Se llama obra póstuma cuando una pieza artística llega al mundo luego de la muerte de su creador. Así como gran parte de los manuscritos literarios del escritor Franz Kafka fueron publicados después de muerto, o como el reconocimiento post mortem que se le dieron a las pinturas de Van Gogh, en el cine existen algunos casos en los que sus directores no llegaron a ver en la pantalla gigante la película que estuvieron filmando durante la última etapa de sus vidas. Es el caso de algunos cineastas clásicos como Orson Welles, quien volvió a estar en boca de todos cuando Netflix estrenó The Other Side of the Wind (2019), o el de otros nombres menos conocidos como Hu Bo, un joven director con un destino desdichado.
Las películas póstumas tienen la particularidad de quedar impregnadas con un aura especial, con cierta melancolía y a la vez un poco de oscuridad. Esta lista incluye películas y directores de épocas y países diferentes, con estéticas y temas dispares. Quizás no hay nada que los ponga en relación en vida, pero sí tras su muerte.
Eyes Wide Shut
1999 – Dir: Stanley Kubrick
Kubrick finalizó su trayectoria con una película acerca de un desamor que pone en jaque todas las seguridades de un matrimonio superficialmente perfecto. Como protagonistas eligió a Tom Cruise y Nicole Kidman, que en aquel momento era la pareja de Hollywood que ocupaba las tapas de todas las revistas de espectáculos. Kubrick necesitaba esta unión estelar para opacar su brillo con miserias. Más de una década separa Ojos bien cerrados de su antecesora, Full Metal Jacket (1987). Stanley Kubrick se tomó su tiempo para socavar en la intimidad, los celos, los miedos y las curiosidades y hacer un retrato agudo del desmoronamiento psicológico. Ojos bien cerrados tiene una densidad y un misterio que se vuelve más atrapante a medida que el personaje de Cruise se adentra en su paranoia, en una odisea hipnótica con relevaciones eróticas y perturbadoras. Kubrick murió la noche del 7 de marzo de 1999 de un infarto mientras dormía junto a su esposa Christiane. Tres meses después se estrenó la película, luego de que el director Sydney Pollack hiciera los últimos retoques en el montaje del film. Un tiempo después, Kidman y Cruise se divorciaron en la vida real, y no faltaron los que culparon a la huella insoportable que dejó esta auténtica obra maestra.
Da xiang xi di er zuo
2018 – Dir: Hu Bo
El cine de Hu Bo quedará por siempre presente como una extraña reliquia. Su primera y última película, Un elefante sentado y quieto, es un solemne canto desesperanzador a la soledad. Narra un día entero en la vida de cuatro personajes en paralelo que quieren escapar de sus realidades, cada uno con sus problemas mientras caminan por la niebla hundidos en sus reflexiones existencialistas. Hay algo que los une, su destino: todos quieren llegar a la estación de tren para viajar a una ciudad donde hay un circo con un elefante que se sienta y observa el mundo sin problemas. Hu Bo era cineasta y escritor, y esta película es una adaptación de uno de sus cuentos, narrada con un peso sustancial que intenta representar a través de largos planos secuencia (fiel alumno de Béla Tarr) los sentimientos agobiantes de sus personajes. Es un lento recorrido por las calles grises que nos hunde en lo más profundo de los distintos duelos que los atormentan. Es una película de cuatro horas de duración y no puede verse en cualquier momento, requiere cierto espacio y sentimiento. Hu Bo se suicidó con una soga en su cuello cuando terminó la postproducción luego de tener varias disputas con los productores que querían reducir la película a la mitad de tiempo.
Querelle
1982 – Dir: Rainer W. Fassbinder
Fassbinder era una locomotora sin frenos. Cuando murió a los 36 años había hecho más de 42 películas y una serie televisiva. Su adicción a la cocaína lo condujo a una sobredosis durante la producción de su última película, dejando un legado frívolo y contundente en el cine alemán de la postguerra. En su obra póstuma, tenemos la historia de un marinero que podría ser el deseo de muchos hombres como también el infierno de otros, en una ciudad portuaria donde reinan los burdeles. Es una película que muestra otro lado barroco de Fassbinder, donde todo es exacerbado y sobrecargado: los clichés, la iluminación, la escenografía, los monólogos, todo le sirve para generar un marco de ensueño y entablar las relaciones de poder entre sus personajes que desmantelan los prejuicios de la época. Con una impronta muy teatral, Querelle es una película provocativa e intensa pero que encuentra la belleza incluso en la violencia. Su atmósfera pictórica nos adentra en la fantasía de este relato de seducción, traición y muerte. Querelle es el crepúsculo de Fassbinder, el cielo naranja furioso que resplandece antes de oscurecerse para siempre.
Salò o le 120 giornate di Sodoma
1975 – Dir: Pier Paolo Pasolini
Luego de haber hecho la llamada “triogía de la vida”, el cineasta italiano Pier Paolo Pasolini era celebrado mundialmente. Pero lejos de sentirse satisfecho, contraatacó con su película más subversiva, Saló o los 120 días de Sodoma. En esta libre adaptación de la novela del Marqués de Sade, Pasolini traspasa la historia a la Italia fascista de 1944, la época en la que el cineasta creció. Unos personajes de la alta aristocracia someten a un grupo de jóvenes esclavos a una serie de juegos perversos para satisfacer sus más retorcidas fantasías sexuales. Al igual que todas las obras de Pasolini, Saló tiene una lectura política de la lucha de poderes y una denuncia satírica de la sociedad. El resultado es una de las películas más perturbadoras de la historia, en la que se vuelve un reto resistir sus imágenes, los abusos más abominables y el placer que genera a quienes lo martirizan. Pasolini fue torturado, asesinado a golpes y atropellado varias veces con su propio auto, su cuerpo quedó tirado en la playa de Ostia, a 30 km de la capital. Carabineros detuvo a quien el cineasta diría “acattone” conduciendo a toda velocidad mientras escapaba en su Alfa Romeo. Saló se estrenó en el Festival de Cine de París el 23 de noviembre de 1975, tres semanas después de su muerte.
Trudno byt bogom
2013 – Dir: Aleksey German
Qué difícil es ser un dios es otra joya contemporánea que merece destacarse. Una película de ciencia ficción en la que un grupo de científicos viaja a un planeta llamado Ankar, pero a diferencia del futurismo que nos retrotrae de inmediato el género, el destino es un lugar estancado en la Edad Media. El líder del grupo es tratado como un dios todo poderoso y aborrece a todo individuo que se le cruza en su camino desatando toda su misantropía. La película tiene una forma muy particular de contar los sucesos, largos planos secuencia con el sello del maestro coterráneo Andrei Tarkosvki. Después de todo, la película es una adaptación de la novela de los hermanos Strugatskiy, los mismos escritores de Stalker (1979). Pero hay una presencia espeluznante en la cámara que no pasa desapercibida en los personajes que clavan sus miradas como si fuesen zombis. Los encuadres están repletos de cosas que se interponen entre la acción principal, como si la cámara fuera un sujeto más y los personajes la perciben y hasta la estorban. Qué difícil es ser un dios tiene la apariencia de una pesadilla que transcurre muy lentamente y nos hace sentir lo grotesco de lo inhumano. Esta película ocupó gran parte de la vida de Aleksey German y finalizarla fue su último suspiro.
The Other Side of the Wind
2018 – Dir: Orson Welles
Al otro lado del viento es que es una película que Orson Welles estrenó setenta años después de su muerte y sirve como la despedida de uno de los directores más emblemáticos de la historia del cine. Que se haya estrenado tanto tiempo después tiene su magia y a la vez cierta oscuridad. La historia tiene como protagonista a un director que desea proyectar su nueva película y Welles desmantela todo el circo absurdo que gira alrededor de su producción. Es una película que trata el cine dentro del cine. Va por la misma corriente del magnate derribado de Citizen Kane, solo que en vez del dueño de un periódico se trata de un cineasta a punto de hacer su obra cumbre. A la vez tiene mucho de F for Fake (1973), ya que su arma primordial es la de acentuar todo el tiempo el artificio del arte. Cuenta con un montaje frenético, mucha velocidad y una paleta de colores que pasa del blanco y negro a experimentos psicodélicos. También es una obra que dialoga con la historia del cine, con planos que remitirán directamente a su otra película The Lady from Shangai (1947). Fue protagonizada por el director John Huston y se puede relacionar con 8 ½ (1963) de Federico Fellini tras ese delirio que conlleva la realización de una película.
California Dreamin’
2007 – Dir: Cristian Nemescu
El cine rumano tuvo su apogeo en la primer década del nuevo milenio, con una nueva corriente de directores y películas con una fuerte conciencia política por un pasado cercano que está siempre latente en sus historias. Se trata de cine con una fuerte carga simbólica que cuestiona representando situaciones que conjugan el absurdo con lo dramático. Nombres como Cristi Puiu, Corneliu Porumboiu, o Cristian Mungiu, son referencias de esta nueva ola con una trayectoria consolidada. No contó con la misma suerte Cristian Nemescu, quien falleció a los 27 años en un accidente de tránsito en 2006 y dejó un único largometraje llamado California Dreamin’ que se estrenó al año siguiente. El film muestra un tren con soldados estadounidenses que queda frenado en una pequeña comunidad de Rumania y por cuestiones burocráticas no se le permite el paso. La estadía de los soldados altera las emociones de los habitantes en los diferentes ámbitos, en el colegio se les habla de Estados Unidos y en las ventanas las chicas suspiran por la masculinidad de los soldados. Pero hay algo más allá que el disfraz de hombre rudo, y los habitantes de la Rumania sumergida en el comunismo dictatorial anhelan el “sueño americano” como una metáfora de escape hacia la tierra de las oportunidades.
Tabu: A Story of the South Seas
1931 – Dir: F.W. Murnau
Estrenar una película no fue lo más extraordinario que le sucedió al célebre director alemán F. W. Murnau después de su muerte, ya que hace tan solo unos pocos años su tumba en el cementerio fue profanada y robaron su cabeza. Murnau fue uno de los exponentes del expresionismo alemán con obras como Nosferatu (1922), La última carcajada (1924) y Fausto (1926). Luego le siguió su etapa estadounidense con Amanecer (1927) y sus revolucionarios movimientos de cámara. Su película póstuma se centra en la historia de amor de dos amantes que se enfrentan a los tabúes y ritos de su comunidad. Con una historia sencilla, Tabu va detrás de un cine poético con una composición de imágenes que irradian belleza y un ritmo de montaje fascinante. El guion de este proyecto fue trabajado en compañía del gran documentalista Flaherty (Nanook, el esquimal) y a pesar de que estaba pensado para que lo dirigieran juntos, Murnau terminó llevándolo a cabo solo. Tabu obtuvo el premio Oscar a Mejor Fotografía.
24 Frames
2017 – Dir: Abbas Kiarostami
El cineasta iraní Abbas Kiarostami nos dejó como última película una obra experimental que reflexiona, como su título lo indica, sobre 24 fotogramas, incluyendo fotografías, videos y pinturas, en las que interacciona con animaciones y distintos efectos digitales. Es un tipo de cine más cercano al ensayo y ejercicio poético en la que a partir de la observación florece una forma narrativa que le permite al director redactar con imágenes una especie de testamento audiovisual con fragmentos de belleza para eternizar en la memoria cinematográfica antes de partir. Kiarostami fue el director de películas que marcaron el cine iraní desde sus inicios con películas como ¿Dónde está la casa de mi amigo? (1987) y Primer plano (1990), a otras cintas exitosas como A través de los olivos (1994) y El sabor de las cerezas (1997). Kiarostami se expandió a otros países y dirigió Copia certificada (2010) en Francia con Juliette Binoche, y su última ficción Like Someone in Love (2012) realizada en Japón. Murió en París el 4 de julio de 2016 de un derrame cerebral, y 24 cuadros se estrenó casi un año después de su deceso.
Don Quijote
1992 – Dir: Orson Welles
La maldición del Don Quijote viene arrastrándose desde que Welles intentó, mucho antes que Terry Gilliam, llevar a cabo su versión del clásico de Cervantes en distintos momentos de un periodo que abarcó los años cincuenta y ochenta, pero fue estrenada de manera inacabada en 1992, no solo por la muerte de su director y de su actor principal, sino porque Welles tuvo, al igual que Gilliam, montones de inconvenientes a la hora de filmar. El proyecto de Don Quijote de La Mancha es considerado un proyecto con mala suerte para el cine. El director laureado por Citizen Kane (1941) no fue para nada apoyado económicamente en este proyecto y tuvo que filmar otras películas para poder realizar esta. La película que se puede ver es un montaje que se hizo con las indicaciones de Welles. En la vertiginosidad de su narración también se pueden encontrar varios planos que faltaron filmar, pero eso le da una aspecto muy interesante dentro de la obra de su director.
L’effet aquatique
2016 – Dir: Sólveig Anspach
Este fue el último largometraje de la directora franco-islandesa Solveig Anspach, fallecida el 7 de agosto de 2015 por cáncer de mama. Anspach fue una directora con una sensibilidad brillante, con películas comprometidas como su documental Made in The USA (2001) y ficciones como Queen of Montreuil (2012) y Lulu femme nue (2013). L’effet aquatique es una película sencilla y amable que se centra en el romance de un hombre que hace todo por llamar la atención de una profesora de natación. Empieza a tomar clases con ella y la sigue hasta una conferencia internacional donde queda sumergido en una farsa que le traerá problemas. Es una película de amor pero que roza lo obsesivo con unos personajes trillados y aburridos. Una comedia minimalista con mucha agua de por medio, tanta que su narración tiene unas lagunas inmensas que le quitan interés al film.
Lágrimas negras
1999 – Dir: Ricardo Franco y Fernando Bauluz
Lágrimas negras en una película española dirigida por Ricardo Franco y Fernando Bauluz. Franco murió antes de terminar el rodaje, y era el único de la dupla con experiencia cinematográfica, con algunas películas destacables en su trayectoria como La buena estrella (1997). En cambio Bauluz finalizó la película y abandonó prácticamente la dirección. Se trata de un drama romántico que cuenta la historia de un hombre en búsqueda de una mujer que lo atacó, y la obsesión incontrolable que lo llevará a conocer los desequilibrios psicológicos de Isabel, la mujer que le hará abrir los ojos con su comportamiento desgarrador.