Joan Miró fue uno de los artistas plásticos más insignes del siglo XX, exponente del surrealismo. En la mayoría de sus obras, el catalán plasmaba con precisión el subconsciente infantil y algunas costumbres propias de su tierra natal.
Es por ello que Ignacio Vasallo, ex director general de Promoción del Turismo de España durante la primera presidencia de Felipe González, decidió con ayuda de su amigo Pere Serra que el nuevo logo con el que se promocionaría al país en el exterior iba a ser diseñado por Miró. La idea era representar a la nación ibérica como un paraguas que contenía mucha diversidad cultural, un sitio luminoso y acogedor, que pudiese identificar a la campaña de “España todo bajo el sol”.
Por entonces, el artífice en cuestión se encontraba enfermo en cama, así que no podría entregarles un diseño original. En cambio, dio permiso para que se realizara un collage con obras suyas y autorizó para ello a su marchante Francesc Farreras, director de la galería Maeght de Barcelona.
Según relata Vasallo en una columna que escribió para Tourinews, en 1983, él mismo y sus colaboradores se reunieron con el pintor en su casa. En esa reunión, el funcionario le comentó a Joan que iban a pagarle diez millones de pesetas (sesenta mil euros). Si en embargo, Miró se negó a cobrar ni un centavo: “Para el Rey y el Govern tot gratis”, sentenció el maestro. En ese sentido, Ignacio remarcó que el artista siempre había sido demasiado modesto y humilde:
“Miró, pequeño de estatura, tenía toda su fuerza en unos ojos azules que parecían ver el infinito. Siempre fue una persona modesta en su forma de vida, lo opuesto a Dalí o Picasso”.
Fue de ese particular modo que nació uno de los logos más recordados de la historia del turismo español de la mano de uno de los más grandes ilustradores a pocos meses de su muerte.