Me acuerdo cuando conocí a Suki, también conocida como Paula o Sukermercado. Dibujaba un mural en un pasaje de Flores, con el pelo violeta ceniza y las mangas remangadas. Era una mujer, una especie de heroína sobre su nave espacial, lista para luchar.
A lo largo del tiempo, Suki con su lápiz claramente influenciado por su amor por el animé y su manera de observar el mundo, comenzó a publicar su producción. En Facebook se hizo viral, participó en varios artículos publicados por revistas feministas como Chocha y mensualmente publica una tira en el diario AdanBuenosAyres.
También publicó sus propios libros de historietas, como por ejemplo La ciencia de arruinarlo todo en cinco minutos uno y dos. También dibujó en vivo mientras sonaban innumerables bandas como Ricarda Cometa, Los nenas, Rey Hindú, entre otros.
Nos tomamos unos mates en la famosa terraza de la Paternal, mientras un gato nos pasa entre las piernas y ella me dibuja haciéndome un poco burla por el tamaño exagerado de mis anteojos.
¿Como empezó esta necesidad de dibujar las cosas que te suceden diariamente, de retratar a un amor, un viaje, una injusticia?
Dibujar como medio expresivo fue clave para mí desde que tengo memoria. No recuerdo un momento de mi vida en el que no me apasione dibujar. Pero cuando era chica no me gustaba dibujarme. A los nueve años creé un personaje al que le puse SUKI, eventualmente empecé a firmar con ese nombre y a proyectarme ahí. Cuando llegué a la adolescencia me dije: “Si quiero decir algo, tengo que dar la cara”, y me empecé a dibujar a mí misma viviendo todo lo que necesitaba contar. Hoy esa necesidad me pasa por otros lugares y ya no hago tantas tiras explícitas sobre mí. Aunque unx siempre está hablando de sí mismx, actualmente me divierto más expresándome con otros personajes. Total, todxs ellxs son parte de mí.
¿Cómo armás una historieta, paso por paso?
Siempre tengo ideas dando vueltas, temas que quiero tocar, estéticas que quiero trabajar. Por lo general tengo un motivo para preparar una historieta, y con esa excusa agarro algo de todo eso que está ahí en mi cabeza. Diseño personajes, dibujo algunas ideas y me planteo cuánto quiero que dure. También pienso desde antes en qué formato lo quiero y con qué materiales hacerlo. Ahí paso al guión. Una vez que lo tengo listo, preparo un storyboard para componer páginas, los cuales muy seguido me sirven como lápices para la historieta. Después entinto, pongo color, y corrijo digitalmente para que cierre prolijo.
¿Crees que en el medio de un mundo que va rapidísimo, tal vez una imagen con poco diálogo puede tener más impacto que un libro o que el artículo que la acompaña? ¿Por qué?
Depende del consumidor, el medio, y lo que estés diciendo. En ese sentido siento que es todo muy subjetivo. A veces podés estar mostrando una tira con diálogo muy chocante y sin embargo solo cumple un efecto efímero de reflexión. Siento que eso nos pasa mucho con el mundo de las redes y de mirar gilada en el celu: Nos quedamos re flashados por algo re crudo que vimos en un video, y a los dos clicks estamos mirando un compilado de gente a la que se le cae el iPhone y putea. Por eso creo que depende del grado reflexivo de quien recibe el contenido, si no te interesa reflexionar sobre lo que acabás de ver, no lo vas a hacer.
¿Influencias fundamentales para ser la dibujante que sos hoy dia?
Desde nena soy fan de las chicas que luchan. Gracias a Cardcaptor Sakura, Sailor Moon y Mulán mi cabeza se construyó sabiendo que las chicas podíamos ser heroínas e ir a rescatar a chicos en apuros. Mafalda, Tintín y Asterix también me fascinaban e influyeron en mí desde un lugar distinto. Creo que no estoy 100% casada con la estética ponja gracias a esas obras. También Masaaki Yuasa, el animador, me voló la cabeza en cierto punto de la adolesencia e hizo que me anime a pensar la animación y el dibujo desde posibilidades mucho más deformes y hermosas. Igual hoy en día soy medio una esponja, me di cuenta de que me falta mucho por conocer y aprender, por lo que estoy abierta a casi todo. Ahora quiero leer superhéroes, por ejemplo. La música siempre fué un enorme factor también. Siempre que escucho música, las imágenes vienen solas a mi cabeza. ¡Armo videoclips imaginarios casi todos los días!
¿Cómo es la experiencia de dibujar en vivo mientras una banda toca?
Adrenalina. Casi siempre estoy un poco nerviosa. Soy muy ansiosa y me dan terror los problemas técnicos que puedo llegar a tener. Pero más allá de eso, una vez que arranco a dibujar es entrega total a lo que surja. Improviso 100% lo que dibujo. Antes trataba de generar una imagen cerrada por canción, pero cada vez me entrego más a manchar y crear formas que muten, se conecten y se transformen constantemente; narrar desde ahí es más divertido y explosivo. Es una de las cosas que más me gusta hacer, el proceso es muy diferente a dibujar una historieta o una ilustración, es puro vómito inconsciente.
¿Sobre qué te divierte más dibujar?
Siempre me gustó dibujar erotismo, sensualidad. Ahora estoy abriéndome a dibujar nuevos cuerpos, disidencia, toda la exploración de género y sexualidad me rompe la cabeza. Me encanta pelotudear con las herramientas del shoujo (florcitas, brilitos) y diseñar personajes de pandillas con cara de malxs. Pero en realidad la lista no se termina nunca, algo genial para mí es estar poniéndome desafíos todo el tiempo. Cuando me doy cuenta de que estoy en mi zona de confort me planteo cosas nuevas para encontrarles la magia. Todo es lindo de dibujar… aguante dibujar.