Este 2024 se celebran los 25 años de una de las obras más enormes de Pedro Almodóvar: Todo sobre mi madre. Esta cinta marca un momento bisagra en su carrera, siendo que el director ya había ingresado a Hollywood unos años atrás gracias a Mujeres al borde de un ataque de nervios. Con este film, encara una faceta de producción más mainstream e incluso más conservadora en su trama y personajes.
Almodóvar siempre fue concebido como un gran irreverente del cine español. Hijo directo del Destape y la Movida Madrileña, se construyó como un verdadero rebelde que subvirtió reglas cinematográficas, estéticas y morales. De todos modos, fueron los 80 y una parte de los 90 los que lo vieron en su etapa más provocadora.
Llegado 1999, el director se despachó con esta obra que dio cuenta de una gran madurez y de la construcción de un relato ya no desde la efervescencia y el delirio sino desde la reflexión y la más dura sensibilidad. Estos aspectos también están presentes en películas como La flor de mi secreto y Matador, con la diferencia que estas tienen el sello telenovelesco que tanto ha fascinado al manchego.
Todo sobre mi madre propone un tono más serio, lo que tiene total sentido cuando sabemos que estamos ante la historia de una mujer que perdió a su hijo. Las relaciones entre madres e hijos surcan toda la filmografía de Almodóvar. De hecho, será en Dolor y gloria en la que lo expondrá con mayor profundidad y rigor autobiográfico, y luego en Madres paralelas con sello histórico.
En Todo sobre mi madre estamos frente a la historia de Manuela (Cecilia Roth en uno de los papeles más icónicos de su carrera), una mujer que pierde a su hijo en un accidente cuando este quiere pedir un autógrafo a la actriz de teatro Huma Rojo. El duelo parece imposible y Manuela comienza a vincularse con Huma, con el teatro y específicamente la obra Un tranvía llamado deseo. Además, un grupo ecléctico de mujeres se convertirán en su nuevo mundo.
Todo sobre mi madre es una película tan elegante como desgarradora, con momentos inolvidables como el monólogo de la Agrado (Antonia San Juan), la transexual que habla sobre la importancia de mantenerse auténtica mientras cuenta las múltiples cirugías que lleva en su cuerpo; o aquel encuentro de Manuela con el padre de su hijo, quien también es transexual.
Además, este film es un festival de chicas Almodóvar: además de Roth, Marisa Paredes se encarga del imponente papel de Huma y Penélope Cruz interpreta a esta monja desvalida que está enferma de sida y que Manuela recibirá casi como una hija.
Las mujeres son una pieza medular del cine de Almodóvar, pero el desarrollo de los personajes femeninos ha ido mutando a través de los años.
Mientras las chicas Almodóvar del comienzo eran desfachatadas y siempre signadas por la histeria y el sufrimiento, a partir de La flor de mi secreto (1995) comienzan a complejizarse para llegar a Todo sobre mi madre, película que definitivamente inaugura la etapa más solemne de Almodóvar.
La película que cumple 25 años no envejeció ni un poco, porque demuestra la extrema sensibilidad de Almodóvar para contar historias que no le pertenecen, además de hacer un racconto de sus referencias cinematográficas clásicas -específicamente Eva al desnudo (1951)-, del teatro y de la complejidad de las relaciones humanas.
Incluso en su etapa más dramática, más solemne y seria, Almodóvar logra conservar el desparpajo. Su mundo se compone de personajes marginales y de colores que se debaten entre la potencia, la tristeza, el erotismo y la vanidad.