista de crítica de historietas Kamandi. Publicó en Crisis, Los Inrockuptibles, Mancilla, Haciendo Cine y otros medios. Lee cómics desde los ocho años, escucha canciones desde mucho antes y ama el pop.
Como habrán notado, vivimos en un mundo post-Wonder Woman. O sea, un mundo en el cual la película en la que descansaban todas las esperanzas de los ejecutivos de Warner Brothers para salvar su universo superheroico cinematográfico (uffff) fue buena y exitosa. Un truco bastante difícil de lograr hasta ahora. Pero, además, vivimos en un mundo post-Wonder Woman en el sentido de que se ha abierto una discusión acerca de la significación del personaje, su lugar en la constelación superheroica, y sus raíces y futuro como ícono feminista.
El creador de WW fue William Moulton Marston, psicólogo graduado en Harvard (en donde además estudió derecho, historia y filosofía, y terminó con tres títulos), feminista de la primera hora que participó activamente en campañas sufragistas y defendió el derecho a la educación universitaria femenina, inventor del polígrafo, e investigador sobre el comportamiento humano.
Marston creía que la única manera de escapar de la trampa de la aserción agresiva y dominante del propio ego era someterse a una “autoridad amorosa” que les enseñase a los hombres los placeres de la sumisión, que equiparaba con rasgos como la ternura, el afecto, la compasión, características que eran (¡y son!) despreciadas por los hombres que las consideran falsamente suaves y femeninas. Solo de ese modo, escribe Marston, “podemos esperar una sociedad humana estable y pacífica”. Marston escribía en un artículo de 1944 en el cual defendía a los comics como un arte que se les debía dar a los hombres “… ¡una seductora mujer más fuerte que ellos frente a la cual someterse y estarán orgullosos de convertirse en sus voluntariosos esclavos!”.[1]
Asimismo, en las primeras décadas del siglo XX, a las mujeres que se iban de sus hogares e ingresaban en la universidad se las llamaba “amazons” o “new women”, un término peyorativo que buscaba denotar su falsa masculinidad. Marston dio vuelta el término y se lo colocó a su heroína como una forma de apropiación.
A la vez, Marston era un feminista practicante en un sentido sentimental. Estaba casado con Elizabeth Holloway Marston, psicóloga y abogada que continuó trabajando, para consternación de muchos, incluso después de tener sus hijos. Pero, a partir de principios de los años ’40, Marston entabló una relación con Olivia Byrne, escritora, que también tuvo dos hijos suyos. La familia extendida vivía toda bajo el mismo techo, amorosa y funcional. Cuando Marston se enfermó de polio hacia mitad de los años ’40, y luego del cáncer que lo llevaría a la muerte, Byrne permanecía en la casa cuidándolo mientras Holloway trabajaba y sostenía el hogar. Luego de su muerte, ambas mujeres continuaron su convivencia hasta la muerte de Byrne en los ’80. Holloway vivió hasta los 100, una matriarca poderosa y feliz. Como detalle curioso, además, Marston tuvo otra amante antes que Byrne, Marjorie Huntley, que fue letrista y entintadora de Wonder Woman durante la Edad Dorada del comic (años ’40 y ’50).
Este trasfondo se encuentra plasmado de manera directa en la época clásica de Marston al frente de Wonder Woman (etapa que compartió con el increíble artista Harry G. Peter, un alucinado que parecía dibujante de afiches de la Belle Epoque), que se extiende desde su creación en 1941 hasta su muerte en 1947.
En primer lugar, en su origen: Wonder Woman no solo proviene de una sociedad exclusivamente femenina, sino que ningún hombre ha participado de su creación ni del desarrollo de sus poderes (esto fue modificado en el 2011 por el escritor Brian Azzarello, que convirtió a Zeus en su padre, para indignación de muchos fans).
En segundo lugar, en los elementos que utiliza para combatir el crimen: el lazo, la verdad, las ataduras y la sumisión. Incluso en la Isla Paraíso la cárcel queda en “La Isla de la Transformación” donde se les enseñan artes y ciencias a los criminales a la vez que se los somete con amor.
En tercer lugar, la inspiración para Wonder Woman proviene directamente de las mujeres de su vida: se dice que Holloway propuso que sea una heroína (en vez de un hombre) y que los brazaletes al igual que su apariencia física estaban (supuestamente) basados en Byrne. Otra gran inspiración, más factible, para los brazaletes y la iconografía de las ataduras que se quiebran fue Emmeline Pankhurst, activista británica famosa por el uso de cadenas en sus actos de protesta. Marston a menudo mencionaba en sus guiones que era importante que a Diana la ataran, en general con cadenas, para mostrar la imagen de una mujer fuerte rompiéndolas. Además, en sus primeras historias Diana perdía sus poderes si era atada por un hombre, con lo cual las cadenas eran una alegoría del martirio moderno y la opresión.
Por último, gran parte de las historias que escribió para la amazona incorporan elementos de su vida en sus personajes y conflictos. Etta Candy, la eterna compañera de Wonder Woman, y la fraternidad a la que pertenece están inspirados en sus años en Harvard; Dr. Poison, uno de los villanos clásicos, en su intento de suicidio previo, desanimado por la universidad (llegó a comprar una píldora de cianuro, pero nunca la usó); Dr. Psycho, maestro de la manipulación psicológica, está basado en Hugo Münsterberger, líder del departamento de psicología experimental de Harvard y mentor de Marston (aunque el personaje es misógino y Münsterberger era un activista del derecho a las mujeres a ir a la universidad).
Váyanse a casa, historietistas autobiográficos, Marston ya había codificado su vida en la forma de un comic muchos años antes que ustedes.
Por supuesto que una vez que su creador murió, Wonder Woman perdió gran parte de este trasfondo feminista para convertirse en una superheroína más, un análogo de Superman, casi siempre escrita por hombres. Sin embargo, vale la pena recordar sus orígenes, tan diferentes en ideología a la de otros héroes, y siempre presentes en potencia, listos para ser actualizados en este nuevo y combativo contexto.
(Este artículo no podría haber sido escrito sin la ayuda de Mariano Brangeri).
[1] Otra declaración maravillosa de Marston: “Los próximos 100 años verán el inicio de un matriarcado americano – una nación de Amazonas en el sentido psicológico más que físico. En 500 años habrá una batalla sexual seria. Y en 1000 años las mujeres definitivamente gobernarán este país”.