Agustin Panaggio recuerda la primera vez que se encontró con una pintura de Jean-Michel Basquiat. Esa sensación de libertad que transmitía la obra se imprimió en su mente y en su corazón. Desde entonces, la experimentación, el juego y las ganas de expresarse se volverían sus elementos predilectos a la hora de encarar la producción artística, un colorido rompecabezas donde el diseño y las artes visuales son piezas claves a la hora de construir una identidad.
Panaggio nació un 22 de marzo de 1987 en Balcarce, provincia de Buenos Aires. Mientras su padres trabajaban, se pasaba todas las tardes en lo de su abuela junto a su hermano. Armaban clubes de fútbol ficticios: inventaban reglamentos, ligas, medallas, campeonatos y diseñaban las camisetas e incluso a los jugadores. Este juego duró varios años y significó una experiencia lúdica que todavía recuerda a la hora de reflexionar sobre su carrera.
En 2004 se mudó a Mar del Plata, una ciudad que a lo largo de los años ha sido semillero de grandes artistas y diseñadores vinculados con la escena musical e influenciados por fenómenos como Trimarchi. En este contexto, comenzó a diseñar afiches para bandas junto a su amigo Nicolás Iñiguez. Todavía no era un trabajo pago, pero el entusiasmo y las ganas eran demasiado grandes. Este entrenamiento le sirvió para entender que lo suyo era expresarse mediante imágenes y la comunicación.
Hizo sus primeros pasos creando pósters para bares y eventos, hasta dar con su primer trabajo formal en una concesionaria de autos. Ahí realizaba los diseños de la señalética mientras buscaba espacios para desarrollarse como diseñador y artista. “Junto a mi amigo Tomás Calandroni fuimos a tomar clases al taller de Pablo Garat, donde el concepto de arte empezó a tener una presencia cada vez más grande en mi vida“, afirma Panaggio en conversación con Indie Hoy.
En Panaggio se puede ver una separación muy clara entre su trabajo como diseñador y aquello que considera su labor como artista: mientras que en el primero se dedica a buscar un método de trabajo y una manera de sistematizar la creación de imágenes, para el arte considera que la libertad y el azar son herramientas claves para concebir sus obras.
Sus pinturas remiten al universo ochentoso de Basquiat o Keith Haring, con el plus de una pincelada espesa a causa de los acrílicos y la incorporación de palabras que remiten al universo del graffiti. “Mi propuesta artística es siempre una muestra de la experimentación sobre las cosas y si bien hay piezas únicas y originales, no busco que sean juzgadas bajo las ideas de lo bello y lo feo, me interesa transmitir el desarrollo de un concepto creativo basado en múltiples técnicas y materiales”, cuenta. En vez de utilizar tela, Panaggio elige al cartón como soporte predilecto. Su objetivo es siempre trabajar con materiales accesibles y hacer del arte una práctica menos solemne y más cercana con nuestro presente.
A la hora de hablar de su trabajo como diseñador, es importante mencionar a Sardina DG, su gran proyecto personal que dirige junto a su hermano Matías Panaggio y María Luz Aguilá: un estudio de arte y diseño que busca unir la funcionalidad de la imagen gráfica con la expresividad propia de las artes visuales. Con esta premisa realizó diverso pósters para El Último Medano, Zoot, Nosotros los Consumidores, Dillom y Ron Damon, entre otras bandas y eventos en Mar del Plata y el resto del país.
También fue uno de los fundadores de la revista Bananas y Algo Más, cuyo primer número salió a la luz en febrero de 2016 y contó con siete ediciones. Este proyecto mezclaba el humor, la ilustración y las ganas de trabajar con sus amigos y crear en comunidad. Otra alianza importante fue la que tuvo con el ilustrador Santiago Moscardi. Fascinado por su trabajo, Panaggio le propuso realizar afiches en conjunto y durante unos años crearon pósters de bandas y otros proyectos relacionados con la música.
A la hora de trabajar, a Panaggio le gusta dibujar con lápiz y rara vez arranca un diseño a partir de herramientas digitales. Óleos, acuarelas y acrílicos dan cuenta de un trabajo artesanal propio de la escena marplatense: una geografía donde conviven la gráfica, el arte naif, las historietas, la ciencia ficción, las pegatinas, las escuelas de diseño y la música. Las creaciones del artistas parecen un vómito visceral: paisajes cotidianos cargados de humor y escenas con un guiño a mundos surrealistas. “A raíz de que fui trabajando en el diseño, empecé a encontrar autores que realmente marcaron la corriente de mi proyecto: Joan Costa, Norberto Chaves, Paul Rand, Alan Fletcher, Pentagram y el Estudio Chermayeff & Geismar y Milton Glaser”, comenta el artista.
En su mundo, Agustín Panaggio fusionan las artes plásticas y el diseño, esas hermanas que la historia quiso separar y que en la actualidad buscan reconciliarse. Sus imágenes no se miran, se transitan y, como las olas de Mar del Plata, que de lejos parecen dóciles y de cerca pueden atraparte, todo el tiempo buscan hacer sentir con los ojos al espectador.