Dicen que dibujar es una forma de invocar sensaciones y plasmarlas en el papel, un ritual ancestral que se mantiene a lo largo de la historia. También se dice que las infancias son las más sensibles a dicha tradición: su libertad para hacer lo que quieran sobre la hoja es la manera en que se perpetúa la magia del dibujo. Así se puede entender al trabajo de Silvio Toloza, mejor conocido como Silvio Dibuja, un ilustrador que parece hacer de su práctica artística un eterno juego donde conviven el humor, la nostalgia, la cultura pop y la música.
Silvio nació un 3 de noviembre de 1992 en Florencio Varela. Durante su infancia le gustaba dibujar a los Power Rangers, jugar a los videojuegos o simplemente ver a sus hermanos tomar control de la consola Sega mientras esperaba pacientemente su turno. A los 8 años quedó fascinado con los personajes del Mortal Kombat y Sonic, no paraba de dibujarlos y les inventaba historias a modo de una historieta personal. A los 10, juntaba a todos sus amigos y se ponían a dibujar inspirados en las cartas de Yu-Gi-Oh! y las revistas de Pokémon. Así empezaba un camino por el dibujo que poco a poco ocupaba un lugar más grande en su cabeza y en su corazón.
Cuando terminó el secundario se puso a estudiar Diseño Gráfico en la FADU. “Nunca estudié dibujo porque siempre lo tomé como un juego o como hobby, fue recién en la facultad cuando me di cuenta que podía ser algo más serio o de lo que se puede trabajar“, comenta en conversación con Indie Hoy. Siempre le gustó usar Photoshop: cuando era chico y le compraron su primera computadora se pasaba horas usando los programas de diseño. En la pandemia se compró algunos cursos de ilustración, sketching y diseño de personajes que contribuyeron a orientar su estilo. El resto lo fue aprendiendo gracias a videos de YouTube.
Al principio, Silvio se consideraba inseguro con respecto a su arte. Sus amigos siempre fueron los que lo empujaban para mostrar lo que hacía. Durante mucho tiempo usaba acuarelas y sus creaciones terminaban tiradas o dobladas en algún rincón de su casa. Cuando se compró la tableta gráfica y dominó mejor la técnica, se abrió una cuenta de Instagram donde posteaba sus dibujos, pero era más para tenerlos agrupados en una plataforma. “Fue re lindo ver que a la gente le gustaba o se interesaba en lo que hacía. Y fue una locura cuando me empezaron a pedir dibujos para flyers, tapas o esas cosas, porque era algo que siempre me había gustado hacer pero nunca pensé que podía llegar a ser algo que me dé trabajo, por todas las inseguridades que tenía sobre lo que hacía”.
Las ilustraciones de Silvio son sencillas, con trazos simples y coloridos. Tienen la misión de divertir y llamar la atención, como si fueran un consumo liviano pero no por esto menos importante: su frescura radica en la sencillez que transmite desde su superficies y los toques de humor que emanan las situaciones representadas. Como una droga inofensiva, sus obras reclaman la atención y la risa del espectador. “Me gusta dibujar las cosas cotidianas que le interesan o divierten a la gente, por eso me copa tanto dibujar memes que estén de moda -cuenta-. También dibujo frases de canciones que tengo en la cabeza o dibujo artistas que admiro“. Por eso le interesa representar personajes u objetos con pocos detalles pero que aun así sean reconocibles. Su estilo minimalista tiene mucho que ver con la expresión “menos es más”.
Su proceso artístico funciona como una enorme búsqueda previa al dibujo: le interesa investigar y conseguir la mayor información visual posible sobre aquello que va a dibujar. Para esto usa mucho Pinterest y se arma su propio tablero de imágenes que coincidan con el estilo de lo que busca representar. Desde ahí, arranca a bocetar en un cuaderno o cualquier cosa que tenga a mano y después lo pasa a la computadora. “Soy demasiado indeciso -admite-, así que tardo mucho tiempo eligiendo la paleta de colores que voy a utilizar, hago varias pruebas de color y elijo la que siento que funciona mejor. A veces no termino de decidir y me quedo con dos opciones, o le consulto a mi pareja cuál le parece que queda mejor y voy por ese lado”.
Los referentes de Silvio son los dibujos de los años 90 y también la música: muchas veces alguna canción o algún verso le dispara una idea que sí o sí necesita dibujarla. Los cómics y las películas de ciencia ficción son otro estímulo importante en su trabajo. En la actualidad está cautivado con el animé y el manga: le fascinan el extremo detalle que plantea el dibujo japonés, sus colores y los manejos de luces y sombras.
Además de memes o momentos claves de la cultura pop, Silvio es conocido por la ilustración de diversas figuras de la música argentina: Dante Spinetta, Pity Álvarez, Fito Páez, Emilia Mernes, entre muchos otros. A todos los retrata en el marco de algún momento icónico o gracioso, siempre en búsqueda de una complicidad con el espectador. “En general los dibujos de Gustavo Cerati o Charly García son los que más me gustan, son mis principales ídolos. Además son dos genios y tienen tanta magia que es difícil hacer un dibujo o ilustración sobre ellos y que quede mal”.
Sus dibujos se pueden leer como pequeños fragmentos de una historieta que narra, de manera delirante y absurda, la historia visual de la cultura en Argentina, pero también hay lugar para momentos y figuras internacionales, como Bad Bunny, alguna escena de The Office, Pedro Pascal, Merlina y representaciones de videos graciosos que circulan en Internet.
“Creo que el arte sirve como un respiro, una manera de despejarse, o pensar las cosas de otra manera, más en estos tiempos difíciles que estamos viviendo -afirma Silvio-. Por eso trato de subir contenido relacionado con memes o videos graciosos, principalmente porque me hacen reír a mí, pero también porque la gente que lo ve se recontra copa y le divierte mucho”. Pero no siempre fue así: al principio los dibujos que subía a Instagram eran mucho más serios e incluso oscuros. Había una búsqueda de prolijidad, simetría y perfección en la composición que luego fue abandonada. El camino de la diversión no era ese. Fue entonces que empezó a priorizar texturas de manchas, pinceles que emulaban lápices o crayones y así generar un efecto más descontracturado.
Silvio deja que el humor se imponga sobre la realidad, aunque sin la necesidad de una hipótesis o una opinión marcada. Su obra es un gran despliegue sobre los diversos fenómenos que suceden en la cultura de Internet y los medios de comunicación: desde una pelea en un programa de televisión hasta una imagen icónica del triunfo de Argentina en el mundial pasado. Todo es importante y es cercano, sensible al espectador. Desde la antigüedad se concibe al humor como una herramienta de persuasión, una forma fugaz para despertar en las personas las ganas de conocer el mundo y conocerse a sí mismos. Parece que Silvio Toloza entendió esto a la perfección y lo demuestra con cada posteo.