En las últimas semanas se ha popularizado la lucha de las organizaciones activistas en acciones directas sobre famosos cuadros ubicados en diferentes museos. En el día de hoy trascendió que el grupo Just Stop Oil atentó contra la pintura célebre de Johannes Vermeer, La joven de la perla, en la galería Mauritshuis de La Haya.
En esta ocasión, los activistas utilizaron pegamento y un producto rojo que tiraron sobre la pintura y se presentaron con las remeras que identifican su organización. Los militantes explicaron que su mensaje buscaba provocar el horror de las personas de ver algo bello arruinado, como una manera de concientizar sobre el daño a la tierra. Luego de su acción política fueron arrestados.
Esta semana, integrantes del grupo Last Generation también llevaron a cabo una acción similar al arrojar puré de papas sobre un cuadro de Claude Monet en el Museo Barberini (Alemania). Sobre su mensaje explicaron: “Si se necesita una pintura, con #MashedPotatoes (puré de papas) o #TomatoSoup (sopa de tomate) lanzada para que la sociedad recuerde que el curso de los combustibles fósiles nos está matando a todos: ¡entonces te daremos #MashedPotatoes (puré de papas) en una pintura!”.
Recientemente, otros miembros de Just Stop Oil fueron captados por las cámaras al tirar sopa de tomate sobre “Los girasoles” de Vincent Van Gogh y el hecho cobró una gran relevancia, aunque siempre se aclaró públicamente que los cuadros no fueron dañados. Las acciones de los diferentes grupos han tenido repercusión en redes y medios de comunicación, espacios en los que también se abrió el debate sobre la radicalización de las acciones, sobre todo cuando se atenta contra símbolos de la cultura y se desestabilizan espacios de la burguesía y la clase alta.
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