Tan simple, tan complejo, tan propio y sabe a banana. No, bueno, pero es lo que le faltaría. Estoy tan contento con el nuevo single de Un día perfecto para el pez banana que me hace sentir ganas de escribir para contarlo.
Mi exceso de felicidad se debe a que por fin, después de tanto tiempo de escuchar música y de descargar lo último en materia de rock, me encuentro con el adelanto de un disco cordobés que me regala un tema y que a mi modo de ver, podría encajar como lego con la corriente más adelantada de la escena mundial. Y no digo con esto que otra bandas del ambiente local no lo hagan, sino que ésta se acopla justo al momento en el que se encuentra el rock hoy, y busca innovar lo innovador.
“México” suena a algo así como una canción pop muy familiarizada por todos, pero creada en otro lugar, un lugar ajeno a ese tipo de canciones. Acá.
Es un montón de composiciones simples que se van variando y se juntan para crear una complejidad. Todos los instrumentos apuestan a hacer ritmos y una dulce voz juega con ella misma, contando de como un día fue hacia las tierras aztecas.
La canción viaja por los géneros y de momento entra en un celestial dreampop, de libro, perfecto y muy propio. Que en cierto modo es lo mágico de los bananas, ese sentido de pertenencia, de localía que generan sus canciones a pesar de estar haciendo el tipo de música que suena por allá en norte. Nada que envidiarle a Beach House. Como si esto fuera poco, y después de retornar a su lado indie y pop, “México” decide terminar estos cinco minutos de música en un solo de guitarra, que hace de perfecta analogía con la idea de la banda. Las cuerdas graves como personaje principal de un monologo que rebalsa de personalidad y en un par de notas te acompaña hasta que te soltás de la canción que probablemente volverá a empezar.
Formación actual – foto por Federico Kenis.