Pablo Trapero es uno de los directores fundamentales del cine argentino. Su carrera comenzó a fines de los años 90 y, con sus primeras películas, logró captar la atención del público gracias a su sensibilidad para abordar pequeñas pero potentes historias, su crudo realismo y su capacidad para representar la multiplicidad del sujeto argentino. A continuación, las 3 mejores películas de Pablo Trapero.
3. El clan (2015)
El director logró abrirse paso desde el cine independiente hasta llegar a jugar en las grandes ligas. El clan es una de sus mejores películas dentro de su etapa de grandes producciones. Protagonizada por Guillermo Francella, el film está basado en hechos reales y cuenta la historia del Clan Puccio, una familia cuyo patriarca se dedica al secuestro extorsivo. A través de un thriller psicológico, el director aborda los perfiles de cada personaje en una película que fue enviada para participar en los premios Oscar, contó con la producción de los hermanos Almodóvar y se convirtió en una de las más taquilleras del cine argentino.
2. Leonera (2008)
De las múltiples colaboraciones entre Pablo Trapero y Martina Gusmán, esta es la más destacada. La actriz interpreta a una mujer privada de su libertad que ingresa embarazada y lucha por criar a su hijo tras las rejas. Dentro de la tradición del cine de la marginalidad, el director construye un relato crudo, pero no sensacionalista, que visibiliza la situación de muchas presas, especialmente aquellas más vulneradas que comparten el encierro con sus hijos o atraviesan la gestación en prisión. El film formó parte de la Competencia Oficial del Festival de Cannes y representa la primera etapa de producción de Trapero, marcada por un cine más ligado a las narrativas independientes y de denuncia social.
1. El bonaerense (2002)
Uno de los primeros y más interesantes films de Trapero. Esta película cuenta la historia de un joven acusado de robo que es enviado a formar parte de la policía bonaerense. Desde el realismo, el film construye un relato crudo sobre las fuerzas de seguridad y la transformación de un personaje que transita entre el crimen, el destierro, la ética y la soledad. Como la mayoría de las películas surgidas en el marco del Nuevo Cine Argentino, esta obra posee una fuerte impronta nacional, además de abordar los márgenes, la construcción del poder a través de la portación de un arma y la ocultación del delito. Sin tapujos, la cámara de Trapero se infiltra en la lógica policial para exponer todas las aristas del sistema.