Black Is King, el nuevo álbum visual de Beyoncé, demuestra que la artista norteamericana compite con una sola persona: ella misma. Se trata de una obra que supera a su anterior álbum visual, Lemonade (2016), y nos muestra una nueva faceta de este género audiovisual. Si Lemonade era un trabajo personal, con la infidelidad como detonante y con personajes cuyas historias se desarrollaban a través de los capítulos, Black Is King no es un proyecto para ella, sino que es un regalo para otros: una oda a la cultura afro.
Estrenada el 31 de julio a través de la plataforma de streaming Disney+, Black Is King está basado en el álbum The Lion King: The Gift que acompaña la adaptación live-action de 2019 de El rey león. Este nuevo proyecto se nos presenta como un “retelling” contemporáneo de la historia de Simba. Sin embargo, al hacerlo, Beyoncé recorre las culturas de los pueblos de África -su espiritualidad, moda y música- en un intento de reconectar a las personas negras de todo el mundo con sus orígenes y para celebrar su identidad.
Black Is King es una obra que integra poesía, música, impresionantes paisajes y lujosos vestuarios de forma armoniosa. Beyoncé es la narradora que guía esta historia, pero también está acompañada por fragmentos de la película de 2019 que ayudan a comprender en qué punto del relato nos encontramos.
La película comienza con la escena de un bautismo, que hace referencia a los ancestros y la historia que los afrodescendientes han perdido debido al colonialismo y la esclavitud. Acompañada con la canción “Bigger”, Beyoncé nos da la clave que persigue toda esta película. La letra dice “Sos parte de algo más grande / Más grande que vos, más grande que nosotros / Más grande que la imagen que nos enmarcaron para ver”. De esta manera, la artista se corre del centro -a veces hasta desaparece por completo- para demostrar que las verdaderas protagonistas de esta historia son las comunidades negras de todo el mundo. A lo largo del film, vemos que Beyoncé deja lugar para que otros artistas menos reconocidos puedan brillar, como Burna Boy, Tekno, y Tiwa Savage, entre otros.
A partir de esta escena inicial, comenzamos a ver el viaje de Simba desde su iniciación hasta su consagración como rey. El protagonista atraviesa varias trabas en su camino, como la traición de su tío Scar, la muerte de su padre y su exilio, que producen que el protagonista se pierda a sí mismo. En “Find Your Way Back”, Beyoncé le recuerda a Simba sus raíces e incursiona profundamente en la cultura del Oeste de África al inspirarse en la Cosmogonía de los Dogones, quienes tenían creencias arraigadas en la astronomía, la naturaleza y el universo. La diva representa todo esto a través de su vestuario lujoso y psicodélico, que hace alusión a distintos astros y ubica a la mujer como creadora del universo.
También tenemos el encuentro de Simba con Timón y Pumba, cuya amistad encuentra su punto más álgido en “Mood 4 Eva”. Esta secuencia es un show visual de colores y coreografías que nos muestran a la cantante junto a su esposo, Jay-Z, en una vida llena de lujos y sin preocupaciones, al estilo “Hakuna Matata”.
Sin embargo, el protagonista escapa de su realidad al abandonarse en esta vida sin preocupaciones y, más tarde, sus asuntos sin resolver vuelven para espantarlo. De esta forma, aparece uno de los pasajes más poderosos de la película: “Vivir sin reflejo por tanto tiempo puede hacerte preguntarte si realmente existís”. No hace falta aclarar que esta frase traspasa la historia de Simba, aludiendo a todo lo que se les ha quitado a las comunidades negras a causa de la opresión y el racismo.
Black Is King también hace un quiebre del relato para resaltar el papel de la mujer dentro de la cultura africana. La obra homenajea a las figuras femeninas negras con sus diferentes formas y tamaños. “Brown Skin Girl”, la canción en la que también participa la hija de la artista, Blue Ivy, se vuelve un himno del amor propio y del empoderamiento femenino, donde ubica a mujeres negras en espacios tradicionalmente blancos. Este segmento, que se consagra como una de las secuencias más conmovedoras, cuenta con cameos de Naomi Campbell, Lupita Nyong’o y su ex compañera de banda, Kelly Rowland.
En esta canción, la cantante aprovecha para reclamarle a Disney la falta de representación de mujeres negras en sus películas. En una escena vemos una habitación que se asimila al salón de baile de la Cenicienta e incluso Beyoncé toma el papel de Rapunzel al mostrarse a lo alto de una escalera con su interminable cabellera cayendo.
Atendiendo a la historia tradicional, Simba termina encontrando su propio poder interior y se enfrenta a su tío Scar para luchar por su reino. En “My Power” vemos esta lucha espiritual entre el bien y el mal, acompañada de una vibrante coreografía.
Black Is King, que Beyoncé dedicó a su hijo Sir Carter, busca empoderar a todos los ”reyes y reinas” negras de alrededor del mundo en pos de una unidad de la comunidad. En un contexto en el que el movimiento Black Lives Matter tiene más poder que nunca, el film es una muestra de esperanza y de orgullo en sus más profundas raíces. Si bien se lo criticó por retratar a África como un “destino espiritual” y obviar las problemáticas del continente -como los conflictos armados, las dictaduras y la falta de recursos-, triunfa al enviar un mensaje de unidad y resaltar la belleza de la comunidad negra que ha sido históricamente oprimida.